Para profundizar en la composición fotográfica y conocer todos los trucos y consejos para unas fotografías de lo más impactantes, te recomiendo esta mega guía que te hemos preparado.
Son muchas las lecciones de fotografía que he aprendido con los años (y más que me quedan por aprender). Pero recuerdo una con especial cariño, recuerdo incluso quién me la brindó y cuándo. Y es porque marcó un antes y un después en mis fotografías. Estas comenzaron a cobrar un sentido del que carecían, por mucho que quisiera creer que a mí se me daba bien esto… Se trata del hecho de incluir el elemento humano en la fotografía.
Las razones por las que incluir este elemento son varias, y de eso va el artículo de hoy. Porque, si estás empezando, es una lección más valiosa de lo que imaginas. Mi manera de agradecer que alguien me brindara esta información es compartirla contigo. Espero que te sirva tanto como a mí, y que al terminar de leer este artículo, tu forma de pensar haya cambiado aunque sólo sea un poquito y te animes a incluir ese factor humano en tus fotografías.
1. Elemento humano para mostrar la escala
Cuando pasas una escena tridimensional a un formato bidimensional y de dimensiones minúsculas en comparación con el escenario, la información del tamaño se pierde por el camino. Tú estás en el sitio, puedes tocar, moverte de un lado a otro, mirar hacia arriba, hacia abajo, saber a qué distancia está todo, lo alto o ancho que es el edificio que tienes delante, lo inmenso que es el lago que hay frente a ti, o lo alta que es la montaña que acabas de escalar y el esfuerzo que has hecho para subirla (de hecho aún estás con la lengua fuera 😉 ). Pero la persona que ve la fotografía que tú capturas de ese espacio no tiene esa información, no sabe cuánto mide el edificio, o si es un montículo rocoso o una gran montaña.
Para ello necesita una referencia, un elemento conocido en tamaño, necesita que le muestres la escala. Incluir una figura humana es una forma de decirle a su cerebro, «¡eh! aquí hay una referencia, mira qué grande es este lugar en comparación con esta persona». Que sí, que un animal también te puede servir, ¿pero qué pasa si no lo tienes a mano? Y no, un árbol en un paisaje no vale, porque igual es un arbusto que uno de 4 metros 😉
2. Como un centro de interés
Por mucho que la escena que tengas delante te parezca una maravilla, o incluso el paisaje más hermoso que jamás hayas visto, es posible que le falte algo al pasarlo a una fotografía. Imagínate, el lugar es espectacular, la luz perfecta pero algo falla… La mirada no sabe dónde posarse, da vueltas por la imagen hasta aburrirse, es más, como no sabe dónde pararse, pasa a otra-cosa-mariposa. Es un riesgo que a veces se puede correr, si lo tienes claro, pero incluir un centro de interés en una fotografía es un valor seguro. Puede que en un paisaje te sirva una flor, un pajarillo, pero ¿y si nada de eso te sirve? ¿Y si no hay nada parecido a la vista? ¿Qué tal incluir a una persona? Incluso tú, si no hay nadie alrededor 😉
3. El elemento humano en la fotografía para transmitir una emoción…
Una figura humana te va a ayudar indiscutiblemente a transmitir una emoción, un sentimiento. La actitud de la persona que incluyas contagiará al espectador. ¿Y qué es la fotografía si no emoción? Te puede gustar muchísimo un escenario, y puedes incluso despertar emociones a través de sus colores, de cómo incide la luz, de si es un paraje más desierto, helado, cálido, etcétera. Sin embargo, con una figura humana con una clara actitud, la emoción está asegurada. Es más, en un mismo escenario o paisaje, puedes lograr transmitir sensaciones completamente diferentes en función de la postura de la figura. ¿Va a ser lo mismo incluir una persona dando un salto que una tumbada en medio de un valle? La vida es cuestión de actitud, la fotografía también 😉
4. …O contar una historia
Son muchas las veces que te hemos hablado de la importancia de contar una historia través de la fotografía. Una imagen que narre una historia atrapará al espectador, conseguirá que se quiera quedar a leer la fotografía, a descubrir en su imaginación qué es lo que ocurre después, cuál es el inicio y el final de ese cuento. Una fotografía que cuente una buena historia siempre será mil veces mejor que una fotografía técnicamente perfecta pero completamente vacía.
Incluir una figura humana (o varias), es una de las premisas a seguir para contarla. También te pueden servir objetos que recuerden a presencia humana, objetos que hablen de personas, que insinúen que están ahí, cerquita, que forman parte de la narración.
Cuando dudes sobre qué falla en tu fotografía, intenta probar con un elemento humano, verás cómo todo cambia 😉
5. Elemento humano para aportar dinamismo
Cuando te encuentras ante un paisaje o, sobre todo, ante un elemento arquitectónico, lo que encuadras suele ser estático, inmóvil, salvo que se incluya el agua en una versión que fluya, como un mar de olas o un río (un charco inmóvil o un lago tan quieto como una roca no valen), todo transmitirá quietud, estatismo. Incluir una figura humana en movimiento te ayudará (además de los puntos anteriores) a aportar una dosis de dinamismo. Dotará la imagen de un contraste entre móvil e inmóvil. De este modo la imagen gana en interés , ¿no crees?
Después de leer esto, lanzo una pregunta: ¿tienes que incluir siempre el elemento humano en tus fotografías? Probablemente no necesitas que te responda, pero por si quieres conocer mi opinión, es que no, no siempre es necesario incluir la figura humana, por supuesto. Es un recurso más que tienes en tu mano y que debes aprender a utilizar para sacar lo mejor de ti, de tus fotos. Yo pongo este recurso a tu disposición, como alguien en su día hizo conmigo, ahora te toca a ti decidir cuándo es el mejor momento para hacerlo, cuándo tu fotografía lo necesita.
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