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Las 7 Decisiones Más Importantes de un Fotógrafo Antes de Disparar una Foto [y Cómo Superarlas]

La fotografía es un continuo ejercicio de toma de decisiones. Desde que imaginamos una toma mentalmente hasta que la dejamos plasmada en el sensor de nuestra cámara réflex nuestro cerebro tiene que tomar una serie de decisiones las cuales influyen, todas, en la foto resultado final. Si me apuras estas decisiones son mucho más importantes incluso que el precio que nos haya costado la cámara o las posibilidades técnicas que ésta ofrezca.

En el artículo de hoy me gustaría enumerarte 7 de estas decisiones «clave» que tendrás que tomar antes de disparar una foto, y que condicionarán tus resultados fotográficos irreversiblemente (especialmente el último punto como verás).

Las 7 decisiones más importantes de un fotógrafo antes de disparar una foto

1- Disparo en RAW o en JPG

Aunque los entendidos del tema recomiendan obviamente disparar SIEMPRE en RAW, tengo que decir que esto es una decisión que tiene que tomar cada cual en función de la foto que vaya a disparar. El modo RAW presenta unas magníficas ventajas, eso nadie lo discute, pero también es muy trabajoso, requiere de un minucioso y largo trabajo de posprocesado y por lo tanto no todas las fotos son buenas candidatas para este formato. A veces conviene disparar en JPG dado lo ligero y práctico de este formato. La decisión la tienes que tomar tú en función de cada situación. (Más sobre disparar en RAW aquí).

2- Enfoque Manual o Automático

Objetivos/Lentes para tu cámara réflex
Enfoque Manual o Automático

Enfocar manual o automáticamente es otra decisión importante que no hay que subestimar. Dependiendo del contexto, del tipo de fotografía que queramos conseguir, así como de la naturaleza del sujeto, nos interesará una opción u otra.
El enfoque automático es recomendable para situaciones en que no contemos con mucho tiempo y para sujetos estáticos (o a lo sumo con movimientos ligeros y más o menos previsibles). El enfoque manual, en cambio, es ideal para contextos en los que la cámara no pueda enfocar automáticamente por sí sola: por ejemplo para un retrato en la calle en medio de mucha gente a la cámara le puede costar adivinar «quién» de todos es nuestro sujeto al que hay que enfocar; también si intentamos fotografiar a través del cristal de una ventana lo más probable es que el enfoque automático se confunda y nos enfoque el cristal de la ventana en vez de la escena exterior.
Total, conviene conocer de antemano qué situaciones requieren el enfoque manual y cuáles funcionan mejor con el automático. Este conocimiento no lo encuentras en los libros sino que lo consigues trasteando con tu cámara y aprendiendo sus reacciones con el tiempo.

3- Con o sin Flash

Flash de Agfa, antiguo
Utiliza el Flash siempre con cuidado

El uso del flash condiciona el éxito de una foto. Hay fotos en las que es necesario disparar con flash y otras que precisamente el flash es lo que las puede estropear. En esto eres tú el que tiene que sopesar, medir, valorar y decidir si necesitas disparar con flash o sin él. Es algo muy personal. En mi caso tengo una regla que me suele funcionar muy bien, y que puede sorprenderte al principio: El flash lo uso principalmente para mis fotos de día, de noche casi nunca lo uso. 😛
La cosa es así: si disparas el flash de tu cámara de noche lo más probable es que obtengas una foto fea, con luz muy agresiva sobre el sujeto (a veces llegando el sujeto a parecer sudadísimo, le enseñas la foto y el pobre piensa «¡Qué horror! ¿Cómo puedo ser tan feo?»). Para eso lo mejor es utilizar alguna fuente de iluminación más estable, algo que se pueda regular (acercar, alejar), un foco por ejemplo puede estar bien. Disponer de un objetivo con una gran apertura en este caso nos facilitaría la vida también 🙂 (¿Conoces el Rey de los Objetivos por cierto?)
En cambio, de día, me gusta disparar con flash especialmente en fotografía de retrato, pues la luz del flash me sirve de «relleno» y me permite obtener unos retratos más iluminados.

Al final en cada situación hay unas reglas diferentes que rigen y de lo que se trata es de que, antes de disparar, tomes la decisión más acertada: «¿Disparo con o sin flash?»
(Más sobre el uso de los flashes aquí, y si necesitas hacerte con un buen flash léete esto).

