apertura de objetivos
Distintos objetivos con distintas aperturas

Domina Estos Tres Ingredientes y Serás un Mago de la Luz (Fotográficamente Hablando)

La fotografía es luz. Como fotógrafo, con tu cámara réflex entre manos, tienes 3 factores con los que puedes jugar para obtener mayor o menor cantidad de luz en tu fotografía (para profundizar en la iluminación en fotografía, no te pierdas esta completísima guía). En el artículo anterior Alexa nos explicó qué eran los pasos en fotografía, vimos que podíamos aumentar y disminuir la luz jugando con la apertura, velocidad de obturación y sensibilidad ISO. Pero, si cualquiera de estos 3 factores permite subir o bajar la luz, ¿cuál hay que tocar en cada situación?

Aunque apertura, velocidad de obturación e ISO, los 3 permiten subir y bajar la luz, no lo hacen de la misma forma, no ofrecen el mismo resultado, y cada uno de ellos conlleva ciertos «efectos secundarios» que conviene conocer. Por lo tanto, si necesitas aumentar o disminuir la cantidad de luz en una foto, dependiendo de la situación, sólo uno de estos 3 factores es el ideal.

¿Cómo puedes averiguar cuál de los 3 (velocidad, apertura, ISO) hay que tocar?

Te lo cuento a continuación. Éste va a ser un artículo muy detallado, con multitud de explicaciones y ejemplos, así que dale la lectura que se merece, con una buena taza de tu bebida favorita. Ponte cómodo, y al lío 😉

Repaso a cómo funcionan los controles manuales en fotografía réflex

La fotografía es cuestión de puro equilibrio. Necesitas conseguir la cantidad necesaria pero justa de luz. Captar poca luz repercutería en una foto muy oscura, subexpuesta. Por otro lado, pasarse con la luz conllevaría un resultado sobreexpuesto, demasiado iluminado, y tampoco queremos eso.

Para entender cuál de los ajustes conviene tocar según qué situación, conviene primero repasar los 3 elementos o controles que intervienen en la exposición.

Apertura (símbolo A o Av en cámaras réflex)

Es el diámetro de la apertura del objetivo, que es por donde pasa la luz. Cuanto más grande sea la apertura, más luz entra. Es como un grifo de agua, o una tubería, cuanto más grande y amplio sea el caudal, mayor cantidad de agua pasa. Cuanto más estrecho y pequeño, menor agua pasaría, y en fotografía menor luz entraría. Aquí te dejo un ejemplo de 3 objetivos. El de la izquierda tiene una apertura amplísima; el de la derecha, una apertura media, y el central la tiene extremadamente cerrada.

apertura de objetivos
Distintos objetivos con distintas aperturas

La apertura se expresa con el símbolo f/. Ojo, no te dejes engañar por el número, porque suele expresar un valor al revés. f/1.4 simboliza una apertura muy grande (una por la que pasaría mucha luz), en cambio f/16 representa una apertura muy pequeña (que apenas dejaría pasar luz).

En mi cámara veo la apertura aquí donde te lo señalo en la imagen. En la tuya debería ser un estilo más o menos.

Apertura de diafragma
Apertura de diafragma

Velocidad de obturación (símbolo S o Tv en cámaras réflex)

Esto es sencillamente la velocidad a la que la cámara capta la imagen. Si escogemos una velocidad muy rápida, obtendremos una fotografía con una cantidad de luz mínima. Si utilizamos una velocidad más lenta, nuestra foto tendrá más luz.
De nuevo, piensa en el grifo de agua. Obtienes menos agua en el vaso abriendo y cerrando el grifo de inmediato, que abriéndolo y cerrándolo ya pasados unos segundos. En fotografía es exactamente igual. El agua es la luz. Si la velocidad a la que se abre y se cierra el obturador es lenta, pasa mucha luz. Si esa velocidad es tan rápida que antes de que se haya terminado de abrir el obturador ya se está cerrando, pues apenas pasará luz 😉
La velocidad de obturación se expresa en segundos y fracciones de segundos. Una velocidad de obturación de 3 segundos se expresaría así sin más, con el número 3. Si la ponemos para medio segundo, lo veríamos en la cámara así 1/2. Una décima de segundo 1/10 y una fracción de 500 de segundo aparecería así 1/500.
Ejemplo, una foto disparada a una velocidad de obturación de 1/500 es mucho más rápida que una hecha a 1/100, así que la primera captará menos luz que la segunda.
¿Que nos quedamos cortos de luz con la de 1/100? Ralentizamos la velocidad de obturación aun más, y probamos con 1/50; 1/5, o incluso con 1 segundo, a ver qué ocurre. Y así hasta que consigamos la cantidad de luz suficiente.

