Errar es de humanos. Sin embargo, un buen síntoma de que nuestro aprendizaje fotográfico va por buen camino es cuando notamos que no repetimos el mismo error 2, 3 ó 7 veces, que sabemos corregirlo, que sabemos convertir cada error en una lección valiosa que no hace más que pulir nuestro aprendizaje y afinar nuestro sentido artístico.
Sin embargo hoy el tema no va de evitar errores sino más bien de cometerlos. Hoy te voy a hablar de la virtud de errar, de la estética de la equivocación, de la rebelión ante las conocidas y de sobra aceptadas reglas de la fotografía correcta.
El porqué de la belleza de los errores
¿Cómo puede ser que los errores resulten bellos y tengan estética fotográfica? ¿No se supone que las mejores fotos son aquellas que respetan y aplican las reglas y técnicas fotográficas? ¿Qué sentido tiene esto?
La respuesta radica en alguna parte de nuestro cerebro. Éste, por naturaleza, está diseñado para dedicarle menos atención a los hechos normales, comunes, repetitivos y regulares, los que siguen un patrón o una regla conocida ya, y en cambio prefiere fijarse más en los irregulares, en los hechos nuevos, las cosas que destacan, pues para él resultan más llamativas, únicas y singulares, además él (nuestro pequeño cerebro) no las conoce aún y por lo tanto necesita trabajarlas un poco más. Por ejemplo si te sientas cerca de un reloj de pared con un ruidoso «tic-tac» al cabo de un rato tu cerebro se acostumbrará a oírlo y enseguida dejará de prestale atención. Nuestro olor (el propio del cuerpo) es siempre el mismo, nuestro cerebro se acostumbra a él y ya es como si lo ignorase, en cambio somos muy sensibles al olor de otras personas, sobre todo si son nuevas.
Todo esto hace que nos acostumbremos a las fotográficas regulares y normales, y que al ver de repente una obra fotográfica un poco «fuera de lo común» nos fijemos en ella más cuidadosamente. Es como si fuera una especie de ligero «aburrimiento mental». A nuestra mente le resulta atractivo, entretenido y «retador» todo lo que no entra dentro del cánon habitual, todo aquello inesperado, lo subversivo. Es como el picante, o la amargura de un buen café expresso bien fuerte, es algo que despierta nuestros sentidos, algo que nos habla en un lenguaje repentinamente diferente. Algo que no podemos ignorar.
El momento de la rebelión
Todo tiene su debido momento y hacer las cosas antes de tiempo puede ser muy contraproducente. En nuestra relación amorosa con la cámara atravesamos varias etapas desde que nace nuestro interés por la fotografía hasta que alcanzamos la madurez: atracción, curiosidad, primeras experiencias, enamoramiento, pasión total, relación seria, madurez, etc… Todas son etapas necesarias en nuestro recorrido como fotógrafos, etapas que requieren su tiempo.
El momento de la rebelión y de la desobediencia a los cánones de la fotografía generlamente llega con la etapa de la madurez, a veces puede que antes incluso, pero no mucho antes.
Se trata de un momento en el que ya dominamos las reglas fotográficas a las que nos queremos «cargar», ya sabemos lo que hay que hacer, sabemos cómo hay que hacerlo, e incluso somos capaces de lograrlo, sólo que no nos apetece. Justo ése es el momento en el que podemos darle riendas sueltas a nuestras ganas de romper con las reglas y presentarle al mundo algo bello basado en el error.
La creatividad consiste en permitirte cometer errores. El arte, en saber cuáles conservar. – Scott Adams
Como te podrás imaginar, se trata de un momento de dominio total de la regla o reglas en cuestión. Ese error que cometemos «adrede» es en realidad la máxima expresión de nuestros conocimientos fotográficos: pues no sólo conocemos la regla sino que además somos capaces de saltárnosla y obtener aun así una bella fotografía.
5 ejemplos maravillosos ejemplos de errores fotográficos
Para ir abriéndote el apetito a continuación de dejo a modo de ejemplo una exquisita selección de 5 errores fotográficos que me encantan:
1- Foto movida
Ya expliqué en varias ocasiones cómo evitar las fotos movidas, pero según en qué contextos puede que resulte interesante obtener una foto movida aposta 🙂 Las fotos movidas transmiten movimiento y dinamismo.
2- Foto a contraluz
Seguro que ya lo sabes: disparar fotos a contraluz estropea la foto ya que el sujeto sale subexpuesto, muy oscuro, y casi no se le distingue, pero.. ¿y si fuera ésa precisamente la intención?
3- Regla de los tercios
¿Quién no conoce la regla de los tercios? Según esta regla la línea del horizonte no debe dividir el encuadre o la imagen por la mitad, sino que debería situarse ligeramente hacia arriba o abajo. Un horizonte centrado debería ser, normalmente, horroroso.
Pues aquí está la excepción que confirma la regla..
4- Horizontes inclinados
Es obvio que las líneas horizontales (horizonte, suelo, mesa) tienen que ser justamente muy «horizontales». De hecho habitualmente se insiste en usar trípode con nivel de burbuja para garantizar que la foto no salga «inclinada».. Pero saltarse esta regla a veces produce interesantes resultados..
5- Viñeteado
Antaño algunos objetivos de mala calidad oscurecían las esquinas de las fotos. Es un fallo con el que muchos fotógrafos a día de hoy se siguen encontrando, y el cual se esfuerzan en intentar solucionar a través de programas de postprocesado como Adobe Photoshop o Lightroom. Sin embargo, existe también una tendencia consistente en añadir el efecto de viñeteado a propósito, manualmente.
El viñeteado le confiere a la foto una dimensión de intimidad, más emoción, además de ayudar a centrar la visión del espectador en el sujeto central. Suele dar muy buenos resultados en fotografía de retrato y de paisajes.
Ya sabes, si tú también sientes ganas de desacatar las reglas de la fotografía y empezar a seguir tus ocurrencias más alocadas hazlo, sigue tu instinto, pero por favor no lo olvides: la única regla que tendrás que respetar jamás es la de no saltarte ninguna regla que no tengas totalmente dominada.
Como siempre espero que hayas disfrutado de esta lectura. Si encuentras este artículo útil o inspirador por favor compártelo con quien más lo necesite.