Los 3 Momentos Que Más Me Han Cambiado Como Fotógrafo

El aprendizaje fotográfico no es lineal. Te puedes tirar una buena temporada teniendo la sensación de «no avanzar» nada, y un día de repente «ves la luz», y nunca mejor dicho, y es como recuperar la pasión de nuevo.

Como fotógrafos todos tenemos esos momentos. Hoy me gustaría desnudarme en el sentido figurado de la palabra y compartir contigo mis 3 momentos fotográficos, los que supusieron los mayores saltos en mi aprendizaje como fotógrafo.

Los 3 Momentos Que Más Me Han Cambiado Como Fotógrafo

Momento 1: Pasar de una cámara compacta a una réflex

El paso de una cámara compacta, o bridge, a una réflex supuso un antes y un después en mi fotografía. Las posibilidades creativas que ofrece cualquier cámara réflex actual superan las de cualquier cámara compacta. Esto no quita que siga utilizando cámaras compactas de vez en cuando, cuando las circunstancias lo requieren, pero descubrir el mundo réflex me ha abierto los ojos y me ha permitido conocer y explorar nuevos mundos que con una cámara compacta nunca hubiera pisado.

En mis inicios «réflex» empecé con una Nikon D60, descatalogada actualmente. En la actualidad utilizo cámaras de varias marcas. Tengo un listado con mis recomendaciones en materia de cámaras réflex por si te interesa.

Momento 2: Aprender a usar el modo manual

Al principio de mis andaduras en fotografía réflex tenía una idea bastante equivocada del uso del modo manual. Creía que era un modo para utilizar en aquellos momentos en los que los ajustes automáticos de la cámara no son capaces de captar una foto correcta. Con esa idea, siempre que disparaba una foto en modo automático y ésta salía con una exposición correcta, me daba por satisfecho. ¿Para qué iba a querer complicarme la vida con un modo manual si la foto ya la tenía?

Con el tiempo, a medida que iba viendo espectaculares fotografías de paisajes, de retrato o de blanco y negro tomadas por fotógrafos aficionados y compartidas en redes sociales y en Internet, me preguntaba ¿qué hacía que sus fotografías fueran diferentes de la mía? ¿Por qué sus fotos eran espectaculares y las mías sólo correctas? Yo no quería hacer fotos simplemente «correctas», sino atractivas, llenas de vida, fotos que dejen a todos boquiabiertos.

No tuvo que pasar mucho tiempo hasta que descubrí que ese tipo de fotografías se consiguen gracias a, entre otras cosas, el modo manual. No hizo falta más argumentos para que me lanzara a probarlo y a ir aprendiendo sus distintos usos y trucos. Hoy día no disparo una sola foto sin el modo manual 😉 No dejo de recomendar su uso. Si estás empezando en fotografía y encuentras dificultades en el uso del modo manual, tienes a tu disposición mi curso «Dominando la Fotografía Réflex».

Momento 3: Descubrir un nuevo objetivo

La cámara réflex no es más que el 50% del equipo mínimo que como fotógrafo necesitas para tomar fotos. El cuerpo de la cámara por sí solo no te lleva a ninguna parte. Necesitas un objetivo acoplado a ese cuerpo.

A la hora de adquirir tu cámara réflex seguro que venía con ella un objetivo de serie o de «kit». Son objetivos a los que no se les puede reprochar nada, funcionan bien, enfocan correctamente, y cumplen con la función para la que fueron creados, esto es, una función muy básica, la de «capturar» la luz.

En mi caso mi primera cámara réflex venía equipada de un buen par de lentes, un 18-55mm y un 55-200mm. Pensaba que así cubriría todas las distancias focales y por lo tanto todas las necesidades «creativas». Craso error. Poder fotografiar con una distancia focal tan amplia nunca fue sinónimo de «libertad creativa». Recuerdo días, paseos, excursiones, donde en busca de una foto estuve recorriendo todo el rango de distancia focal sin conseguir una sola foto decente. Imagínalo, tienes un gran paisaje delante, o un irresistible retrato, y tú, todo inspirado sacas tu cámara, encuadras, enfocas, y disparas, primero a 18mm, para comprobar que el resultado obtenido dista mucho de la foto que habías imaginado, cambias de distancia focal a 28mm ó 35mm y vuelves a disparar, compruebas de nuevo, y ves que nada. Tiras otra foto esta vez ya a 55mm, luego cambias de lente y piensas «con el teleobjetivo seguro que la consigo«, pero nada, sigues probando con 80mm; 100mm, y hasta los 200mm, sin éxito.

Si te pasa esto, tu cámara necesita una nueva lente, una nueva óptica.

En mi caso descubrir el rey de los objetivos, el 50mm f/1.4 supuso una especie de «renacer» fotográfico para mí. No es exageración. El aburrimiento óptico estaba matando mi creatividad hasta el extremo de estar a punto de dejar la fotografía. Este simple objetivo del que te hablo es el responsable de mi continuidad como fotógrafo. Con eso te lo digo todo.

Si no has probado más objetivos que el que trae tu cámara réflex de serie, te invito a que pruebes uno nuevo. Aunque yo estoy enamorado del rey de los objetivos, en tu caso no tiene por qué ser el mismo. Si te gusta hazte con él, pero si lo tuyo son los paisajes ahí tienes el gran angular de Tokina 11-16mm, el cual es una maravilla (disponible para cámaras Nikon, Canon y Sony). En cualquier caso, no dejes de leer este artículo donde te propongo 4 magníficos objetivos que impulsarán tu creatividad como fotógrafo.

Como puedes ver, el aprendizaje fotográfico no termina nunca. Puedes tener años y años de experiencia a tus espaldas pero siempre tendrás algo nuevo que aprender. Son estos pequeños momentos los que hacen que el resto del «periplo fotográfico» sea tan apasionante.

Gracias por leerme 😉 Espero que este artículo te haya resultado útil. Si es así por favor no dejes de compartirlo en tu red social favorita 😉