¡Feliz Año Nuevo! Como cada inicio de año, lo normal es plantearse nuevos propósitos. Yo este año lo tengo claro, llevo algún tiempo arrastrando algunos algunos errores fotográficos que voy a evitar.
Sé que todos los años nos atiborramos a propósitos y luego no cumplimos la mayoría. El problema suele ser que no terminan de ser objetivos realistas. Esa es la regla, mejor marcarse pocos, y que sepas que los puedes cumplir, que abarcar demasiado. De la lista de once ejercicios que me propuse el año pasado, solo me han faltado dos. El autorretrato y la escapada fotográfica. Esta la tengo ya planificada para este año, el autorretrato sigue siendo mi asignatura pendiente. No desespero 😉 .
Siguiendo la premisa del año pasado, de ponerme retos que pueda cumplir, tengo claro qué es lo que voy a hacer este año, estos errores fotográficos que llevo arrastrando los pienso evitar. Los quiero compartir contigo por si coincides para que te unas a mi cruzada contra ellos.
Errores fotográficos que voy a evitar este nuevo año
- No imprimir
- No tener un flujo de trabajo bien definido
- Dejarme llevar por los likes
- No madrugar
- Quejarme de mi equipo
Voy a explicarte cada uno de estos errores fotográficos que quiero evitar. Pueden parecerte que no son muy fotográficos, pero sí que lo son. No todos los errores que uno comete en este arte tienen que ver con enfoque, exposición y demás aspectos técnicos 😉
1.No imprimir
Si bien este año imprimí una de mis fotos favoritas del año tal y como me había propuesto, la verdad es que me quedan muchas por imprimir, sobre todo familiares y de mucho tiempo. Y es que cuanto más tiempo pasa más me cuesta, por eso este año me he propuesto empezar de cero, es decir, no voy a esperar a imprimir lo del 2016 para imprimir lo del 2020 porque si no voy a llegar a 2050 como estoy. Y no, no es el camino, porque foto que no imprimes, foto que no existe.
Se acabó acumular miles de imágenes en el disco duro que no van a ver la luz. Esto es como los propósitos, mejor pocas fotos impresas que muchas en el disco duro.
2. No tener un flujo de trabajo bien definido
Cuando descubrí los beneficios de descargar todas las fotos en el catálogo de Lightroom, añadir las palabras clave, crear colecciones, etc., me di cuenta del tiempo que he perdido buscando fotos, duplicando y demás.
Pero hasta ahora (en casa de herrero cuchara de palo) he seguido con un método un poco caótico, todo lo ordenada que intento ser en mis fotos creo que es para compensar lo desordenada que soy en el resto de cosas. Soy consciente de que este es el error que más me va a costar evitar, pero es mi reto personal. Sé que lo conseguiré. Así que se acabó lo de no tener un flujo de trabajo bien definido.
3. Dejarme llevar por los likes
Reconozco que este año ha sido un poco de amor-odio con Instagram. Me encanta todo lo que me ofrece pero también detesto lo que me quita. A veces me ha robado energías, otras tiempo y otras autoestima. Soy consciente de que, sobre todo, esto último es responsabilidad mía. He tomado distancia y desde ahí he aprendido mucho, ver las cosas desde fuera despeja mucho.
Hubo un tiempo en el que sentía la necesidad de hacer fotos para subirlas a las redes sociales y recibir los esperados y ansiados likes. Por suerte, estoy superando esa fiebre, apenas subo fotos. No, sé que esa no es la solución. La solución es que voy a evitar subir fotos por obligación o pensando en los demás. Solo voy a subir lo que me apetezca, cuando me apetezca y pensando en que me guste a mí, si recibe likes como si no, pero antes la voy a imprimir 😉 . Si creo que merece la pena compartir algo, tengo claro que primero merece ser impresa.
4. No madrugar
Si ya lo dice el refrán: «A quien madruga…» 😉 Vivir a 10 kilómetros de la costa por donde sale el sol sobre el mar y no haber ido a fotografiar ni un amanecer tiene delito. Lo sé. Es un pecado enorme. Lo reconozco.
Antes me excusaba en mi peque. Error. Con el tiempo no me ha quedado más remedio que reconocer que no por es ella, que la causa es mi pereza. Y es que madrugar no es lo mío, pero quien algo quiere algo le cuesta. Y si quiero un amanecer espectacular, no lo voy a lograr desde la cama. Obvio. Así que este 2020 prometo capturar un amanecer desde una de las playas cercanas y otras fotografías que sé que me puede regalar este momento.
5. Quejarme de mi equipo
No sé si es por estar a menudo reseñando cámaras, objetivos y otros accesorios que siempre estoy deseando lo que no tengo y quejándome del equipo que tengo. Hasta aquí. Mi equipo no es profesional, porque por ahora no me dedico a la fotografía de forma profesional y no lo necesito, para todo lo demás me basta y me sobra. Si no llego donde no quiero la limitación es mía no suya.
Tengo mucho más equipo (y mucho mejor) que cuando empecé. Por lo que no tengo ninguna razón para quejarme y desear algo más. Porque como bien dice Mario en este vídeo, no es la cámara… Y lo sé, y lo tengo claro, pero es de esas cosas que a veces se olvida, es como si te llamara el lado oscuro de la fuerza… 😉 Hasta que de repente ves la luz y pones los pies en la tierra.
Lo dicho, sé que no son grandísimos propósitos, pero si los cumplo, sé que daré un paso hacia delante y me sentiré muy, pero que muy, satisfecha.
Puede que estos errores fotográficos a evitar no vayan contigo, que tengas otros. Te animo a compartirlos, porque puede ayudarnos a darnos cuenta de cosas que no vemos. Pero coincidan o no, mi mejor consejo hoy es que te propongas retos alcanzables, realistas. Porque si no, no los vas a cumplir y eso solo te generará frustración y desilusión.
Mis mejores deseos fotográficos para este nuevo 2020. Feliz Año Nuevo. Feliz Fotografía.