Siempre hablamos de que no hay que “fiarse” de los programas de edición ni del “ya lo arreglaré después” ni siquiera del “ya re-encuadraré en casa”. Por que una buena imagen se concibe en tu cabeza mucho antes de apretar el botón del obturador. Luego la haces realidad a través de tu cámara, sea cuál sea, y a través de intuición, técnica y ojo fotográfico obtienes un resultado, que debería parecerse bastante a la imagen que tenías en la cabeza antes de apretar el obturador 😉
Parece un ejercicio sencillo, pero la verdad es que el reto de imaginar o concebir una imagen y luego hacerla realidad es más difícil de lo que parece, sobretodo por que las condiciones externas a nosotros no siempre son las idóneas. Por ejemplo la percepción de la luz que posees como ser humano, no es la misma que una cámara puede plasmar; tus ojos toleran y “comprenden” mucho mejor el contraste, la luz y los colores de lo que probablemente ninguna cámara que llegues a conocer haga nunca, o tus ojos enfocan y desenfocan con perfecta habilidad haga sol, esté nublado, o estés en una habitación oscura. Por suerte o por desgracia, las cámaras no son ni remotamente tan perfectas como nuestra mirada. Por desgracia por que sus carencias provocarán que nuestras imágenes sean a veces irremediablemente carne de papelera de reciclaje 😉 y por suerte, porque si nuestra cámara lo hiciera todo por nosotros, quedaría poco margen de pasión o mejora en nosotros, ¿No crees?
Y puesto que la mejor forma de solucionar un problema es evitando que éste se presente, vamos a intentar esquivar uno de los peores errores con los que, como fotógrafo o fotógrafa te encontrarás a lo largo de tu recorrido: fotografías desenfocadas (erróneamente, se entiende 😉 ).
Aprende los tipos de enfoque automático y para qué sirven
Igual que hay vida más allá del modo automático de tu cámara, hay vida más allá del enfoque automático que tu cámara trae predeterminado al comprarla.
Probablemente, siempre que dispongas de una cámara digital, tendrás varias opciones de tipos de enfoque, que normalmente escogeremos en función del movimiento o la ausencia de él en aquello que pretendemos fotografiar.
Por lo tanto, el primer paso es conocer los modos de enfoque de los que tu cámara réflex dispone, para lo que te recomiendo que le eches un vistazo algo detenido al apartado de enfoque del manual de tu cámara. Conocer las características de tu cámara (¿Cuántos puntos de enfoque tiene?, ¿Qué tipos de enfoque automático tiene?, ¿Qué es el área de enfoque y cómo la utilizo?) te ayudará a evitar la mayoría de los errores más comunes de enfoque fotográfico.
Si conceptos como “tipo de enfoque, área de enfoque o puntos de enfoque” se te escapan, te recomiendo este artículo antes de seguir, que te explica punto por punto cómo configurar tu cámara bajo los parámetros que hemos comentado.
Utiliza el enfoque manual cuando sea necesario
No podemos negar que todos los avances nos hacen la vida generalmente más cómoda, y los que la tecnología fotográfica nos ofrecen no iban a ser menos 😉 Pero no siempre esos avances valen para todas las situaciones. Ya hemos comentado anteriormente que el tipo de enfoque viene principalmente determinado por si el sujeto a fotografiar está en movimiento o no.
Lo mismo ocurre a la hora de elegir entre el modo automático y el manual. Hay muchas situaciones en las que el modo manual es el más efectivo:
- Reflejos donde a la cámara le es difícil enfocar.
- Escenas con poca luz (interiores oscuros o fotografía nocturna).
- Fotografía macro.
- Escenas de poco contraste donde el foco se pierde porque nada destaca por encima del resto por color o textura.
- Paisajes.
En cualquiera de estas situaciones, no dudes en desactivar el modo manual. Sueles encontrar el botón para cambiar de uno a otro en el mismo objetivo.
¿Sabes cómo enfoca tu cámara?
A través del obturador
En principio, y de modo preestablecido por defecto, las cámaras suelen enfocar de forma automática al apretar el obturador hasta aproximadamente la mitad de su recorrido.
