Objetivo
Antti-Jussi Kovalainen, notnyt, Tom, Tom, Tom y Derrick Austinson bajo licencia Creative Commons.

Cámara y Objetivos: Por Separado Mejor

El destino inevitable de todo objetivo es acoplarse a una cámara y ser feliz a su lado, trayendo al mundo miles de historias fotográficas. Ya sé que me ha quedado una analogía algo cursi y demasiado «anatómica» 😉 pero lo cierto es que un objetivo no va a ningún lado sin su cámara y viceversa. De su «combinación» depende el futuro de la fotografía.

Siendo así las cosas, ¿por qué los han creado separados? Si un fotógrafo es incapaz de tomar una fotografía con la cámara réflex sin objetivo, por qué no se fabrican este tipo de cámaras directamente con el objetivo enganchado, ya de serie. Así no nos tendríamos que molestar en tener que escoger uno ¿verdad?

Si alguna vez te ha tocado comprar un objetivo para tu cámara, te has puesto a investigar opciones y te has sentido abrumado por la cantidad de objetivos y alternativas que hay, y has acabado maldiciendo a este iluminado inventor que un día se le ocurrió inventar cámaras y objetivos por separado, tranquilo, estás apunto de descubrir el porqué de esta lógica y cómo gracias a ella puedes conseguir impresionantes fotografías, prácticamente «prohibidas» para quien no posea una cámara con objetivo intercambiable como la tuya.

Te aviso, el de hoy es un artículo extenso, así que ponte cómodo, hazte con tu bebida favorita y disfruta de la lectura.

Primero, ¿seguro que te gusta la fotografía, verdad?

Una pregunta tonta pero vamos a confirmarlo por si acaso. Si estás leyendo estas líneas en un blog de fotografía, eso es que te encanta tomar fotos ¿verdad? Y no, no he dicho que te guste «contemplar» fotos tomadas por otros, ni que seas un mecenas y te dediques a adquirir obras fotográficas hechas por otros fotógrafos. No, no. Digo que TE ENCANTA hacer y producir, tú mismo, fotografía. Te gusta traer fotos al mundo. Ser tú el artista. Te gusta echarle el guante a una cámara, perderte en la calle con ella, volver a casa, ir al ordenador y empezar a descubrir esas pequeñas joyas de arte que hayas podido «cazar»: ese retrato de aquel gangster regordete fumándose un puro mientras caminaba apresurado…

El gangster del puro
El gangster del puro

la infinita espera del abuelo y su nieto de un autobus que tardaba más de lo normal…

Una larga espera
Una larga espera

o la chica de la cafetería a la que robaste ese retrato mientras disimulabas con el móvil como quien no quiere la cosa 😉

Mientras te hacías el distraído
Mientras te hacías el distraído

Te pregunto esto porque, si nada de esto te gusta, pero aun así quieres poder tomar fotos en un momento dado, ya sea para poder documentar eventos, o por tu trabajo, o por cualquier otro motivo, oye, no tienes que comprarte una cámara réflex. En el mercado hay cientos de cámaras mucho más simples, compactas, con las que puedes conseguir fotografías «correctas», nada artístico ni del otro mundo pero para lo que buscas te vale. Tienes cámaras Evil, Bridge, o una compacta de las de toda la vida. No necesitas meterte en una réflex de objetivos intercambiables.

En el caso de que sí disfrutes tomando fotos, si te apasiona poder inminscuirte entre las personas, objetivos y lugares y salir con un buen puñado de fotografías que emocionan y que cuentan historias, fotografías que van más allá de la fotografía en sí, fotografías que calan y trastocan, que cambian conciencias, dibujan sonrisas y suscitan lágrimas, fotografías que conmueven, si eso es lo tuyo necesitas indudablemente una réflex de objetivo intercambiable. Te cuento por qué.

Las cámaras se van, los objetivos duran

De los objetivos que te vienen incorporados con la cámara en el kit nos olvidamos ¿vale? Esos suelen ser muy básicos, son los más baratos y los que menos le cuestan al distribuidor. Te los incluyen yo diría casi «regalados» por no venderte una cámara con un agujero grande, casi casi por estética de producto más que otra cosa. El verdadero juego tiene lugar a otro nivel, en el momento en que te vas a la tienda (u online) y te haces con un objetivo «especializado». Cuando sales de la tienda con un buen objetivo debajo del brazo, puedes tener la certeza de que ese objetivo te va a durar, si tú quieres, toda la vida. Con el cuerpo de la cámara esto no sería cierto ni de lejos. Pocas cosas he visto en la vida que cambien más rápido que las cámaras réflex. Da igual lo minucioso que seas a la hora de escoger una, por muy «avanzada» y «de última generación» que la compres, al año, máximo 2, el fabricante lanzará otra al mercado, mucho más avanzada, y a lo mejor hasta le llegan a bajar el precio con el tiempo. Tranquilo, eso es una batalla perdida, no puedes hacer mucho para remediarlo excepto mentalizarte, intentar ser feliz con tu cámara y seguir adelante.