Aquí puedes ver cómo lo pone en mi cámara. Tengo aquí configurada la velocidad de obturación a 1/500. Como podrás comprobar, mi cámara omite el 1/, y muestra sólo lo que viene después. En este caso me muestra 500 refiriéndose a 1/500.

Velocidad de obturación
Velocidad de obturación

ISO

Esto es la sensibilidad del sensor a la luz. Si tiramos la foto con un valor ISO muy alto, en igualdad de ajustes de apertura y velocidad de obturación la cámara captará mayor cantidad de luz. Un ISO más bajo (¿ISO es masculino o femenino? bueno, ahí lo dejo) daría como resultado una foto con menos luz. El ISO también se expresa con su correspondiente numerito, y suele ir de 100 en adelante. Un ISO de 100 se considera muy bajo. 1000 ya sería un valor relativamente alto.

Sensibilidad ISO
Sensibilidad ISO

A estas alturas ya sabes perfectamente para qué sirve la apertura, velocidad de obturación e ISO. Incluso sabes en qué dirección tienes que mover cada uno de estos ajustes para obtener más luz o menos.

Pero un momento. Si puedes controlar la cantidad de luz que capturas con tu cámara simplemente jugando con la velocidad de obturación, entonces ¿para qué molestarte en utilizar los otros dos ajustes? ¿ISO, apertura…? ¿Para qué? Simplemente controlando la velocidad de obturación deberías poder regular la cantidad de luz que necesites. Pones una velocidad de obturación lenta y punto. En vez de una velocidad de 1/800 por ejemplo, la bajas a 1/200 y listo ¿Que no es suficiente? La dejas aun más lenta, en 1/2. ¿Que necesitas más luz todavía? La disparas a una velocidad de 1 segundo, 2, o incluso de 10 minutos si te da la gana. Dios. ¿Te imaginas la cantidad de luz que tu cámara podría captar dejando el obturador abierto durante 10 minutos? Ya está, problema resuelto. ¿Quién quiere tocar una apertura o una sensibilidad ISO?

Si puedo controlar la luz con uno de los 3 ajustes que hemos visto, ¿para qué necesito los otros 2?

Cuando te he explicado rápidamente la velocidad de obturación, apertura e ISO atrás en este artículo, he omitido una parte muy importante en el funcionamiento de cada uno de ellos, y es la de los efectos secundarios. No te abalances sobre tu cámara a practicar estos ajustes sin conocer estos efectos secundarios por favor. Aquí van.

La velocidad de obturación te ofrece mayor o menos cantidad de luz, acompañada de un determinado efecto, que te puede interesar o no. Ahora lo veremos.
Con la apertura, pasa lo mismo. Cambiando sus valores puedes tener más luz, pero eso conlleva un determinado efecto que a su vez te puede venir bien o no.
Si crees que con la sensibilidad ISO pasa lo mismo, y que modificando sus valores para tener más o menos luz, acabaríamos teniendo algún efecto secundario, estás totalmente en lo cierto 🙂

Efectos secundarios asociados al uso de…

Una velocidad de obturación lenta

La velocidad de obturación, además del tema de la luz, influye en lo nítida y congelada, o borrosa y movida que la imagen resulta.

Como dijimos al principio, una velocidad lenta nos aportaría grandes cantidades de luz, cierto, pero también causaría una imagen bastante movida o borrosa. Si empleamos una velocidad de disparo lenta, y durante el disparo el sujeto se mueve (aunque sea ligeramente) o nosotros mismos nos movemos con la cámara, adiós fotografía. Queriendo subsanar el tema de la luz, podríamos acabar en un nuevo problema, que es el de la foto borrosa o movida.
¿En qué situación podríamos aumentar la luz ralentizando la velocidad de obturación a la par que estando seguros de que la foto no va a resultar movida? Simplemente asegurando estabilidad total tanto en el sujeto como en la cámara. Un sujeto de pie, o en una postura complicada, tendrá más probabilidades de vibrar o de moverse, mientras que si estuviera sentado, tumbado, o apoyado cómodamente en algo, le resultaría más fácil permanecer quieto durante el disparo.
Lo mismo para la cámara, si la dejamos encima de un buen trípode, bien estabilizada, lo normal es que no sufra mucho movimiento.

