El Poder (Oculto) de Tu Cámara de Fotos

Sé lo extraño que resulta encontrarse un artículo sobre fotografía, en un blog de fotografía, sin que el artículo tenga una sola fotografía ilustrativa. Es como visitar una biblioteca y encontrarla vacía de libros 😉
A no ser que los libros estén escondidos detrás de una segunda pared, bien disimulados, lejos del alcance de las manos indiscretas.

Hechos insignificantes como la caída de unas gotas de agua, el cruel y caprichoso destino de una hoja de árbol o la interminable espera de una oca por una miga de pan encierran momentos únicos en tu vida. Tus pequeñas e insignificantes vivezas son tu versión «personalizada» del mundo, sólo tú vives lo que vives en la manera precisa en la que lo vives. Sólo tú ves lo que ves desde ahí donde sea que te encuentres. Desde tu escondite detrás del visor dominas el mundo, tu mundo. Todo cuanto entra bajo tu dominio se hace inmortal y se vuelve contagiosamente humano, expresivo, vivo: la retadora mirada de Pipo en su cesto, las preguntas de Rafaela que permanecen sin respuesta, o los planes de futuro, muy serios y ambiciosos de Jacobo.

Entre todas las formas de comunicación habidas y por haber creo que la expresión fotográfica es la más sincera. Cada vez que disparas con tu cámara captas una promesa, retratas una esperanza, repartes una emoción . Conviertes en recuerdo historias a las que muy pocos prestaban atención.

Frente al incierto y oculto rostro del futuro, los sueños inalcanzables de las personas , los temores que preceden los grandes saltos, las largas esperas, angustiosas y asesinas, o los fríos momentos de desconcierto y de ceguera, están los pequeños momentos llenos de carcajadas, las cálidas tardes junto a la abuela o las promesas de fidelidad que le hiciste un día a tu mejor amigo. Es el legado, tu legado emocional como fotógrafo.

Cada vez que disparas una foto, créeme, modificas en menor o mayor medida la vida de una, decenas o incluso de miles de personas, aquellas que ven, disfrutan y viven cada una de tus fotografías.
Cada una de las fotos que acabas de contemplar en este texto (¿has clicado en los enlaces verdad?) ha suscitado una avalancha de conexiones en entre tus neuronas. Acabas de vivir 19 pequeñas historias. Ya conoces a Jacobo. Ni te habías dado cuenta.
Ése es el poder que esconde la fotografía.

Si dispones de una cámara de fotos, ése es el poder que tienes.

Gracias por seguir haciendo fotos, por seguir creando emociones, captando luz y contando historias. Sobre todo, gracias por compartir tu afición conmigo.

Mario,