Si te pregunto cuál es el elemento más importante que necesita un fotógrafo, ¿Qué me contestarías? ¿La cámara?, ¿El objetivo? ¿Un paisaje idílico? ¿Una buena formación técnica? A lo que yo te contesto… Sí, todo lo anterior es importante, pero hay algo que lo es mucho más: tú. Y de ¿Qué estás hecho tú como fotógrafo? Pues de inspiración y de práctica; en definitiva, de motivación.
+Inspiración + práctica= 🙂
+Inspiración – práctica = 🙁
– Inspiración + práctica= 🙁
Quizá la palabra inspiración te parezca algo onírica, algo que esperas con ansia que aparezca por arte de magia. Pero la inspiración no es más que parte del aprendizaje. Sí, la inspiración también se aprende. Se aprende a través de la práctica, de analizar tus imágenes, de ver qué es lo que te gusta hacer, cuál es tu terreno, tu estilo. La inspiración puede venir de cualquier parte, de ti mismo, de los demás, de un libro, de una película, de una sombra en el pavimento. El único requisito es que hagas algo con ella. De poco te sirve estar inspirado y no tener la cámara a mano. O salir a pasear cámara en mano y no haber aprendido a encontrar la inspiración.
“Cuando llegue la inspiración que me encuentre trabajando” Pablo Picasso
Y puesto que no todo son técnicas y objetivos, trípodes o filtros, vamos a ver algunos consejos que pueden motivarte a practicar y a encontrar tu inspiración.
Establece hábitos fotográficos
Uno de tus peores enemigos por no decir el peor, es la pereza. La pereza es igual a no practicar, a dejar la cámara apartada, primero un día, luego otro, luego sólo para las grandes ocasiones y después ni eso. ¿Recuerdas la primera vez que la tuviste en las manos? ¿Cómo la paseabas los primeros días por todas partes sin importarte su peso o su supuesta incomodidad? Ese entusiasmo, si consigues conservarlo, es tu mejor baza, no la pierdas.
Y la mejor forma de no caer en la pereza es establecer un hábito, una rutina fotográfica. No tienes que ir todo el día con la cámara a todas partes, pero sí puedes decirte “los fines de semana siempre la llevaré encima” o “un día a la semana la llevaré al trabajo y fotografiaré la gente en el autobús o en el metro”. No importa, lo importante es que hagas que la fotografía sea parte de ti, que sea tan natural y placentero salir a fotografiar como comer y dormir.
Inspiración online
Estar en contacto con gente de todas partes del mundo, con sus imágenes, sus historias, diferentes culturas, rostros y paisajes a un ‘click’ es algo asombroso. Poder compartir tus imágenes de forma instantánea, obtener comentarios de alguien que vive a 20.000 km. de ti, obtener consejos y respuestas a tus dudas e inquietudes… Todo está a tu alcance en las numerosas redes sociales que existen y que conoces de sobra: Flickr, Instagram o Pinterest son sólo algunas de las que existen. También tienes numerosos foros para resolver tus dudas o ayudar a los demás a que resuelvan las suyas. Estas comunidades online son una gran oportunidad para darte a conocer y para obtener inspiración, así que si hasta ahora eras reticente a ellas… Te sugiero que lo reconsideres. Ya sabes aquel dicho… “Si no puedes con tu enemigo, únete a él” 😉
Cursos de fotografía presenciales
Una de las cosas más difíciles como fotógrafo es ser el único en tu círculo vital, que a nadie le interese demasiado qué haces y el por qué de tanta pasión 😉 . Es esa mirada paciente y esa sonrisa condescendiente que te ponen tus conocidos cuando te ven aparecer con tu cámara. Son esas caras de hastío cuando vais de viaje y te detienes cada 200 metros a fotografiar algo que ha llamado tu atención. Seguro que sabes de lo que te hablo. Una buena forma de solucionarlo es asistiendo a cursos presenciales de fotografía. Allí verás que ni mucho menos estás solo, podrás compartir experiencias, imágenes, y lo más importante, tu pasión por la fotografía. Como todo, los hay muy caros y más baratos y de infinidad de temáticas.
- Escoge un curso que te motive
- No siempre más caro es mejor
- Te permitirá conocer gente y relacionarte
- Recibirás críticas constructivas
- Podrás comparar y compartir tus trabajos con los demás
- Te sentirás como en casa
- Te motivará a practicar
- Resolverás dudas y tendrás feedback directo de tu profesor/a.
Internet está bien, pero no nos engañemos, no es lo mismo. Si tienes tiempo, no dudes en buscarte un curso, hay muchas casas culturales, ayuntamientos, etcétera que los ofrecen a muy buen precio. Además el contenido a veces es lo de menos, eso sí lo tienes en Internet, lo mejor es la experiencia que vivís tú y tus compañeros de afición.
Asociaciones locales fotográficas
Otra buena forma de combatir la pereza es apuntarte a alguna asociación fotográfica cercana. Suelen ser muy completas en actividades, organizar salidas, exposiciones, excursiones, diferentes temáticas, conferencias, etcétera.
Al igual que los cursos presenciales, te servirán para conocer gente, para relacionarte y compartir tus trabajos y experiencias. Y además de pasarlo estupendamente, nunca se sabe qué contactos puedes hacer y qué oportunidades te puede deparar.
