Fotografías cortesía de: Iñaki Bolumburu,Rodney Campbell,peaceful-jp-scenery,Adrian Kingsley-Hughes, Bajo Licencia de Creative Commons.

Todo lo Que Necesitas Saber Sobre el Modo Bulb

Y aquí estamos de nuevo para desgranar poco a poco este retorcido diccionario de palabrejas que  nos regala el mundo fotográfico. Hoy veremos el modo Bulb, que pasará de (quizá) ser un completo desconocido a un gran compañero de viaje. Eso sí, si quieres saber por qué se llama Bulb y no otra cosa, la verdad es que no lo sé. ¿Bulb de qué? ¿De bombilla? No idea! Pero sí sé para qué funciona y cómo usarlo, así que si te interesa, olvídate por el momento de cómo se llama y veamos cómo funciona y para qué puedes utilizarlo :-).

Pero antes de meternos en materia, tengo que recomendarte esta mega guía que te hemos preparado para que aprendas a dominar el Modo Manual de una vez por todas.

¿Qué es el modo Bulb?

Para explicar el modo Bulb empezaremos por el principio. ¿Verdad que te suena algo llamado velocidad de obturación? La velocidad de obturación no es más que la velocidad a la que se abre y cierra el obturador de tu cámara, o lo que es lo mismo, el tiempo que tu sensor está en contacto con la luz que penetra por el objetivo.

De velocidades las tenemos más rápidas y más lentas. Cuanto más lenta decimos que es la velocidad, más tiempo permanece abierto el obturador y, consecuentemente, entra más luz. En cambio, cuanto más rápida es la velocidad a la que trabajamos, menos tiempo permanece éste abierto (el obturador se abre y cierra rápidamente), dejando que pase menos luz a través del obturador.

Si te gusta trastear con tu cámara, cosa muy recomendable si pretendes llegar a conocerla a fondo, quizá te habrás dado cuenta de que cuando te mueves en las velocidades lentas, llega un momento en que en la cámara aparece la letra B (normalmente cuando llegas más allá de los 30 segundos). La cámara parece decirte algo como si quieres más escógelo tú, yo ya no puedo ofrecerte más 😉 Y es más o menos eso. El modo Bulb es una forma de controlar manualmente las velocidades lentas (allí donde mayor tiempo permanece abierto el obturador). Allí donde la cámara no ofrece más o allí donde los tiempos que ofrece no te convenzan, entra en juego el modo Bulb.

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¿Cómo funciona?

Básicamente, y como acabamos de comentar, el modo Bulb te permite abrir y cerrar el obturador manualmente, dejando pasar la luz el tiempo que tú le indiques. Puede funcionar de dos formas:

  • Bien aprietas una vez para que se abra el obturador y otra vez para cerrarlo (finalizando así la captura)…
  • …o bien te obliga a mantener el obturador apretado manualmente el tiempo que estés exponiendo y finaliza la captura cuando lo sueltas.

Me atrevería a decir que el modo que más abunda es el primero, pero tendrás que hacer la prueba o echarle una ojeada a tu manual de instrucciones.

¿Cuándo utilizarlo?

Como ya hemos adelantado, el modo Bulb sirve para controlar manualmente la velocidad. Supongo que te habrás fijado en que cuando el sensor de tu cámara dispone de mucha luz ambiente, el obturador se abre y cierra muy rápidamente y, en cambio, cuando dispone de poca luz ambiente, este se abre y cierra más lentamente. Si estabas usando un trípode no hay problema, si no, seguramente te encuentras ante una imagen movida o trepidada. Si acabas de aterrizar en el mundo fotográfico y aún no te habías fijado en esto, haz la prueba, aunque sea en automático, coge la cámara y sal a la calle o al balcón o un rincón de tu casa plenamente iluminado, verás como el sonido del obturador es veloz. En cambio, si haces la misma prueba en un entorno oscuro, verás cómo el obturador tarda bastante más en cerrarse. Eso es porque intenta compensar la falta de luz teniendo más tiempo el obturador abierto. Y de eso se trata el modo Bulb. De ese tipo de imágenes donde quieres o necesitas trabajar con un buen margen de tiempo porque no dispones de luz suficiente, o porque quieres captar el movimiento durante un amplio espacio de tiempo, o donde simplemente necesitas controlar de forma precisa el momento en que se abre y cierra tu obturador.

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Fotografía de larga exposición

Y eso se traduce, generalmente, en fotografía de larga exposición, que es aquella donde el obturador permanece abierto más tiempo de lo “habitual”. Seguro que has visto un montón de imágenes fascinantes hechas con larga exposición. Quizá hasta ahora no sabías cómo se hacían, o las velocidades de tu cámara se quedaban cortas. Bien, ha llegado el momento de que fotografíes estrellas allí donde antes no veías nada, de que conviertas la noche en día, de que escribas con luz, caces rayos o conviertas el agua en seda. ¿Cómo te quedas? 😉

  • Siempre que trabajes con largas exposiciones necesitarás un trípode para que tus imágenes no queden movidas.
  • Un disparador remoto te será de gran ayuda cuando trabajes con velocidades lentas para que no se mueva el cuerpo de la cámara al apretar el obturador (sostenidamente o dos veces).
  • ISO lo más baja posible: Conservarás calidad de imagen y te permitirá trabajar con velocidades lentas.
  • Busca entornos oscuros. Para trabajar la larga exposición y el modo Bulb, necesitarás buscar escenarios con muy poca luz, ya que mantener abierto el obturador un tiempo largo a plena luz sólo quemaría la imagen (totalmente blanca).
  • Visualiza qué quieres conseguir incluso antes de salir de casa. Los temas que puedes trabajar con larga exposición son muchos, no te limites a ir a la aventura nocturna sin tener ni idea del resultado que quieres obtener. Para fotografiar estrellas necesitarás un entorno y material adecuado y diferente que para fotografiar con la técnica de Lightpainting o para fotografiar una cascada con efecto sedoso.
  • El modo Bulb gasta mucha batería (sobre todo si tienes la cámara trabajando a velocidades muy lentas) no olvides llevarte, por lo menos, una más de repuesto.

Otros usos

Rayos y fuegos artificiales

Sí, como lo oyes. No son momentos en los que quieras exposiciones larguísimas como podrías necesitar para fotografiar un cielo nocturno, pero necesitas controlar con precisión el momento en el que se abre y se cierra el obturador. De la suerte, de la paciencia y de la cabezonería dependen los resultados de ambas imágenes, sobre todo la de rayos, menos común por su dificultad y por el riesgo que entrañan. En cambio, con fuegos artificiales te encontrarás más de una vez y de dos, y generalmente nos regalan unas imágenes muy fotogénicas 🙂

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Bueno, pues ya está. Fácil, ¿verdad? Simplemente una forma más de dominar todos los aspectos de una toma. Ahora sólo queda ponerlo en práctica, que de eso va este blog. De practicar fotografía y sobre todo de disfrutarla y no perder las ganas de aprender 🙂 Ah, y si te ha parecido útil no dudes en compartirlo en Facebook, Twitter o Instagram. Muchas gracias y hasta la próxima 🙂