Esta frustración, sin embargo, jamás te pasará con un objetivo bueno. La tecnología de los objetivos cambia demasiado poco, y cuando lo hace es en cosas más «complementarias». Por ejemplo, ahora hacen objetivos que se llaman «silenciosos», que básicamente enfocan de manera automática silenciosamente, pero claro, eso sólo te impacta si utilizas tu cámara para grabar vídeo profesional. También hacen objetivos con estabilizadores y cosas así, pero nadie cambia un buen objetivo por este tipo de «añadidos». Un buen objetivo lo hacen los materiales de los que está hecho, los cristales que contiene, su construcción. Una vez inviertes en un gran objetivo, ahí lo tienes, te valdrá para esa cámara, y para todas las que el fabricante saque en un futuro. A menos que decidas en un momento dado cambiar de cámara y pasarte, pongamos, de Canon a Pentax, en cuyo caso lo más probable es que los objetivos Canon no te valgan de entrada para la Pentax (a veces hay adaptadores que puedes usar pero para el caso pongamos que no), y a menos que la propia marca decida hacer un cambio radical en el sistema con que se montan sus objetivos, cosa que sucede muuuuuuuy rara vez o nunca, salvo en estas dos excepciones, tu lente te valdrá para siempre, con esta cámara de ahora, la que compres de aquí un par de años y probablemente la que tengas dentro de 15 años. Las cámaras se van, los objetivos duran.

Las cámaras se devalúan, los objetivos no

Como decía en la sección anterior, las cámaras con el tiempo valen menos. En su momento compré la Nikon D60 por unos 750 Euros y de hecho me daba por afortunado pensando que había dado con una ganga, y en efecto lo era. Pero enseguida este modelo fue reemplazado en el mercado por la Nikon D3000, que a su vez fue reemplazada por la Nikon D3100, la cual pasado un año o dos fue sustituida por la Nikon D3200. ¿Me sigues verdad? Cada año o dos, Nikon reemplazaba ese modelo con otro, mejorado, más potente, con mejor tecnología y más funciones. Bien. Si ahora mismo, en el momento en que escribo estas líneas, la Nikon D3400 está costando en Amazon alrededor de 380 euros, ¿por cuánto crees que podría vender mi Nikon D60 de segunda mano? (es un ejemplo, de ese primer amor no me separa nadie). A lo mejor me sale más rentable atesorarla más y acabar vendiéndola dentro de unos 20 ó 30 años a algún museo de antigüedades o algo así, porque ahora mismo no creo que nadie quiera pagar por ella más de 150 euros. Dije que pagué por ella 750 Euros. No sé si me entiendes 🙂

Vuelvo a decir lo mismo: tranquilidad, que no cunda el pánico, esto es perfectamente normal y le pasa a todas las cámaras y a todos los modelos sin excepción. Las cámaras se devalúan. No hay más. En cambio, un buen objetivo nunca pierde su valor económico, o al menos no tan radicalmente como es el caso de las cámaras. Un buen objetivo como el 50mm f/1.4 siempre valdrá lo mismo. De hecho, si lo quieres comprar de segunda mano es raro que lo encuentres por un precio mucho más barato que nuevo de tienda, a menos que el vendedor esté muy desesperado o que el objetivo esté muy dañado y tenga golpes y cosas así. (Bueno, he vuelto a poner otro ejemplo desacertado porque los que poseemos el 50mm f/1.4 normalmente no lo vendemos, jamás).

Ya me entiendes, la idea es que un objetivo bueno normalmente te vale casi lo mismo nuevo que de segunda mano.

f12Es más, hay objetivos que con el tiempo han pasado a valer más, y no por ser precisamente un objeto de antigüedad sino porque a lo mejor se dejan de fabricar y ya su valor sube debido a su escasez. Aquí tienes un ejemplo, el escaso y difícil de conseguir 50mm f/1.2 . Sí señor, repito, f/1.2. Un objetivo que es la mar de nítido, con una mecánica interior y una óptica difícil de conseguir en muchos objetivos, por no hablar de la inmensa cantidad de luz que permite captar. Su precio ahora mismo, de segunda mano, es muy elevado (no tengo el dato exacto pero lo vi anunciado en más de una ocasión) precisamente por lo difícil que resulta conseguirlo, a pesar de ser un objetivo de enfoque únicamente «manual».