Concursos
Una buena forma de motivarte, ponerte a prueba o retarte es presentándote a concursos fotográficos. Si buscas por internet encontrarás muchísimos de las temáticas más variadas que te puedas imaginar. Seguro que alguna de tus imágenes coincide con lo que pide alguno de ellos. Además, la mayoría, son absolutamente gratuitos, sólo tienes que enviar las imágenes online.
- Léete las bases con cuidado, no vayas a tener algún disgusto
- Asegúrate de que envías lo que piden y como lo piden
- Olvídate de “Para qué si no voy a ganar”: Si no lo intentas seguro que no ganarás. Puede que no sea a la primera ni a la décima, puede que nunca seas el primero, pero te motivará a seguir mejorando y a seguir retratando el mundo.
- Aprende de los demás ¿Quién ha ganado y por qué?
- No te harán rico, por lo menos en lo que a dinero se refiere
- ¿Te has planteado que quizá puedas ganar? ¿Te imaginas? 😉
Inténtalo, no tienes absolutamente nada que perder. Además, ya sabes lo que decían nuestros padres “Lo importante es participar, no ganar” Aunque no les creyéramos demasiado en el momento, y aunque siempre es mejor ganar que perder, mucho peor es ni siquiera intentarlo, así que ¿A qué esperas?
Exposiciones fotográficas
Visitar exposiciones es una buena forma de rodearte de inspiración externa. Una imagen nunca será lo mismo en una pantalla de ordenador que impresa en papel, enmarcada e iluminada adecuadamente. Podrás acercarte y contemplar los detalles como si de un cuadro se tratase, verlas en perspectiva o por separado y dejar tus comentarios al salir llevándote una buena dosis de inspiración. Además suelen ser gratis o muy económicas, y suelen ser una muy buena forma de tener un plan para pasar la tarde 🙂
Monta tu propia exposición
¿Tienes algún trabajo, alguna serie a la que le has dedicado lo mejor de ti y de la que estés especialmente orgulloso u orgullosa? Y ¿Por qué la escondes en casa en una carpeta de tu ordenador criando polvo cibernético?
¿Qué tal si haces unas bonitas copias, les pones un marco y las expones en una pared? Quizá empieces por el MOMA para intentar exponer tu arte y te lleves un chasco 😉 Tampoco es necesario. Te sorprendería la cantidad de sitios donde les gustaría exponer tus imágenes, casas culturales, salas de exposiciones, e incluso bares y tiendas. ¿Sabes lo que te puede llegar a enseñar una experiencia así? El circuito completo de un fotógrafo a tu alcance. Tu obra expuesta y gente admirándola, criticándola, hablando de ella… ¡Qué momento! 😉
Conferencias fotográficas
Hay pocas cosas tan inspiradoras como oír a alguien que alcanzó tu sueño explicar cómo lo consiguió. Lo que tuvo que luchar para conseguirlo, los problemas con los que se encontró, las dificultades que superó. Las anécdotas, los miedos, las victorias y fracasos. Ellos y ellas, los fotógrafos que admiras, son la prueba viviente de que lo tuyo no tiene por qué ser un sueño inalcanzable, son la prueba de que quien la sigue la consigue, y de que la perseverancia te acerca cada día un poco más a conseguirlo; ellos y ellas son la prueba de que un fotógrafo no nace, se hace.
El cine y la fotografía
Pintura, cine y fotografía son parientes muy cercanos, y muchas veces se cruzan y comparten más técnicas de las que a priori imaginarías.
De todos mis consejos éste va a ser el único que no te va a obligar a levantarte del sofá 😉 Analizar la fotografía de las películas, los planos, las luces, los encuadres, la forma que tienen de contar historias, de enfocar a sus personajes, el simbolismo, las fugas y las líneas… Todo está íntimamente relacionado con la fotografía. Cuando veas una película, activa tu chip fotográfico y verás como van apareciendo todos los conceptos que conoces como por arte de magia.
Inicia un proyecto personal
Busca un tema o un concepto inspirador, que te interese, que te conmueva. Puede ser un paisaje, la historia del tendero de enfrente o de tu mascota. Puede ser la historia de un objeto o fotos de cosas que te encuentres en el suelo. Lo importante es que te lo tomes como un trabajo, como algo serio y meditado, algo con un principio y un final, algo con sentido, que te motive a practicar, a aprender y a mejorar; un reto. Hay pocas cosas tan motivadoras como los retos, ¿No crees?
Estos son sólo algunos consejos para ayudarte a mejorar, para retarte, para motivarte e inspirarte, para que entiendas que no estás solo, que la inspiración hay que trabajarla, y que se pueden aprender muchísimas cosas de los demás. Es un reto para que confíes en ti, para que no te rindas y para que practiques y practiques y practiques. Piensa que ni uno sólo de los fotógrafos o fotógrafas que admiras nació sabiendo. Y te guste o no, en fotografía la única forma de aprender es practicar.
Así que ya sabes, empápate de motivación y manos a la obra. Y si te ha gustado, te ha ayudado en tu búsqueda de motivación, de inspiración, si ha hecho que decidas presentarte a ese concurso al que no te atrevías o que hayas decidido apuntarte a la asociación fotográfica de tu barrio… Compártelo, muchas gracias 🙂