Este es, probablemente, el sistema que conoces y al que te has acostumbrado. Mientras mantienes el obturador apretado hasta la mitad, el enfoque se mantiene en el punto que le has indicado. A partir de aquí normalmente disparas o re-encuadras a tu gusto.
No obstante, un ligero movimiento de aquello que pretendas fotografiar, hará que éste pierda el foco, o un ligero movimiento de tu dedo sobre el obturador, que pierdas el enfoque y debas volverlo a enfocar o que simplemente no te des cuenta y tomes la fotografía con el enfoque erróneo. También es posible que se te escape alguna que otra foto indeseada, o que al trabajar con profundidades de campo pequeñas un ligero re encuadre te destroce el foco…
En definitiva, puedes sobrevivir con este sistema, de hecho probablemente ya lo haces, pero te muestro uno que, si bien necesitará que te acostumbres a él, es infinitamente mejor 🙂
A través del Back button focus o botón de foco trasero
En la parte de atrás de tu réflex y normalmente diseñada para manejarla con el pulgar derecho, solemos encontrar un botón AF-L en Nikon o AF-On en Canon cuya función es el bloqueo del enfoque.
Activando este botón, fijarás el foco y éste no cambiará hasta que tú lo decidas.
Es muy útil para situaciones en las que la distancia entre tú y aquello que fotografías no varía y por lo tanto, tampoco lo hace su foco. Al no tener que enfocar constantemente entre fotograma y fotograma, la toma de fotografías es mucho más rápida, y en todas ellas además te asegurarás de tener un enfoque correcto.
También puedes olvidarte de que se te dispare por accidente la cámara mientras intentas enfocar, o que esta re-enfoque por un involuntario movimiento de tu dedo sobre el obturador.
Desvincular enfoque y obturación
Es cierto que no todas las cámaras tienen esta opción, pero sí algunas réflex. Al desvincular el enfoque de la obturación, especificas cada uno de los botones para sus respectivas funciones evitando los fallos asociados a compartir funcionalidades. De nuevo te aconsejo que le eches un vistazo al manual de la cámara si aún no lo has hecho, es muy probable que te estés perdiendo no sólo funciones útiles para mejorar tu enfoque sino para la toma de fotografías y ajustes en general.
Un buen aliado; el trípode
Cuando buscamos un enfoque perfecto, cualquier pequeña variación nos puede hacer perder el enfoque, sobretodo si trabajamos con profundidades de campo pequeñas. Si lo que se te presenta es una escena estática (paisaje, arquitectura, gastronomía, producto, etcétera) y quieres un enfoque perfecto, lo ideal sería que trabajaras con trípode para evitar ligeros movimientos que pueden afectar a la pérdida de foco en tu imagen.
Y por último… ¿Conoces Live View?
Si dispones de Live View o vista en vivo, no dudes en utilizarlo para asegurarte de que el enfoque es correcto y preciso de forma inmediata y sin tener que esperar a ver el “error” de enfoque en la pantalla de tu ordenador.
Este sistema te permite ver exactamente lo que va a plasmarse en tu sensor bien porque la cámara levanta el espejo (en cámaras de un sensor) o a través del auto-enfoque por contraste (en cámaras de dos sensores) mostrándote la imagen en directo. Además te permite ampliar (hasta 10 veces) la imagen a través del símbolo «lupa» situado normalmente en la parte posterior de la cámara para asegurarte de que estás obteniendo el foco y detalle que esperas. Y si aún quieres más, a través de Live View, no sólo podrás ver el foco, sino que también comprobarás la exposición e incluso el histograma.
Como ves, hay mucha teoría respecto al enfoque, échale un vistazo al artículo, al manual de tu cámara, configúrala bien y aprende a conocerla, y a partir de aquí, practica, porque la práctica es la única forma y la más fácil de asimilar cualquier tipo de contenido. De verdad 😉
Y ya sabes, si te ha gustado, te ha resultado útil y crees que alguien más puede estar interesado en solucionar sus problemas de enfoque, compártelo en Facebook, Twitter o Google+. Muchas gracias, como siempre 🙂 .