Vaya por delante que no soy ninguna autoridad en el campo de la enseñanza de la fotografía. De hecho, la fotografía no es mi profesión. Sin embargo, en los casi 3 años de vida que tiene el Blog del Fotógrafo he sentido muy de cerca la frustración de muchos aficionados que se metieron a estudiar fotografía pero terminaron desesperados y frustrados.
Lo de hoy es una pequeña crítica (constructiva, lo prometo) dirigida a todos aquellos profesores de Escuelas de Fotografía. La siguiente carta sintetiza lamentos y frustraciones que me llegan de mis lectores todos los días, aficionados a la fotografía que salen del aula sabiendo cada vez menos. Espero que este grito llegue a los oídos oportunos.
Estimado Profesor de Escuela de Fotografía,
No hay duda de que dominas la fotografía. En serio, nadie lo duda. No necesitas, por lo tanto, impresionar a tus alumnos con complicados tecnicismos desde el primer día. Exhibiendo rebuscadas terminologías en la mayoría de los casos consigues el efecto contrario, el de asustar e intimidar a tus alumnos. Y tu misión no es esa sino justamente la contraria. No necesitas desplegar desde la primera sesión todo ese arsenal técnico apabullante. Por favor, deja que tu primera sesión transcurra SIEMPRE sin mencionar tecnicismo alguno. En serio. Ya más adelante tendrás la oportunidad de ahondar en tecnicismos todo lo que haga falta, pero al principio no.
El primer día de un aficionado a la fotografía en una clase de éstas es un momento fatídico y clave. Dependiendo de la sensación que le causes a tu alumnado provocarás en ellos amor y pasión por la fotografía, o confusión, odio y rechazo. Todo se juega en esa primera clase.
Tu misión no es enseñar fotografía. Tu misión es ENAMORAR al aficionado de la fotografía, provocar esa chispa. Eres un pequeño Cupido de la fotografía, un provocador de la «pasión». És esa pasión el combustible que el alumno usará de ese momento en adelante para aprender la fotografía, vencer esos tecniciscos y esas dificultades, y seguir teniendo aguante. ¿Diafragma y Velocidad de Disparo? ¡Qué más da!
Piénsalo por un momento: ¿No te gustaría que tu alumnado te asociase con un agradable recuerdo y te considerase el responsable de su pasión y amor a la fotografía? El típico profesor/maestro del que te acuerdas toda tu vida.. ¿No se te ponen los pelos de punta ante la posibilidad de que haya personas abandonado la fotografía, para siempre, por miedo, por confusión, por frustración, por tu culpa?
Cada vez que un alumno tuyo deja de ir a clase y abandona el curso a la mitad estás siendo testigo de un «suicidio fotográfico» posiblemente provocado por ti. Cuando le haces creer a uno de tus alumnos que no es válido, que no se entera mucho, que no es lo suficientemente inteligente para captar todos los conceptos, aunque lo hagas inconscientemente, le estás condenando a un fracaso fotográfico de por vida. No, que el alumno no se esté esforzando no es una excusa válida. Tu alumno no necesita esforzarse. Es tu trabajo que él aprenda sin esfuerzo. No sólo tienes que dominar la fotografía, eso es sólo el 50%. El otro 50% se llama pedagogía. Esto es, saber transmitir, saber comunicar, embaucar, hechizar, enamorar, dosificar, encantar.
Se llama enseñar.
Mario,