4- Con o sin Estabilizador de Imagen

Estabilizador VR de Nikon
Estabilizador VR de Nikon

Tengo un artículo entero dedicado al tema del estabilizador de imagen así que no me voy a extender mucho (puedes leer más sobre el tema del Estabilizar de Imagen aquí). En resumen te tienes que quedar con lo siguiente: el estabilizador de imagen sólo es necesario en determinadas situaciones, que son aquellas en las que la foto corre mayor riesgo de salirnos «movida». Esto es más probable de suceder si por ejemplo disparamos con una distancia focal relativamente larga (más de 70mm) o cuando no hay suficiente luz. Si no te encuentras en ninguna de estas situaciones te recomiendo que desactives el Estabilizador de Imagen porque seguramente no te hará falta.

5- Con o sin Trípode

Trípode
Trípode

Como es evidente, una foto hecha con trípode siempre será un poco más estable y algo más nítida que la misma foto hecha sin él. Pero ocurre que el trípode también es un «tostón», tienes que cargar por ahí con él, a veces pesa un montón, estorba, incluso hay gente que ha llegado a cancelar toda una excursión fotográfica por no tener que ir con un trípode encima 🙂
Hay que racionalizar el asunto un poco: hay contextos en los que utilizar el trípode es algo complementario y totalmente prescindible, y otros en los que disparar sin él garantizaría el fracaso de nuestra foto.
Por norma general necesitas disparar con trípode en las siguientes situaciones:

6- Disparo Único o en Ráfaga

Puede parecerte una tontería pero, a veces, el disparo en ráfaga puede marcar la diferencia entre una foto lograda y una fracasada. Ya sabes, es uno de esos detalles nimios de los que depende el éxito de una buena foto.
Disparar en ráfaga tiene muchas ventajas: te permite obtener varias tomas casi a la vez y así poder decidir con cuál quedarte. A lo mejor no necesitas disparar en ráfaga siempre pero, puestos a elegir ¿por qué no tener varias tomas de cada disparo y así poder escoger la mejor?
Yo lo uso sobre todo en situaciones de falta de luz o cuando uso largas distancias focales, pues cuando «presiento» que la foto corre el riesgo de salir movida lo activo, así me aseguro de que teniendo varias tomas podré escoger tranquilamente la que resulte menos movida de todas 🙂
También me resulta especialmente útil a la hora de hacer fotografía de grupos. No sé tú pero a mí las fotos de grupo siempre se me resisten: cuanta más gente haya en el encuadre más posibilidades hay de que alguno salga con los ojos cerrados o bostezando. Así que tiro en ráfaga y solucionado. En un sólo disparo largo obtengo 7 ó 10 fotos entre las que siempre puedo encontrar alguna decente.

7- Madrugar o no Madrugar

Madrugar o no Madrugar..
Madrugar o no Madrugar..

Conseguir dar con esa foto con la que tanto sueñas implica a veces tener que tomar decisiones tan difíciles como la de: «Son las 5 de la madrugada y fuera hace un frío inhumano, tengo la mochila y el trípode preparados y todo dispuesto para salir a contemplar el amanecer y a retratarlo con mi cámara ¿qué hago? ¿Salgo a perseguir esa foto que tanto deseé, o me quedo aquí disfrutando de la suavidad de la manta y del irremplazable calor de mi cama?».

Si decides no madrugar, decisión por cierto muy válida y respetable, no te puedes luego quejar de por qué no eres capaz de tomar una foto chula del amanecer 🙂 Entiéndeme, quien dice amanecer dice estrellas, luna, paisajes, cataratas, ríos, carreteras, o cualquier momento o lugar que no esté a tu alcance fotográfico diario. Los primeros días tras la compra de tu cámara réflex te podrás entretener haciéndole fotos a los amigos, a la abuela, al perro, o a una fuente de agua en el parque de al lado, pero pasado el efecto «novedad» te empezarás a dar cuenta de que, para imitar el trabajo de los grandes fotógrafos a los que admiras tendrás que empezar a moverte, a visitar lugares nuevos, a disparar fotos en horas intempestivas. En definitiva, tienes que tomarte algunas molestias. Son gajes del oficio, forman parte del juego y de la pasión de ser fotógrafo.
¿Hasta dónde estás dispuesto a «molestarte» para conseguir esa foto?

Piénsalo