Velocidades de obturación lentas implican sujetos más movidos
Velocidades de obturación lentas implican sujetos más movidos

Ya lo sabes, utiliza la velocidad de obturación para aumentar la cantidad de luz en la foto únicamente cuando estés seguro de que sujeto y cámara permanecerán quietos durante el disparo. Si no cuentas con esa garantía, si no tienes forma de estabilizar la cámara, o si lo que pretendes fotografiar es precisamente un sujeto (u objeto) en pleno movimiento, te recomiendo que dejes la velocidad de obturación de lado por un momento e intentes aumentar la luz mediante otros métodos.

¿Cuáles? Nos quedan 2 todavía.

Una apertura muy grande

Apertura grande, recordemos, sería un valor f/ elevado.
Pongámonos en situación: tenemos delante un paisaje espectacular (como los que te explicamos cómo captar en nuestro libro de paisajes), que pide a gritos ser inmortalizado para la posterioridad. Sacas tu cámara de la mochila, encuadras, enfocas, y disparas. Ups, foto subexpuesta. Te fijas en los ajustes de la apertura y constatas que el valor es de f/11. «Hummmm… esto es una apertura muy pequeña, la puedo aumentar y así capto mucha más luz», piensas.
Un momento. Estás ante un paisaje y te interesa que la totalidad de la foto salga enfocada. No estás buscando resaltar la belleza de una amapola en particular, ni de un troco, no no, quieres retratar un espléndido paisaje panorámico, así que te interesa que todo salga enfocado.
Si aumentas la apertura (bajando el valor f/ en tu cámara a f/3.5 por ejemplo) caerás en un nuevo problema llamado profundidad de campo.
Tranquilo, que no te asuste el término. Tengo un artículo entero dedicado a explicar qué es la profundidad de campo, pero en resumidas palabras, es lo amplia o estrecha que será la zona enfocada. ¿Has visto alguna vez una foto en la que el objeto o sujeto sale ultraenfocado, mientras que las cosas que hay detrás de él, en el fondo, aparecen difuminadas y desenfocadas? Esas son fotos donde la profundidad de campo es muy pequeña. Ahí, intencionadamente, le hemos dicho a la cámara que enfoque una zona especialmente pequeña, la de la cara del sujeto o el objeto en cuestión. Ahí nos interesaba, pero aquí, delante de este grandioso paisaje, precisamente queremos una zona enfocada muy, muy amplia, así que necesitamos una profundidad de campo grande.

Gran profundidad de campo: Todos los elementos del paisaje enfocados
Gran profundidad de campo: Todos los elementos del paisaje enfocados

Volviendo a nuestro paisaje, si agrandamos la apertura (mediante la reducción del valor f/) conseguiremos también reducir la profundidad de campo. Corremos el riesgo de que la cámara enfoque sólo el césped de delante, y que aquellos árboles del fondo, montañas o nubes aparezcan todo desenfocado.

¿Más o menos me sigues?

En otras palabras, aumentar la apertura sí que nos aportará ingentes cantidades de luz, pero como efecto secundario nos reducirá la profundidad de campo. Si no nos interesa (como en esta ocasión), necesitamos buscar otra solución.

Una sensibilidad ISO elevada

La sensibilidad ISO es maravillosa ¿sabes? Aumentarla hace que tu cámara atrape más luz. Eso es genial. Además, no hace que la foto salga movida ni borrosa como sucede con la velocidad de obturación. Tampoco altera la profundidad de campo, así que puedes estar tranquilo, la zona enfocada por la cámara no se verá modificada, pongas este ajuste como lo pongas.
Sin embargo, la sensibilidad ISO no es PERFECTA. Algún inconveniente tenía que tener, y ése es el ruido.
Observa esta fotografía. Está llena de ruido, que es esta especie de granos que ocupan toda la imagen, especialmente las zonas oscuras. ¿Lo ves?

