En el artículo de hoy me gustaría compartir contigo los 10 peores errores fotográficos que cometí en mi vida de fotógrafo. Aunque son errores que afortunadamente ya he superado hace muchos años, todavía siento dolor cada vez que pienso en las cientos de fotos que un día eché a perder por alguno de estos errores.
Te aviso, es un artículo largo y detallado. Sin duda podrás sacarle provecho. A medida que vayas leyendo, plantéate la situación en tu caso particular, pregúntate a ti mismo hasta qué punto estás cayendo en un error similar y cómo podrías corregirlo.
¿Listo? Empecemos.
Errores de compra de material fotográfico
1) Comprar cámara réflex con 2 objetivos
Cuando compré mi primera cámara de fotos réflex caí en el error de adquirir un kit que venía con 2 objetivos, 18-55mm y 55-200mm. En ese momento mi razonamiento era muy sencillo, con dos objetivos podía fotografiar prácticamente cualquier tipo de fotografía, desde 18mm hasta 200mm. ¡Qué pasada!, pensaba yo 😉
Las primeras semanas tonteé con los dos objetivos y ahora mismo están en mi mochila de fotos secundaria, esa en la que reúno todo el material que no uso.
A medida que pasas tiempo con tu cámaras de fotos, te das cuenta que para sacar unas fotos dignas de mostrar y compartir, necesitas un objetivo especializado. Los objetivos que el distribuidor te coloca en el kit son los más básicos y simples. Los objetivos buenos de verdad nunca los encontrarás en un kit de cámara. Esos los tienes que comprar por separado. Son muy buenos y tienen muy buena demanda.
¿Cuál fue mi equivocación? Comprar 2 objetivos incluidos con la cámara, que finalmente resultaron simplones y que desde hace ya años no he vuelto a tocar. Si lo supiera me habría comprado la cámara sin objetivos, o a lo mejor con un único objetivo, el 18-55mm posiblemente, y me habría ahorrado el resto de mi presupuesto para conseguir un buen objetivo especializado.
Hoy en día cuento con varios de estos objetivos que han supuesto un cambio radical en la forma en que hago fotos (los objetivos que recomiendo, aquí).
2) Comprar un trípode endeble
Mi primer trípode lo compré de una tienda de segunda mano, pesaría menos de 200 gramos, era un trípode largo y fino, prácticamente hecho de plástico. Lo compré en un momento de mi vida en que no sabía qué había que buscar en un trípode. Me pareció útil el hecho de que se pudiera plegar hasta los 20 ó 30 centímetros, muy práctico para transportar pensé. Fue la peor compra de accesorio fotográfico hecha en toda mi vida. Cada vez que soplaba el viento se me movía el trípode como si fuera una hoja de árbol. Me había costado barato pero fue el dinero peor invertido en toda mi vida. Ni siquiera me molesté en venderlo a otro incauto. Me hubiera dado vergüenza.
Lo tiré a un contenedor en un punto limpio y nunca volví a saber de él.
3) No comprar filtros hasta muy, muy tarde
Si piensas que los filtros son un accesorio complementario prescindible, te equivocas. Hay varios tipos de filtros, cada uno concebido para aportar a la fotografía un determinado efecto, pero además de eso, tienen otra utilidad «imprescindible», que es la de proteger el objetivo. Cometí este error con mi objetivo de 50mm f/1.4 (el rey de los objetivos), el cual tuve durante mucho tiempo sin filtro. Eso ha hecho que su lente exterior coja polvo, suciedad, huellas de dedos. Cada vez que ponía un trapito para limpiarlo, en el fondo lo estaba rayando más. Un desastre.
Si le hubiera colocado un filtro desde el primer día, su lente estaría como nueva ahora mismo.
Obviamente no he vuelto a cometer el mismo error ya nunca más. Intento que todos mis objetivos lleven filtro.
Si vas a comprar un filtro, dos consejos:
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- Huye de los filtros extremadamente baratos o extremadamente caros. Los caros no tienen nada que justifique su precio elevado, y los baratos suelen estar hechos de materiales que obstruyen la luz y empeoran la fotografía. Un filtro de precio entre 20 y 70 Euros sería una buena elección.
- A la hora de comprar filtro fíjate en el diámetro del objetivo para el que lo quieres comprar. Cada objetivo tiene una medida de diámetro (normalmente lo pone en el propio objetivo) así que asegúrate que el filtro tenga esa misma medida.
En mi caso los compro de la sección de accesorios de fotografía de Amazon. Ahí tienen una amplia variedad.
