¿Te ha pasado alguna vez eso de mirar tu fotografía y no saber exactamente en qué has fallado? Tiene una buena exposición, está perfectamente enfocada y bien de nitidez, has seguido las reglas de composición y puesto todo tu corazón en ella y, sin embargo, no funciona. Hay algo que no termina de encajar puesto que la imagen no tiene el impacto que debería. El caso es que por muchas vueltas que le das, no terminas de entenderlo. Bien, pues hoy te voy a hablar de un pequeño truco, casi mágico, para darle ese toque que le falta a tu imagen. Se conoce como «fill the frame», el término en inglés, y es algo tan sencillo como llenar el encuadre.
Los resultados son increíblemente potentes. Si bien puedo entender tus reticencias, no tienes más que seguir leyendo para saber cómo mejorar tus fotografías sólo con este truco tan elemental como eficaz. Y si quieres profundizar en la composición fotográfica y conocer todos los trucos y consejos para unas fotografías de lo más impactantes, te recomiendo esta mega guía que te hemos preparado.
¿Qué es «Fill the frame» o llenar el encuadre?
Como su propio nombre dice, se trata de llenar todo el encuadre con el sujeto. Es acercarse hasta casi resultar incómodo al sujeto que estás fotografiando. Es una forma de revelar detalles y sutilezas que de otra forma no sería posible, además de eliminar elementos distractores. De esta forma, toda la atención de tu espectador se concentrará de forma inevitable a la imagen, y no sólo a la imagen, sino en el corazón de ésta. Como una flecha que da directamente en la diana. Justo en el centro.
Incluir espacios, elementos o sujetos que nada tienen que ver con el motivo protagonista o con lo que se quiere contar de él no hace más que restarle interés y atractivo.
¿Cómo?
El truco del «fill the frame» está en acercarte, mucho, todo lo que puedas, un poco más, sin miedo. Deja el miedo en casa, o dentro de la mochila de tu equipo, bien cerrada para que nada se escape. Porque tienes que tenerlo bien alejado tanto para acercarte como para cortar. Tenemos la falsa creencia de que el sujeto u objeto han de aparecer enteros para darle su forma completa y damos pasos atrás hasta abarcarlo entero, con todos sus bordes perfectamente definidos.
Entiendo tu inquietud, todos la hemos tenido, pero puedes despojarte de esa preocupación, pues salvo que tengas que fotografiar un jeroglífico o similar donde el espectador no puede perder detalle del mensaje para descifrarlo, en el resto de casos el cerebro de cualquier persona que admire tu fotografía será capaz de completar la escena. O de imaginársela, algo que añade aún más interés.
En ocasiones, no hay nada más dañino para tu imagen que mantener las distancias. Repito, acércate. Y corta por lo sano.
¿Ves la diferencia entre estas dos flores? ¿No es impresionante? Algo tan simple y con unos resultados tan espectaculares… ¡ahí reside la magia!
¿Como acercarte? Puedes acercarlo de la forma tradicional, es decir, dando pasitos hasta llegar a la distancia justa; con una focal más larga, si es que no te es posible acercarte físicamente; o incluso con un macro, si tu objeto es tan pequeño que tienes que acercarte aún más (como en el caso de las flores rojas de ejemplo).
Existe otra opción para lograr el «fill the frame», sé que debería contártela porque tienes que conocerla (de hecho es más que probable que ya se te haya venido a la cabeza…). Bueno, te la cuento si me prometes no abusar de ella, pues en este caso los resultados no son tan genuinos ni mágicos. Se trata de recortar. Sí, puede ser una opción, y lo es. Pero el espíritu de la fotografía es otro, es lograr la foto en la cámara y no en el ordenador. Esa debe ser tu meta.
Hay que estar muy cerca para capturar un momento como este:
Vamos a ver un ejemplo de recorte. La primera imagen está tal cual ha sido tomada, rellenando el encuadre. (Aviso, está hecha con un móvil y de noche, así que fíjate en la composición y no en los detalles técnicos 😉 )
Ahora verás otra imagen tomada sin rellenar el encuadre, tal cual ha sido tomada, y a continuación la misma foto recortada.
Por mucho que las diferencias puedan ser sutiles, creo que llenar el encuadre en el momento funciona mucho mejor que en el ordenador. Puedes comprobarlo tú. Yo acabo de crear este ejemplo para ti, pero si haces tu propia prueba te convencerás más aun.
En las distancias cortas la diferencia es pequeña, pero cuanto más lejos estés del motivo, más se notará que es un recorte y menos posibilidades tendrás de lograr exactamente la foto que quieres. Por ejemplo, a la hora de cambiar el ángulo de disparo. Si estás muy cerca es muy fácil, si no te convence a la primera puedes cambiarlo; si estás muy lejos, la distancia que tendrás que recorrer para ello será mucho mayor 😉
¿Cuándo llenar el encuadre?
Entonces, ¿debes siempre rellenar el encuadre con tu sujeto? Bueno, esta es una regla bastante general, pero como todo, no es tan determinante. Existen casos y casos.
Hay ocasiones en las que lo que rodea al sujeto es importante, añade información, aporta esencia a la fotografía. En ese caso, si el contexto es tan relevante como el motivo, inclúyelo. Veamos un ejemplo:
En el primer caso, tiene mucho sentido incluir el paisaje, por diversos motivos. Sin embargo, en la segunda imagen, no hay nada interesante en el lugar, no nos sorprende el tren en una estación, la perspectiva no aporta nada nuevo, hay muy poca belleza y sí un montón de elementos distractores. Habría sido mucho más interesante hacer un plano detalle del contraste del amarillo con el azul con alguna pieza del tren o las ventanas. Algo como esto:
¿No crees que esta última imagen resulta mucho más atractiva? ¿Vas viendo la diferencia entre llenar el encuadre y no llenarlo? ¿Y entre recortar o acercarte? 😉
También es muy interesante jugar con el espacio negativo. En este caso, el espacio está repleto de sentido, aunque esté vacío. Por eso mismo que está vacío no molesta 😉 y sin embargo es capaz de imprimirle fuertes sensaciones a la imagen. El punto opuesto a rellenar el encuadre. En fotografía los extremos sí molan ;P
Más ejemplos del efecto de llenar el encuadre
Nada como ver unas cuantas imágenes de ejemplo para terminar de convencerte de la conveniencia de llenar el encuadre y de la magia resultante:
Tu turno
Ahora te toca a ti. No tienes ni que salir de casa si no quieres. Ve a buscar tu cámara ahora mismo y realiza varias pruebas. Despreocúpate por un momento de los detalles técnicos, céntrate en la composición, en llenar el encuadre. Fotografía varios motivos llenando el encuadre y sin llenarlo. Prueba a hacer recortes en el ordenador. No hay nada mejor que comprobar los resultados por uno mismo para terminar de convencerse. Créeme, cuando lo hayas hecho una vez, no podrás parar.
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