¿Quééééééé, tengo que enfocar con la mano???? ¡Joooooo!

Sí, con la mano, a la antigua usanza, y aun así, cuesta 700 dólares nuevo. ¿Cómo te quedas?  Y se lo están rifando ;).

Es sólo un ejemplo, pero la idea es que, una vez que das con un buen objetivo, lo puedes comprar con la tranquilidad de saber que su valor, si en momento dado lo quisieras vender, no se va a devaluar demasiado (mientras lo cuides y lo mimes eso sí).

Donde haya un objetivo especializado, que se quite todo lo demás

Parte de por qué no me gustan las cámaras compactas y de objetivo no intercambiable es que tienes que trabajar todas las fotografías con el mismo objetivo. Da igual que quieras tomar un retrato de día, un paisaje nocturno, fotografiar un insecto, un río, los pétalos de una rosa, o una carrera de motos, te tendrás que conformar con la misma óptica.

La fotografía réflex, y la posibilidad de ir cambiando de objetivo, te permiten adecuar la óptica de tu cámara réflex al momento, luz, distancia, perspectiva y fotografía que quieras tomar. La variedad de objetivos permite que estos sean «especializados» cada uno en un tipo de fotografía concreta. Esto es una gran noticia para el fotógrafo que quiere fotografiar un retrato en una situación de poca luz y sin embargo conseguir un resultado muy iluminado…

Retrato con un objetivo 50mm f/1.4
Retrato con un objetivo 50mm f/1.4

o para el aventurero que quiere captar una montaña en toda su grandeza pero que no puede retroceder físicamente hacia atrás mucho más porque tiene un obstáculo que se lo impide.

Gran angular
Gran angular

Por suerte hay en el mercado un objetivo «adecuado», especializado para cada una de estas dos situaciones de ejemplo que te acabo de mencionar. El fotógrafo de cada una de estas dos situaciones podría ser la misma persona, y podría utilizar la misma cámara réflex, simplemente cambiando el objetivo podría disfrutar de ingentes cantidades de nitidez y luz con un 50mm f/1.4 para captar ese retrato que tenía poca luz, o contener todo el tamaño de la montaña con un objetivo gran angular de amplia distancia focal sin necesidad de echarse hacia atrás. Esta flexibilidad sólo es posible gracias al hecho de poder intercambiar objetivos. Con una cámara de un único objetivo ninguna de estas dos fotos hubiera sido posible.

Nuevo objetivo, nueva ilusión

Si te dedicas a la fotografía como hobby, seguro que habrás tenido momentos de cierta «inactividad creativa», momentos en los que no se te ocurrían más cosas que fotografiar, te sentías poco inspirado, no sabías a dónde dirigir la cámara ni qué fotografiar. No tenías nada que transmitir. Bueno espera, lo que no tenías era un buen objetivo. Lo he vivido yo personalmente y a casi todo el mundo que conozco con una cámara réflex les ha pasado: en el momento en que accedes a un nuevo objetivo, uno diferente, con una distancia focal muy pequeña por ejemplo, o con  una apertura muy generosa, un ojo de pez, un gran angular, un macro, me da igual, en cuanto te ponen uno al alcance, una pequeña chispa se enciende en tu interior. Te cambia la vida (fotográficamente hablando) por completo. Descubres un nuevo tipo de fotografía, totalmente nuevo. Se te abren nuevas puertas, nuevas posibilidades. Empiezas a ver desfilar delante de tus ojos un montón de «grandes fotografías» que jamás se te hubieran ocurrido antes. Cada nuevo objetivo te aporta un importante chute de creatividad que con un objetivo genérico no tendrías jamás.

¿Ves los beneficios de poder intercambiar los objetivos de tu cámara réflex? En el próximo artículo te desvelaré mi selección favorita de objetivos «especializados». No tienes que tenerlos todos pero quiero que al menos tengas uno o ahorres para hacerte con uno. Trabajar todo el tiempo con el mismo objetivo de kit de tu cámara, el 18-55mm o 18-105mm que viene de serie con ella no tiene nada que ver con la fotografía que puedes conseguir utilizando alguno de los objetivos que te voy a presentar en el próximo artículo.

Por ahora, quiero que hagas lo siguiente:

  1. Cuéntame, en los comentarios abajo, qué objetivos tienes y si tienes alguno favorito.
  2. Si te ha gustado este artículo dale un «Me gusta» en Facebook, Twitter o Google+ por favor. No sabes cuánto me ayuda eso.
  3. Acuérdate de volver la semana que viene para consultar mi listado de objetivos especializados. No te lo querrás perder 😉

Gracias por leer esto. Eres grande 😉