Errores de fotografía
4) Fotografiar en JPG
No voy a ser uno de esos fanáticos que te dicen que dispares todas tus fotos en RAW. Yo mismo, en la actualidad, disparo algunas de mis fotos en JPG. El error que cometía al principio es que lo fotografiaba todo, absolutamente todo, en JPG. ¿Problema? Que delante del ordenador no me quedaba mucho margen de procesado. Si en el momento del disparo me olvidaba de configurar el balance de blancos y obtenía como resultado una foto demasiado azulada o demasiado anaranjada, me tenía que aguantar porque no se podía hacer nada.
El día en que cambié la configuración de la cámara a RAW, se me abrió un nuevo mundo de posibilidades fotográficas. Cierto, cuando estoy detrás del visor cuido la fotografía al máximo detalle, intento sacarla bien desde la propia cámara. Pero si algo sale mal, tengo la tranquilidad de saber que más tarde, en el posprocesado, podré jugar con algunos de los ajustes como yo quiera. Es como si pudiese viajar atrás en el tiempo, al momento de tomar la foto, para hacerlo nuevamente.
¿Significa esto que todas tus fotos las tienes que hacer en RAW? No. Ni se te ocurra por favor. El motivo por el que no debes tomar todas tus fotos en RAW exclusivamente es por que RAW require procesado. Una foto en JPG es una foto lista para compartir, enviar, mostrar y consumir. Un RAW es un archivo bruto, que necesita que una persona se ponga delante del ordenador y dedique un tiempo a procesar ese archivo. Si son 4 fotos no pasa nada, procesas los 4 RAWs y ya está, pero ¿te imaginas tener que procesar, una a una, 400 fotos en RAW?
En mi caso mi cámara me permite disparar en RAW y en JPG al mismo tiempo, así que la suelo tener configurada así. De este modo, cuando descargo el contenido de la tarjeta de memoria en el ordenador, utilizo las JPGs por defecto. Si una foto en JPG no me convence, busco el RAW y trabajo con él. Las que ya estaban bien en JPG, elimino el RAW porque en realidad no lo voy a necesitar.
5) Borrar las fotos supuestamente malas demasiado rápido
He llegado a borrar cientos de fotos juzgándolas de primera vista sólo desde la pequeña pantalla de mi cámara de fotos. Muchas de estas fotos borradas era efectivamente malas e insalvables, pero he tenido que borrado igualmente fotos válidas, que aunque presentaran algún pequeño fallo, seguramente se podían arreglar/mejorar más tarde en la fase de posprocesado.
Cuando estás en el momento de tomar la foto, no tienes ni una pantalla lo suficientemente grande ni el tiempo de valorar las fotos y ver cuáles son buenas y cuáles hay que borrar. Eliminar fotos de inmediato, por impulso, es un error del que a veces ni nos damos cuenta. A lo mejor tuve entre mis manos la que podría haber sido mi mejor fotografía, y la he borrado por puro impulso.
En la actualidad, después de cada pocos disparos intento revisar las fotos para ver si voy bien o si tengo que cambiar algo, pero borrar ya no borro ninguna foto. Siempre tengo tiempo de hacerlo más tarde, cuando estoy delante del ordenador. Creo que ahí tomo mejores decisiones 😉
6) Fotografiar acompañado de no fotógrafos
No me malinterpretes. No te estoy pidiendo que te alejes de tu familia, ni que te conviertas en un ser asocial. Lo que ocurre es que todos hemos combinado alguna vez nuestra afición de fotografiar con pasear con un amigo o un familiar, o un grupo de ellos. El resultado el 90% de las veces suele ser desastroso, tanto para la fotografía como para nuestras relaciones sociales.
Tus amigos, familia o pareja, si bien respetan tu afición y además aprecian las fotos chulas que consigues con tu cámara, siempre acabarán cansándose de esperarte mientras tú te paras a fotografiar ese monumento o ese arbusto. Créeme, la espera, para quien no está realizando la fotografía, se vuelve eterna. Tú, que estás intentando tomar la foto, te agobias. Para tomar una foto decente necesitas hacer una primera prueba, un segundo disparo, revisar, reencuadrar, enfocar mejor tal vez, cambiar la velocidad de obturación, ajustar bien la cámara hasta conseguir esa foto correcta, mientras tu acompañante pierde la paciencia.
Si quieres disfrutar de la fotografía, puedes salir acompañado y todo lo que quieras pero intenta reservar un rato a solas con el paisaje, calle, monumento o cosa que quieras fotografiar. Si es un amanecer, aprovecha y levántate más temprano, sal discretamente con tu mochila y disfruta de la paz que te brinda ese momento de soledad, solos tu cámara y tú.
