Comprar una cámara de fotos réflex y ver cómo ésta se va quedando obsoleta a los pocos meses genera mucha frustración. A continuación me gustaría mostrarte un truco con el que siempre podrás tener la última cámara de fotos réflex.
Si te has sentido alguna vez dueño de una cámara de fotos obsoleta en comparación con las de otros fotógrafos, conozco la sensación. La conozco porque TODOS la experimentamos tarde o temprano. A menos que tengas un dinero infinito y te dediques a comprar nuevos modelos en cuanto salgan al mercado, es imposible no sentirte obsoleto con una cámara de fotos. Da igual la marca, el modelo, las prestaciones, que sea cara, que sea barata, que la hayas comprado con un objetivo u otro. Tu cámara de fotos está hecha para acabar siendo obsoleta.
Es el conocido y aceptado juego de los fabricantes. Una marca de cámaras de fotos no busca vender cámaras, sino vender cuantas más mejor. Para lograrlo, nada más eficiente que sacar un modelo al mercado, promoverlo y hacer que la gente lo compre, para al poco tiempo volver a lanzar uno parecido pero superior en ciertos aspectos. Lamentablemente (afortunadamente para estos fabricantes) la mayoría caemos en este juego. Con el tiempo nos hemos acostumbrado a querer tener lo mejor. No hay nada malo en querer tener lo mejor, es condición humana, sólo que, me da la sensación de que nos estamos confundiendo como fotógrafos en lo que estamos persiguiendo.
La cámara no es el fin. Es un medio.
¿En serio queremos poseer el último grito en cámaras? ¿Por qué?
A los fotógrafos nos encanta exponer. Cualquier trabajo nuestro que produzca «¡Ohhhs!» de admiración nos hace felices. Por naturaleza, nos encanta exhibir y observar las caras de admiración a nuestro alrededor. Hay un pequeño detalle que a veces se nos escapa no obstante: lo que hay que exhibir es la foto, no la cámara.
La cámara, como dice el título de esta sección, no es ningún fin en sí misma. Es un simple medio con el que hacemos fotos que luego disfrutamos y compartimos. Éstas sí sin algo de lo que nos podemos preocupar, intentar mejorar, no la cámara.
Soy un firme detractor de la idea que relaciona directamente la calidad de una fotografía con las prestaciones de la cámara. No siempre una cámara superior te dará una foto superior. Y viceversa, no siempre una cámara modesta en prestaciones te va a producir una foto mala. Partimos de la base de que quien hace las fotos eres tú (etsh, no te hagas el sorprendido ahora, se supone que lo sabías y que.. lo disfrutabas).
Evidentemente todo es matizable, claro que una cámara Canon 5D Mark III ofrece prestaciones muy superiores a la Nikon D60, y obvio que eso en ciertos casos puede ayudar, pero son casos muy concretos, fotógrafos profesionales que necesitan trabajar bajo condiciones extremas, que buscan un resultado técnicamente específico y concreto. Aun así, no tenemos garantías de que el fotógrafo de la Canon 5D Mark vaya a conseguir mejor fotografía que el de la Nikon D60. Ni viceversa tampoco. La cámara no me dice nada. Es el fotógrafo.
La Mejor Cámara de Fotos Réflex
La mejor cámara de fotos, como ya dije en varias ocasiones, no existe. Existe una cámara idónea para cada uno de nosotros, cierto, pero una «mejor» para todos y de manera absoluta, yo no conozco ninguna. Y aunque la hubiera, tranquilo, que en poco tiempo se quedaría obsoleta.
La salida de esta situación es que compres una cámara y te mentalices, ya de entrada, que no te va a resultar obsoleta. Se trata de contraer un matrimonio, por amor, y empezar a imaginar planes futuros, largos y duraderos. No puedes invertir un dinero en la compra de una cámara de fotos con el único argumento de que «hombre, tiene prestaciones muy avanzadas, tiene lo último en tecnología». Si pensases así, habrás acertado al principio, sentirás GRANDES dosis de satisfacción al exhibirla delante de tus amigos los primeros días y meses, pero al poco tiempo Pentax, Canon, Sony, o la marca que sea sacará un modelo que le dará mil vueltas , y tú sentirás que tu cámara es muy obsoleta. Una sensación terrorífica.
Olvídate del adjetivo «obsoleta». Escoge una cámara que te guste, una que cumpla con tus necesidades fotográficas y que te resulte asequible de precio. Una vez la hayas comprado, olvídate por favor del tema de comprar cámaras, al menos para rato. No tengas ojos más que para ella y para las composiciones que con ellas vas a disparar. Disfrútala. Olvídate de la evolución de las prestaciones. Si el mundo empieza a considerar tu cámara obsoleta pero ésta sigue cumpliendo con tus expectativas, no le hagas caso a nadie más que a tu propia opinión.
Mi opinión
Cuando digo que no le hagas caso a nadie, me incluyo a mí mismo. Aun así, voy a compartir contigo algo: en el artículo donde recomiendo cámaras de fotos réflex, recomiendo cámaras que relativamente han sido reemplazadas por otros modelos, más jóvenes, fuertes y potentes. Da igual, cada vez que actualizo ese artículo, me aferro a los mismos modelos que siempre he recomendado. Son cámaras que pienso que hace un año o dos merecían la pena, y por consiguiente que siguen mereciendo la pena. ¿Cómo iba a ser capaz de poner la mano en el fuego por una cámara, y al año siguiente o dos años después iba a dejar de recomendarla? Aunque tengas que comprarla de segunda mano porque esté descatalogada. Las cámaras que recomendaba hace un año o dos son cámaras con las que a día de hoy seguiría estando encantado.
Conozco a personas que saben más de cámaras de fotos, de modelos y prestaciones que de fotografía. Son personas que pasan la mayor parte de su tiempo intentando demostrar que poseen la cámara más potente del momento, son capaces de argumentártelo basándose en la tecnología del procesador, la nanotecnología del sensor, las especificaciones de la batería, etc.
Otras, disfrutan inmortalizando el mundo que ellas conocen a través de algo llamado fotografía.
Gracias por leer este artículo.