La falta de inspiración es uno de los peores enemigos de cualquier fotógrafo, porque suele ser el paso previo al abandono de la cámara en algún rincón. Es como el escritor que se estanca horas y horas ante una página en blanco, como el pintor atascado ante un lienzo en blanco o el escultor ante una masa informe a la que no sabe cómo darle forma. La frustración que nos origina la falta de inspiración a cualquiera al que le guste expresarse de forma más o menos artística, es un peligroso pez que se muerde la cola. La falta de inspiración nos lleva finalmente al abandono, y el abandono hace que la inspiración se estanque de forma indefinida. Porque aunque no te lo parezca, la inspiración se alimenta y si no le das algo de comer, muere de inanición 😉
Ahora bien, se dice rápido, es como cuando estás triste y te dicen que te alegres, como si no tuvieras ganas de estar alegre, ¿verdad? Sólo que a veces no es tan fácil como pronunciar unas palabras mágicas, a veces se requiere algo de acción para cambiar el momento presente. Con la inspiración ocurre lo mismo, hay que trabajarla, cuidarla, e ir a buscarla cuando decide ausentarse. Puede que estés en este frustrante momento, que lo hayas vivido, o que tengas la suerte de que (aún) no te haya tocado pasar por ello. Sea como fuere, te recomiendo que le eches un vistazo a las siguientes maneras de encontrar inspiración que voy a proponerte. Puede que algún día (u hoy mismo) puedas echar mano a alguna de ellas y te ayude a salir del terrible, improductivo, pozo sin musas que es la falta de inspiración 🙂
1. Visita exposiciones fotográficas
¿Te parece aburrido? ¿Crees que no inspira? Busca algún fotógrafo que te guste, o una temática que te fascine, haz un acontecimiento de ello, disfruta de la exposición, deja que la magia de las imágenes que estás viendo te cautive. Coge ideas, modifica, mejora, copia, abre bien la mente, respira hondo, y absorbe todo lo que puedas de las imágenes de ese alguien que, cuando las hizo, iba sobrado de inspiración. Créeme, funciona. Y cuanto más te sumerges, cuantas más exposiciones ves, más funciona. Es como leer y escribir, puedes aprender toda la gramática del mundo año tras año, pero como de verdad se aprende un idioma es cuando estás expuesto a él constantemente, cuando lo oyes, lo lees y lo escribes. Lo llaman inmersión lingüística. Yo lo aplico a la fotografía y lo llamo inmersión fotográfica 😉
2. Películas y/o documentales relacionados con la fotografía
Si te gusta la fotografía, me imagino que no debes andar muy lejos de su primo-hermano: el cine. Y suele haber pocas cosas que superen aunar dos hobbies en uno de forma tan cómoda: sofá, palomitas, e inspiración pura a través de tu televisor…
¿Que qué puede aportarte ver documentales de otros fotógrafos/as? Te diré lo que me aporta a mí. Me enseña a ver que mis referentes son humanos. Me enseña a ver que para llegar donde llegaron tuvieron que caerse unas cuantas veces y trabajar muy, muy duro. Me enseña ver cómo tuvieron que superar sus miedos, cómo lucharon (y luchan) contra la adversidad, e incluso contra la falta de inspiración 😉 Me enseña o me inspira ver cómo hablan de sí mismos, cómo piensan, cómo hablan de su obra. Y todo eso sin moverme del sofá 😉
Aquí te dejo una pequeña lista de documentales que pueden ayudarte a buscar algo de inspiración:
- La sal de la tierra (Sobre Sebastião Salgado)
- Finding Vivian Maier
- An American Journey: In Robert Frank’s Footsteps
- Frame by Frame
- The Bang Bang Club (o Fotógrafos de la muerte en su traducción)
- War Photographer (Sobre James Nachtwey)
- Guest of Cindy Sherman
3. Conferencias fotográficas
Otra forma de acercarse a la inspiración a través de las vivencias y experiencia de otros fotógrafos es apuntarte a alguna charla o conferencia. Allí no sólo escucharás pasivamente, si no que, en la mayoría de ellas, incluso podrás preguntar o charlar con el /la conferenciante y, al igual que en los documentales, te darás cuenta, aún más si cabe, de que ellos son tan humanos como tú o como yo, de que se sintieron tan perdidos en muchas ocasiones como lo puedes estar tú, y de que perseguir un sueño con pasión, finalmente compensa. Hace ya algún tiempo de la última conferencia a la que tuve la suerte de asistir, nada menos que a escuchar a una de mis fotógrafas contemporáneas favoritas: Cristina García Rodero. A pesar de que hace algún tiempo de eso, muchas de sus palabras aún resuenan en mi cabeza, muchas de sus experiencias y muchas de sus explicaciones y vivencias ahora también forman parte de mí 🙂 .