Errores de posprocesado
7) Pasarme con la saturación y el viñeteado
Al principio, tomaba las fotos con la cámara y así se quedaban. Más adelante en mi vida de fotógrafo tuve una etapa parecida a la «adolescencia». Fue cuando descubrí Photoshop, Adobe Camera RAW, y el maravilloso mundo del posprocesado y la edición. Descubrí un pequeño ajuste con el que podía aumentar la viveza de los colores de la fotografía, llamado «saturación». Descubrí también el efecto viñeteado. Me fuí dejando llevar, y sin darme cuenta empecé a producir fotografías empalagosamente saturadas, llenas de colores pegajosos, fuertes, chillones, y con unas esquinas exageradamente viñeteadas.
No hay nada malo en aumentar o bajar la saturación o el viñeteado, pero en mi caso lo hacía exageradamente. El problema es que, hoy que las miro con perspectiva y me arrepiento, no puedo volver atrás. ¿Quieres saber por qué? Lee el siguiente error.
8) No conservar los originales
Te acuerdas que, en fotografía analógica, el laboratorio te sacaba las fotos en papel fotográfico y te devolvía la película o el film. Su utilidad era que, si más adelante querías sacar más fotos nuevamente, siempre tenías el original disponible.
En fotografía digital pasa lo mismo. Ya sea que dispares en RAW para posprocesarlo y obtener JPG, o que dispares directamente en JPG, la primera vez que importes el contenido de una tarjeta de memoria a tu ordenador o disco duro, lo primero crea una carpeta, llámala «original» y mete en ella todo el contenido. Posteriormente haz una copia de toda la carpeta, y modifica sobre las copias. Cuando salves las copias con los nuevos ajustes y modificaciones, utilízalas si quieres, pero la carpeta «original» no se tiene que borrar. Nunca.
Me tiré muchos años modificando fotos y salvando sobre el original. Lo peor de todo es que, en ese momento las fotos me parecían muy buenas. Sólo cuando han pasado unos años y vuelves a echarle un vistazo a esas mismas fotos, te das cuenta de que algo en ellas no te gusta, y lo quieres cambiar, aunque sea sólo para experimentar, ver qué sale. Si no has conservado el original, olvídate.
9) No hacer copias de seguridad correctamente organizadas
Fíjate que no estamos hablando ya de hacer copias de seguridad. Doy por hecho, querido lector, que tienes copias de seguridad de todas tus fotos. ¿Verdad? Aquí la cuestión no es sólo hacer copias de seguridad, sino hacerlas de manera muy organizada. No sirve de nada que tengas fotos pululando por distintas carpetas, aquí y allá, unas cuantas en el ordenador, otras en el iPad de la tía abuela, y otras pocas en el USB que no sabes dónde has dejado.
Necesitas tener todas tus fotos organizadas bajo una estructura lógica de carpetas (estos programas te ayudan a tener las fotos ordenadas), y tener exactamente la misma estructura de carpetas, con exactamente el mismo contenido de fotos, en una copia de seguridad. De este modo, sabes dónde tienes todas tus fotos, y sabes que si les pasa algo en una copia, tienes otra copia íntegra de absolutamente todo.
En mis primeros años llegué a perder muchas fotos por mi falta de organización. Me podías preguntar por una foto y no era capaz de decirte exactamente dónde la tenía. Desde hace años ya sigo una estricta política de copias de seguridad. Tengo mi contenido fotográfico en mi ordenador principal, y otra copia íntegra, idéntica, en un servidor remoto (Dropbox).
Y el 10)… mi peor error fotográfico
Un error del que me fui dando cuenta poco a poco, y el cual fui intentando corregir gradualmente: fotografiar con los ojos, en vez de con el alma. La fotografía es una forma de comunicación con un componente visual muy importante, pero al fin y al cabo no deja de ser un medio de expresión. Mis primeras fotografías se centraban en lo visual, en aquello que mis ojos veían primero. Me dedicaba a retratar la estética. Cualquier cosa bonita era fotografiable para mí. Punto. Mis fotografías retrataban unos vistosos colores, unas formas agradables a la vista. Y ahí se terminaba el asunto.
Con el tiempo vas descubriendo una fotografía mucho más interesante, más entretenida y retadora. Y no, no me refiero a producir fotografías profundas. No tienen que ser fotos revolucionarias ni filosóficas, ni que cambien el mundo. Pero sí me refiero a una fotografía «con contenido», una fotografía que, además del color y de la forma, aporte una emoción, altere aunque sea sólo un poquito el latido del corazón de quien la ve, una fotografía que narre una historia, que transmita un mensaje. Una fotografía que seduzca y atrape al espectador.
Eso es fotografiar con el alma.
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¡Feliz fotografia!