¿Sabías que tu cámara tiene un rango de temperatura para un funcionamiento óptimo? Suele estar, según modelo y fabricante, entre los 0º y los 40º C. ¿Ocurre entonces que fuera de estas temperaturas no funciona? No. Funcionará, pero no esperes que lo haga normalmente, además, podrás encontrarte con otros problemas más serios que un disparo lento.
Si te preocupa el cuidado de tu equipo, yo de ti me quedaría ;), pues te voy a contar cómo prevenir esos posibles problemas o cómo solucionarlos si quieres capturar las maravillas que ofrecen los días de frío.
¿Qué problemas pueden surgir?
Es posible que a temperaturas muy bajas tu cámara no trabaje normalmente, que la pantalla LCD no funcione o no vaya bien y tengas que lograr que entre en calor. Esto no significa que la pongas encima de un radiador, pero sí que puedes meterte en algún lugar cerrado donde la temperatura sea mayor. Pero los problemas que más te vas a encontrar están relacionados con la batería y con la condensación.
Batería
Las baterías con el frío rinden muchísimo menos, notarás que tienen menos autonomía y que, además, tardan más en cargar. Las mejor solución es la más básica, llevar repuesto, para no quedarte en cuadro en el mejor momento. Otro truco es, mientras no la uses, llevarla pegada al cuerpo o, por ejemplo, en un bolsillo del abrigo (si es interior mejor). Tu propio calor la protegerá del frío y aguantará más. Ponla en la cámara cuando la vayas a usar, mientras tanto, bien cerquita de ti ;).
Cuando se agote la de repuesto, si has tenido la previsión de mantener la otra cerca de tu cuerpo, vuelve a probarla, porque es muy probable que te permita realizar unos cuantos disparos más. Es que el frío las deja aletargadas pero con el calorcito vuelven a revivir.
Condensación
Si usas gafas seguro que sabes lo que es entrar a un local muy cálido desde la calle con mucho frío y que se te empañen los cristales. Esto es lo mínimo que le puede pasar a tu cámara (mejor dicho a tu objetivo) con un cambio de temperatura brusco. Y digo lo mínimo porque este problema es temporal, no podrás hacer fotos durante un rato.
¿Pero qué pasaría si tu cámara comenzara a sudar? No sería así literalmente pero sí que podría parecerlo. Y esto ocurre cuando la humedad del ambiente se condensa en la cámara. Aunque puede asustar mucho no es grave si la condensación es externa, sin embargo, una condensación interna puede estropear tu cámara. Y me refiero a estropear de verdad. No te asustes, esto no es muy frecuente, pero te lo cuento porque puede pasar y hay formas de prevenirlo.
No se trata de que tu cámara hiberne en invierno cual oso en la cueva, sino que tomes las precauciones necesarias.
Algunas de estas medidas son:
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- Meter en la mochila bolsitas de sílice (esas que vienen en las cajas de zapatillas deportivas, por ejemplo). Aunque parece que no es cien por cien eficaz, no está de más meter alguna, ¿no crees?
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- Envolver la cámara en una toalla o una camiseta antes de guardarla en la mochila.
- No sacar la cámara de la mochila inmediatamente al cambiar de temperatura, dejar que poco a poco se vaya adaptando a la temperatura del ambiente. Colócala lejos de cualquier fuente de calor. Puedes abrir la mochila cuando pase un rato y dejar la cámara otro rato más hasta que notes que ya no está fría cuando entres en un espacio más cálido (o al revés).
Lo importante es que el cambio de temperatura no sea muy brusco, por lo que cualquier solución que se te ocurra para que el cambio sea gradual (y que no sea agresiva para el equipo), será bienvenida. Cuando vuelvas a casa procura no sacarla de la mochila hasta pasadas un par de horas. Aunque tengas que luchar contra la emoción de revisar las fotos, mejor será que esperes tomándote algo calentito ;).
Golpes
Además de la condensación y del funcionamiento de las baterías, debes tener en cuenta que con temperaturas de -20º C o menos, el metal y algunos plásticos se vuelven más frágiles, por lo que si reciben un golpe fuerte pueden agrietarse. Si normalmente tienes cuidado de que no golpear el equipo o de que no se caiga, con condiciones de frío intenso debes extremar las precauciones.
Nieve
Si vas a fotografiar con nieve, procura usar alguna funda o bolsa impermeable para que la cámara no se moje y el daño vaya mucho más allá de unos pies congelados. Porque esos copitos helados acaban convirtiéndose en agua, enemigo número uno de tu equipo.
Tampoco es mala idea que uses una mochila impermeable o al menos una funda impermeable para cubrirla. Si no corres el riesgo de caer al agua con equipo incluido, una que incluya funda te servirá. La favorita de Mario es esta. Pero si quieres encontrar la que más se ajuste a tus necesidades, aquí tienes una guía de compra para encontrar la mochila ideal para tu cámara.
Truco: puedes usar incluso un gorro de ducha para proteger la cámara, o cualquier bolsa de plástico ayudada por una goma elástica.
Niebla
No puedes perder la oportunidad de fotografiar la niebla por miedo a estropear tu equipo. Es demasiado mágica para ello y tu equipo puede ser protegido con una bolsa como con la nieve o envuelto en una camiseta o paño. También es buena idea secarlo de vez en cuando para protegerlo de tanta humedad.
¡Dios mío! ¿Qué le he hecho a mi equipo?
Vale, no has podido esperar, la emoción de descargar las fotos o revisar esa tan chulísima que has logrado te ha superado y has sacado la cámara de la mochila en cuanto has entrado por la puerta y te has sentido en casa, al calor del hogar. Ahora tu cámara está casi que chorreando y te has dado cuenta de esto de la condensación que ya no te acordabas y no sabes qué hacer. Lo primero, ¡¡¡no salgas corriendo a la calle para volver a enfriarla!!! Ahora respira, como te ofusques no vas a dar pie con bola, y sigue estos pasos:
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- Saca la batería.
- Abre todas las tapas.
- Quita las tapas de los objetivos.
- Seca, por fuera, con un paño suave la cámara y los objetivos.
- Ahora sí, colócalos cerca de una fuente de calor, no demasiado cerca, pero lo suficiente para que le llegue algo de calor y que se pueda ir evaporando el agua. Déjala el tiempo necesario para ello.
Inspiración
Y para que veas que no quiero quitarte las ganas de pasear a tu equipo por el frío, te dejo unos artículos motivadores e inspiradores. No podrás evitar salir a pasar frío a la mínima oportunidad 😉
Protégete tú
Vale, mucho proteger el equipo pero… ¿qué pasa contigo? ¿Has pensado cómo se te pueden quedar las manos después de cinco minutos a temperaturas por debajo de los 0º C? Yo de ti usaría unos buenos guantes de los que permiten dejar un par de dedos libres, porque si te los tienes que estar quitando y poniendo de nada sirve llevarlos. Aquí tienes unos por si no sabes de qué te hablo.
También tienes esta opción más económica y que deja todos los dedos al aire.
Recuerda que con frío muy intenso el metal se adhiere a la piel y a la hora de despegarlo puedes ver las estrellas, de ahí la importancia de los guantes y de tener cuidado al acercar una cámara de metal cerca de la nariz o los pómulos.
Un buen abrigo, un gorro calentito y un termito con una bebida caliente tampoco estarán de más. Tu equipo es importante, pero tú más. Sin fotógrafo no hay foto 😉
No olvides compartir esta información para que las cámaras de tus colegas estén a salvo 😉 Ahora sal y disfruta del frío, ¡merecerá la pena cuando veas el resultado!
Gracias y hasta pronto.