4. Comparte tu afición con alguien
La fotografía es muy solitaria, y los fotógrafos, aunque puede que tolerados por nuestros seres queridos, somos unos incomprendidos 😉 Ponte aquí, ponte allá, déjame hacerle una foto a ese pétalo de allí, espera, he visto una lata de refresco que refleja el cielo, una canica que me hace de ojo de pez. Un momento por aquí, un momento por allá. Nos toleran, sí, pero sólo eso 🙂 Y como sabemos que somos unos pesados, muchas veces dejamos de hacer muchas fotografías, o las hacemos corriendo, o nos dedicamos en cuerpo y alma, hasta que empezamos a oír un suspiro por aquí o un bufido por allá…
¿Te suena? Tener alguien con quien compartir de vez en cuando tu afición vale su precio en oro 😉 Puedes apuntarte a alguna salida fotográfica, a alguna asociación fotográfica, o algún curso presencial. En estos ambientes podrás conocer gente que comparte tu afición con la misma pasión que tú, compartir experiencia, ideas e inspiración a altas dosis 😉
5. Inicia un proyecto fotográfico
No sé si te habrás fijado en que la mayoría de fotógrafos profesionales, no se limitan a hacer fotografías al azar. La mayoría tienen uno o varios proyectos sobre los que trabajan y que son el eje principal de su producción fotográfica, al margen de las fotos que puedan hacer de forma más casual o diaria. Trabajar en un proyecto, te permite profundizar en la técnica, en la composición y en la forma de narrar la historia, y es una forma estupenda de aprender y ser perseverante. Así que busca un tema que te interese y al que tengas fácil acceso y busca la mejor forma de retratarlo para darlo a conocer al mundo. Aunque muchas veces lo que vemos a diario nos parece anodino o poco interesante, piensa que gracias a Internet, tus imágenes las verán en todo el mundo, y lo que para ti puede ser algo anodino, para una persona de la otra parte del mundo puede ser fascinante.
6. Redes sociales
Es un arma de doble filo pero, nos guste más o menos, es difícil querer dedicarse a la fotografía y no trabajar alguna de estas vías. Instagram, Flickr, 500px, Pinterest, etcétera, son algunos portales donde puedes darte de alta para compartir tus imágenes, recibir opiniones, comentarios, intercambiar experiencias con otros usuarios, etcétera. Lo mejor de las redes sociales fotográficas en general, es que son libres, tienes fotógrafos «buenos» y «no tan buenos», conocidos o desconocidos, y todos trabajan sin censura publicando sus imágenes de forma desinteresada para que los demás usuarios puedan inspirarse y echarles un vistazo. Igual que tú, aunque a veces no lo pienses, puedes inspirar a muchísimas otras personas con tu trabajo. Por todo ello, Internet es un lugar donde, si sabes cazarla, la inspiración se respira en el ambiente 🙂
7. Viaja siempre que puedas
Hay pocas cosas tan inspiradoras como cambiar el paisaje que vemos a través del objetivo. Nuevos paisajes, colores, situaciones y luces, son una de las mejores formas de que la inspiración vuelva a fluir a borbotones 😉 No hace falta que te vayas a la otra punta del mundo a hacer fotos (aunque cuanto más distinto el paisaje y el entorno, más inspirador nos suele parecer) con que hagas pequeñas salidas cercanas a tu casa, incluso simplemente cambiando de barrio o de pueblo, puedes tener paisajes y puntos de vista completamente diferentes.
8. Búscate una musa
¿Tienes hijos? ¿Mascota? ¿Pareja-abuela-padre que se dejan fotografiar? Pues ya tienes tus musas. En mi caso tengo la suerte de poder volcar la creatividad en mis hijas. Ellas me obligan a sacar constantemente la cámara a pasear, incluso en periodos en los que, si no fuera por ellas, reconozco que la cámara iría algo falta de alimento 😉
9. Analiza tu trabajo…
Recuerdo la ilusión que me hacía ir a buscar un carrete revelado que quizá había estado esperando por más de una semana. Recuerdo la emoción al abrir el sobre, recuerdo mirar las fotos con atención, con cara de aprobación en algunas, con desaprobación en otras. Ahora parte de esa magia se ha perdido. Hacemos la foto y en décimas de segundo aparece en nuestras pantallas, por lo que podemos repetirla si no nos ha gustado o reajustar los diferentes ajustes si hemos fallado en algo, por no hablar de los programas de edición que nos permiten solucionar muchos de estos errores o por lo menos mejorarlos. Así que cuando la imagen llega a la pantalla es común que, en vez de ponernos a analizar las imágenes, corramos a solucionar esos pequeños o grandes errores que cometimos al tomar la foto. Mi consejo es que antes de hacerlo, mires críticamente tu imagen y veas dónde has fallado o cómo podría ser mejor. Antes de recortarla aquí o allá, sé sincero contigo mismo y analiza tu trabajo de forma crítica. Es la única forma de aprender, de mejorar, y consecuentemente, de evolucionar. Y el aprendizaje y la mejora, son una de las mejores formas de motivar la inspiración que puedes encontar.
10. …y el de los demás
El ojo se entrena como cualquier otro músculo. Cuanto más fotos veas, cuanto más analices el trabajo de otros fotógrafos, más aprenderás, más ideas harás tuyas, en definitiva, más rico será tu bagaje fotográfico y más armas tendrás para combatir y enfrentarte a cualquier situación fotográfica.
11. Selecciona tus imágenes y cuélgalas
Haz una selección de tus mejores imágenes, cuélgalas y cuando sientas que te falta la inspiración, párate delante de ellas, admíralas y recuerda porqué haces lo que haces y porqué lo haces como lo haces 😉
12. Perservera
La fotografía es como cualquier afición, cuanto más te dedicas a ella, más aprendes, cuanto más aprendes, más te motivas, cuanto más te motivas, más inspirado estás y más fotos haces. Es una cadena positiva sin fin 😉 Eso sí, si en algún punto de la cadena te pierdes, no desesperes, nos ocurre a todos en un momento u otro de nuestras vidas 😉 Si necesitas reengancharte, sólo tienes que volver al punto 1 de este artículo e ir descendiendo hasta que encuentres el sistema o el consejo que te funcione mejor, con los matices que mejor se adapten a ti y a tu forma de hacer las cosas.
Eso es todo, espero, como siempre, que te haya resultado útil, si es así, compártelo con algún amigo necesitado de un empujón inspiracional. Gracias y hasta la próxima 🙂