Según la Real Academia Española (RAE), el equilibrio es el estado de un cuerpo cuando fuerzas encontradas que obran en él se compensan destruyéndose mutuamente. Es decir, podemos asegurar que algo está equilibrado cuando está compensado, estabilizado, igualado, queda a 0, no se cae, o como quieras interpretarlo 😉 . Hasta aquí bien, ¿verdad? Ahora bien, ¿cómo traducimos el equilibrio a nivel visual? ¿Cómo sabemos si algo está equilibrado en una imagen? ¿Cómo podemos aplicarlo a nuestras composiciones? ¿Es necesario que siempre haya equilibrio en ellas o podemos jugar con el desequilibrio? Vamos a ver cómo conseguir el equilibrio en una composición fotográfica.
Pero antes, si quieres profundizar en la composición fotográfica y conocer todos los trucos y consejos para unas fotografías de lo más impactantes, te recomiendo esta mega guía que te hemos preparado.
Peso visual y direccionalidad
En fotografía (y quien dice fotografía dice pintura, grafismo, audiovisuales, publicidad, arquitectura, etcétera) hablamos de equilibrio a través de la relación de los elementos que aparecen en la escena y de su peso visual. ¿Que qué es el peso visual? 😉 El peso visual es el grado de atracción que posee el elemento en cuestión, que viene determinado por el contraste de luz que se establece entre los diferentes elementos que la componen. Es decir, una estrella de gran tamaño atrae más nuestra mirada que una menor, o el color rojo nos atrae más que el azul cielo. Asimismo, en todo equilibrio, entra en juego la dirección hacia la que se mueven los elementos, sea este literal o simplemente una impresión subjetiva.
¿De qué depende el peso visual de un objeto?
Ya hemos avanzado un poco qué características debe tener un elemento para tener mayor o menor peso visual o nivel de atracción. Veámoslas con mayor detenimiento:
Color: Según la teoría del color, los colores se dividen según diferentes características, cada una de las cuales, tiene, además, la característica de tener menor o mayor peso visual que su opuesto.
- Colores cálidos y fríos: Los cálidos tienen mayor peso visual que los fríos (también decimos que parecen “acercarse” más).
- Brillo o luminosidad: Los colores oscuros (menos brillo) pesan más que los claros (más brillo o luminosidad).
- Saturación: O grado de pureza del color (intensidad). A más saturación mayor peso visual y a menor saturación menor peso.
Tamaño: A mayor tamaño, más aumenta también el peso visual del objeto.
Situación en el encuadre: Los elementos situados en la parte superior del encuadre los percibimos como más pesados. Esto es debido a lo que se conoce como “peso psicológico”. Éste peso se explica por la forma inconsciente en la que nos relacionamos con los objetos de nuestro alrededor mediante nuestra percepción de la gravedad. Es decir, puesto que percibimos los objetos con gravedad, siempre tendemos a entenderlos por su atracción en dirección a la tierra. Debido también a nuestra forma de leer, explicamos que tengan más peso psicológico los elementos situados a la derecha del encuadre. Ya hemos comentado alguna vez que nuestra forma de leer las imágenes es igual que a la que utilizamos al leer texto; de izquierda a derecha.
Contraste: Todo aquello que contrasta por diferenciación al resto, tiene más peso visual porque llama más nuestra atención. Imagina una escena con un montón de tornillos amarillos al que le añadimos una pelota naranja… ¿Qué elemento te parece que destaca más?
Textura: Una textura rugosa, destaca más a simple vista que una superficie lisa, por ejemplo.
Claro sobre oscuro: Pesan más los elementos claros sobre fondo oscuro que los oscuros sobre fondo claro.
Sensación subjetiva: Dependiendo de qué forma impacte más al que la observa, su peso aumenta o disminuye respecto a otro de más o menos impacto.
Aislamiento: Una figura aislada destaca más que un grupo de formas.
Distancia: Un elemento colocado en la lejanía se percibe con más peso que uno cercano.
Debes tener en cuenta a la hora de analizar el peso visual de los elementos de la escena, que las características de los elementos se combinan entre ellas.
Direccionalidad de los elementos
No sólo contemplamos el peso visual de una escena, sino hacia dónde se proyecta éste, ya que esta direccionalidad de los elementos nos aporta, al igual que el peso, mayor o menor impacto en el equilibrio de la escena.
Forma: La forma de los objetos proyecta a través de sus líneas, diferentes direcciones y fuerzas.
Temática: Si reconocemos el objeto en cuestión, en muchos casos podemos averiguar su direccionalidad simplemente por su forma. Por ejemplo un rostro, un avión, un coche, etcétera.
Movimiento: Más allá del movimiento literal, podemos generar sensación de movimiento en función de dónde situamos el peso de la imagen. Piensa por ejemplo en la ley de la mirada en la que dejamos espacio en la dirección a la que se dirige la mirada de nuestro protagonista, o en el espacio negativo.
Recuerda asimismo la forma en la que leemos y cómo esto nos afecta en la forma en la que percibimos las imágenes y, consecuentemente, en la forma en la que componemos (las composiciones de izquierda a derecha nos son más naturales).
Ahora bien, hasta ahora hemos visto que todos los elementos de la escena tienen mayor o menor peso, en función del nivel de atracción visual que generan, pero más allá del peso de los elementos en la escena y la direccionalidad, ¿cómo conseguimos el equilibrio en una imagen?
Tipos de equilibrio en la composición
Igual que una balanza queda equilibrada cuando el peso a ambos lados del eje central es el mismo, ya hemos comentado en la introducción que el equilibrio se basa en la compensación de las fuerzas de modo que el resultado de las mismas quede a 0, compensado o estabilizado. Principalmente hay tres formas de componer en base al equilibrio:
Composiciones estáticas o simétricas: Son las que ubican los pesos visuales a ambos lados del eje central (imaginario) de forma que los dos lados atraen la vista por igual, expresando así calma, equilibrio y descanso (y, ojo, aburrimiento en algunos casos 😉 )
Dinámicas o asimétricas: Cuando utilizamos diferentes pesos visuales a ambos lados del encuadre, decimos que éste es asimétrico. El resultado son composiciones dinámicas y vitales.
Composiciones en desequilibrio: Si todo el peso se sitúa a un lado del eje, decimos que nos encontramos ante una composición desequilibrada o inestable en extremo.
Concluyendo…
Después de la infinitud de conceptos que dejamos unas líneas más arriba, lo más importante es que actúes con instinto. Tu mirada sabe perfectamente lo que pesa más o menos, por algo trabajamos con nuestras propias percepciones humanas 😉 Procura huir de las composiciones demasiado simétricas (en espejo) y busca el equilibrio en composiciones más dinámicas. Por ejemplo la Regla de los tercios, es un tipo de composición más dinámica que además es muy equilibrada, pero no sólo eso. Las normas están para romperlas, y el equilibrio también 😉 Puedes transmitir muchas sensaciones con imágenes desequilibradas: agobio, caos, etcétera.
Te recomiendo que con una simple hoja de papel DINA4 con una raya en medio y un par de objetos de diferentes formas y colores, vayas probando diferentes posiciones de los objetos en el plano y veas por ti mismo de forma sencilla, los pesos, las direcciones y el equilibrio de los elementos. Una vez lo tengas claro, a por el mundo real. En él tendrás muchas más distracciones pero también mucha más emoción 🙂
Espero que te haya sido de utilidad y que puedas quedarte con alguno de los conceptos para enriquecer tus imágenes. Ah, y si crees que alguien podría beneficiarse del artículo, adelante, comparte 🙂 Muchas gracias y hasta pronto.