Ruido ISO, añadido de manera artificial para ilustrar la idea ;)
Ruido ISO, añadido de manera artificial para ilustrar la idea 😉

Este ruido es muy conocido, y es el resultado directo de utilizar una sensibilidad ISO especialmente alta. Tengo que decir que la sensibilidad ISO genera este problema del ruido en mayor o menor medida en función de la cámara de fotos. Si disparas a ISOs muy bajas, por ejemplo 100 ó 200, lo normal es que no tengas nada de ruido. Pero si tienes que subir este valor, empezarás a notar ruido en tu foto dependiendo de la cámara que uses. En algunas, las más antiguas, empezarás a ver ruido notable a partir de valores de ISO 600. En otras cámaras, más modernas o más sofisticadas, o simplemente más profesionales, puedes pisar el valor ISO 1200 tranquilamente y apenas notar ruido.

Como ves, cada uno de los 3 elementos (velocidad, apertura e ISO) conlleva algún efecto secundario que nos puede fastidiar en menor o mayor medida.
Esto no nos tiene que suponer ninguna limitación. Todo lo contrario, aporta una «riqueza» puesto que en función de la situación podremos aumentar la luz mediante la velocidad, la apertura, o con el ajuste ISO. Según nos convenga.

Cómo lo hago yo

Las primeras veces que tienes que afrontar situaciones de falta de luz, tienes que pensar un poco e ir experimentando hasta dar con los ajustes que más te interesan. Claro que eso puede suponer 5 minutos para salir con una foto decente (pero oye, nos encanta la fotografía ¿no?). Con el tiempo, vas interiorizando ciertas situaciones y ya de manera casi inconsciente sabes si tienes que modificar la apertura, la velocidad, o el valor ISO.

Aquí tienes mi método personal, por si te sirve de inspiración.

1) Velocidad de obturación: Cuando una foto me sale subexpuesta, la velocidad de disparo suele ser el primer punto que verifico. Si dispongo de trípode, o al menos una superficie estable encima de la cual puedo estabilizar la cámara, y si mi sujeto puede estar inmóvil, no te quepa duda de que jugaré con la velocidad de obturación todo lo que pueda para conseguir esa cantidad de luz que necesito.

2) Apertura: La apertura en mi caso está en segundo lugar. Si lo que busco es aumentar la luz, modifico la apertura sólo cuando la velocidad de obturación no me sirve (porque no disponga de trípode por ejemplo o porque se trate de una foto con mucho movimiento). El motivo de tener la apertura como segundo recurso y no como primero es porque, si bien obtener más luz aumentando la apertura es sencillo, pierdo enfoque. Si lo que busco es enfocar el sujeto únicamente y que todo lo demás esté desenfocado, no hay problema, pero si lo que quiero es tener un enfoque general y que todo salga nítido, la apertura me limita.

3) Sensibilidad ISO: Este es mi último recurso. Tengo la cámara configurada en ISO 100, un valor muy bajo (así tengo la menor cantidad de ruido posible). La dejo siempre así, y no la cambio, a menos que me falle todo. Si la velocidad de disparo no me sirve, ni tampoco la apertura, ahí puede que suba la sensibilidad ISO un pelín. Si consigo la foto con la cantidad de luz que necesito, me doy por satisfecho, incluso si la foto contiene ruido. Prefiero una foto correctamente expuesta aunque con algo de ruido antes que una foto sin ruido pero totalmente subexpuesta, oscura.
Por otro lado, en ordenador durante el posprocesado hay maneras de eliminar el ruido o al menos reducirlo sin alterar la calidad de la imagen lo más mínimo.

En conclusión, recurro a un ajuste u otro en función de la situación, del tipo de foto que quiera obtener, de la cantidad de elementos (principal y secundarios) que quiera tener enfocados, disponibilidad de trípode o no, etc.

Aquí lo dejamos por hoy. Espero que te haya resultado útil esta lectura. Practicar es la única forma de convertir esta lectura en algo útil. ¿Dónde has dejado la cámara?

Ah, y si te puedo pedir un favor, te agradecería infinitamente que compartieras este artículo en tu círculo de contactos en Facebook, Twitter o Google+.

Feliz fotografía, y ¡que la luz te acompañe! 😉