Las imágenes desestabilizadas son, desgraciadamente, uno de los errores más comunes y con peor solución que podemos encontrar como fotógrafos. Un encuadre malo siempre tiene mejor solución, podemos recortar aquí o allá sin perder demasiada calidad de imagen. Podemos también salvar algo las luces y las sombras, aumentar o reducir el contraste… Todos estos pequeños ajustes o arreglos de nuestra imagen, prácticamente no nos causarán pérdida de calidad, pero una imagen desestabilizada es otro cantar, si la imagen está movida, está movida, mala suerte, hay poco que hacer o poco margen de mejora. Así que lo mejor es prevenir y actuar antes de que ocurra la tragedia 😉 porque, además, las trepidaciones originadas por nuestro propio movimiento son difíciles de detectar a simple vista; solemos darnos cuenta de ellas cuando alegremente abrimos las imágenes en nuestro ordenador y, ¡sorpresa! Nuestra imagen está movida, trepidada, inservible 🙁
Así que vamos a ver unos cuantos consejos para que, si tu fotografía falla, por lo menos que no sea por culpa de la desestabilización de la cámara 🙂
Sujeta bien la cámara
¿Te crees que no hay diferencia? ¡La hay! Y no sólo por tu propia comodidad, la forma en la que sujetas tu cámara, puede convertirte en un trípode o en una batidora 😉 Así que procura sujetar tu cámara de la forma más firme posible, ofreciéndole puntos de apoyo, a través de tu propio cuerpo fijado y equilibrado. Si es necesario, busca puntos de apoyo externos. Todo para que transmitas el menor movimiento posible a tu cámara.
Distancia focal y velocidad mínima
Recuerda siempre la fórmula que nos proporciona, de forma aproximada, la velocidad mínima a la que debemos disparar para que las imágenes no nos queden movidas:
1/Distancia focal de tu objetivo, o lo que es lo mismo, hay que trabajar siempre a una velocidad por encima de la focal de nuestro objetivo. Por ejemplo, si estoy trabajando con un 50mm, con una velocidad por encima de 1/50 s, debería ser suficiente para congelar la imagen. No obstante, esta es una fórmula aproximada, algunos de nosotros contamos con buen pulso y probablemente podremos trabajar a velocidades más lentas (1/30s) sin tener trepidaciones, y otros necesitaremos velocidades más rápidas porque tenemos mal pulso o porque nos gusta correr literalmente detrás de la imagen 😉
Por lo tanto, si dispones de poca luz y puedes escoger, te será más útil disparar con un gran angular que con un teleobjetivo, ya que el primero te permitirá trabajar a más velocidad, reduciendo así el riesgo de trepidaciones. En definitiva, cuanto menos utilices el zoom en situaciones de poca luz, mejor 😉
Vale, estamos haciendo fotos y tenemos la suerte de ver in situ que nos están quedando mal, borrosas, movidas, trepidadas, en definitiva, carne para la basura de reciclaje. Por suerte estamos a tiempo de solucionar el problema que hemos identificado como falta de velocidad. Ahora bien, ¿cómo conseguimos más velocidad sin que nos queden imágenes subexpuestas?
Recurre al triángulo de exposición
La fotografía es un tira y afloja entre ISO, velocidad y apertura de diafragma. Cualquier variable del triángulo de exposición que modifiques, afecta a los otros dos. Si logras comprender cómo se interrelacionan entre ellos y en qué y cómo afectan a la imagen, podrás hacer magia con tus imágenes 😉 Veamos qué podemos hacer para ganar velocidad y evitar así las trepidaciones:
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Aumentar la ISO
A mayor ISO, mayor sensibilidad del sensor a la luz (es como si se hubiera encendido una lucecita extra al fondo de tu imagen). Pero ojo, no debes sobrepasar los límites de tu ISO ya que al hacerlo, añadirás ruido a tu imagen. Averigua cuál es la ISO máxima a la que tu cámara puede trabajar sin perder calidad de imagen.
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Abrir el diafragma
Abrir el diafragma, es sinónimo de una mayor entrada de luz, pero a la vez de una pérdida de profundidad de campo. Tenlo en cuenta porque la profundidad de campo (zona enfocada en la imagen) puede modificar significativamente tu imagen.
Activa el estabilizador de tu cámara u objetivo
Precisamente se han inventado para situaciones como ésta en la que dispones de poca luz y necesitas fijar el movimiento que tú mismo transmites a la cámara. Si tu cámara u objetivos son relativamente nuevos, es probable que los tengas incorporados, así que échales un vistazo y, si dispones de ellos, actívalos 🙂
Utiliza un trípode
Es la forma más fácil y efectiva de eliminar las trepidaciones, permitiéndote no modificar las variables de apertura, ISO o velocidad.
- Añádele un disparador remoto a la ecuación y tu imagen será perfecta en cuanto a trepidaciones. Si no dispones de un disparador externo, configura el disparador interno de tu cámara. Así evitarás el movimiento que puedas transmitir al tocar el obturador de la cámara.
¿Que no tienes trípode? Bueno, inventiva al poder. Estanterías, bancos de la calle, espaldas de conocidos, techos de coches… Lo que se te ocurra (con precaución 😉 ) Lo que encuentres a tu alrededor que te permita fijar bien el cuerpo de tu cámara.
Usa el flash
El flash tiene muchos amantes y detractores aunque, sea como fuere, tiene sus momentos estelares. Si buscas estabilización, puede que sea uno de esos momentos 😉
Más vale que sobre…
Las imágenes desestabilizadas son uno de los problemas más comunes y traicioneros que nos encontramos los fotógrafos, además de ser uno de los más frustrantes puesto que son muy difíciles de detectar in situ (en la pantalla) a menos que sean muy evidentes. Por ello, siempre es buena idea aplicar esta premisa: más vale que sobre que no que falte. Más vale que te sobre algo de ISO o de velocidad o de apertura de diafragma, que no que la imagen se quede justa, aparentemente correcta, y te lleves una gran decepción al llegar a casa. En cuestión de estabilización mejor ser conservador e ir sobre seguro 😉
Espero que después de este artículo las imágenes desestabilizadas sean cosa del pasado ;-). Si quieres intentar ayudar a acabar con esta frustrante lacra fotográfica, compártelo con quien creas que pueda necesitar una pequeña ayuda 😉 Muchas gracias y hasta la próxima 🙂