💡 ¿Pensando en comprar tu próximo objetivo? No te pierdas nuestra guía con todos los consejos a la hora de adquirir uno y nuestras mejores recomendaciones.
Son muchas las personas que, equivocadamente, creen que lo que de verdad marca la diferencia en una fotografía es la cámara. Y se equivocan por varias razones que voy a contarte.
Lo primero es que la diferencia la marca el fotógrafo y eso es algo indiscutible. Dale a un buen fotógrafo una cámara normalita y sacará fotos infinitamente mejores que alguien que no sepa o sepa muy poco con una cámara de primera. Si no me crees imagínate a Fernando Alonso conduciendo mi Punto y a mí su coche de carreras. ¿Quién ganará? Soy buena conductora pero no cabe duda que su coche me dominará a mí y no al contrario.
La segunda razón por la que se equivocan es porque la diferencia la marca antes un objetivo que una cámara. Dentro de unos límites (evidentemente no se puede comparar una compacta normalita con una réflex), lo verdaderamente importante es la lente y no el cuerpo. Me explico. Si pones un objetivo normalito en un pepino de cámara, por muy profesional que sea ésta, la fotografía va a estar limitada por las capacidades de este objetivo. Probablemente, por no decir con seguridad, obtendrás mejores resultados con una réflex de principiante y un buen objetivo luminoso.
Hace algunas semanas publicmos el artículo 5 Objetivos Muy Luminosos De Focal Fija (Al Menos Deberías Tener Uno). En él resumí, muy brevemente, las razones por las que adquirir uno de estos objetivos. Hoy profundizaré en ellas para que tengas claro qué es lo que puede aportarte un objetivo de este tipo.
¿Qué es un objetivo muy luminoso?
Se dice que un objetivo es muy luminoso cuando tiene una apertura de diafragma de al menos f/1.8. Esto es si es un objetivo de focal fija. En cambio, si se trata de un teleobjetivo o de uno con focal variable, si tiene aperturas a partir de f/2.8. Igual te estás preguntando qué es la apertura y qué tiene que ver… Pues vamos a verlo. (Si lo sabes puedes saltarte este apartado 😉 ).
Apertura
Por si no sabes lo que es la apertura de diafragma o no te apetece leer este artículo que lo aclara perfectamente, empezaré por explicarlo. Porque si no… difícil. Además, si no sabes de qué va, deberías, pues es uno de las primeras lecciones que debes aprender en fotografía. Llegó el momento 😉
Voy a intentar explicarlo de una forma muy sencilla. Para que lo entiendas hasta si eres como yo, que estas cosas o me las dan muy muy mascadas o me cuesta un mundo… Aunque no sea una explicación nada técnica y alguno se eche las manos a la cabeza (acepto correr el riesgo 😉 ).
Primero te diré que en todo objetivo existe un elemento llamado diafragma. Este se cierra al apretar el botón de disparo y es el que determina la cantidad de luz que entra en el sensor. Porque para que exista la fotografía necesitas luz, eso lo sabes, ¿verdad?
Más fácil, imagina una ventana con una persiana. Cuanto más abras la persiana, más luz entrará en la habitación. Puedes regular la cantidad de luz que deseas en una estancia subiendo o bajando la persiana. Lo mismo ocurre con tu cámara. Tú puedes decidir (cuando disparas en manual, en automático decide la cámara) cuánta luz quieres que entre. A eso se le llama apertura.
¿Qué son los pasos?
La apertura, igual que la distancia se mide en metros (o millas… ), se mide en pasos y se nombra con f/. Si observas el siguiente dibujo verás esquemas de distintos diafragmas. Entre un diafragma y otro existe un paso, por ejemplo, entre f/2 y f/2.8 existe un paso.
Lo normal es encontrar una escala como esta: f/1.0, f/1.4, f/2, f/2.8, f/4, f/5,6, f/8, f/11, f/16, f/22, f/32… Aunque también las hay de medio paso, pero no viene al caso y no es plan de liar el asunto. El número f más pequeño significa mayor apertura y el número f más grande, menos. Digamos que va al revés, a mayor número f menor apertura y viceversa.
Entre un paso y otro la diferencia es el doble de luz (o la mitad, según si abres o cierras diafragma). Así que si tienes ajustado a f/4 y bajas un paso a f/2.8, te entrará el doble de luz. (Por eso la diferencia de precio entre el rey de los objetivos y el príncipe de los objetivos 😉 ).
Ahora volvemos al principio, un objetivo es muy luminoso cuando su máxima apertura, o su número f más pequeño es de al menos f/1.8 (focal fija) o f/2.8 (focal variable). Por eso el objetivo que suele venir con la cámara (18-55 mm) se considera malo, y no es que sea malo, es que es muy poco luminoso, pues su máxima apertura es de f/5.6 solamente. Muy poco, ¿verdad?
Y aquí la foto de un diafragma para que veas cómo son las tripas de tu objetivo 😉
¿Por qué un objetivo luminoso?
Ahora que has entendido qué es la apertura y qué es un objetivo muy luminoso (o eso espero, si no es así, no dejes de preguntar en los comentarios), te cuento las razones para tener uno.
1. Desenfoque
La apertura no sólo determina la cantidad de luz que entra en un objetivo. También tiene otro efecto, la profundidad de campo, que viene a ser la parte enfocada o nítida de la imagen, dicho de forma que puedas entenderlo. La primera imagen tiene poca profundidad de campo (mucha apertura) y la segunda mucha profundidad de campo (apertura pequeña).
En la primera sólo ves enfocado el plano donde se sitúa la hoja. De hecho, ni siquiera toda la hoja está nítida. Esto es posible porque se ha utilizado una apertura muy grande o, lo que es lo mismo, una profundidad de campo pequeña.
Esta es una de las grandes ventajas de los objetivos muy luminosos, que puedes desenfocar una mayor parte de la escena para crear mayor impacto. Al aislar el motivo de la escena destacas su protagonismo y eliminas distracciones. Los resultados en este sentido, con aperturas grandes son absolutamente maravillosos, puedes ver aquí lo que puede hacer un 50 mm f/1.4.
Resumiendo:
Sólo por esto, ya merece la pena tener un objetivo muy luminoso, sobre todo si te apasionan los retratos o la fotografía de los pequeños detalles. Pero hay más…
2. Situaciondes de escasa luz
Bien, esto es fácil, si el objetivo permite una mayor entrada de luz en el mismo tiempo que otro objetivo menos luminoso, te permitirá obtener mejores fotos en situaciones de escasa iluminación, por ejemplo en interiores.
Más de una vez te habrás visto en la necesidad de subir el valor ISO porque el flash de la cámara no te llegaba (o no te gustaba el efecto) y no tienes externo. Tampoco podías utilizar una velocidad de disparo más lenta para que entrara más luz, porque entonces el motivo salía movido. Así que no te quedó más remedio que subir la ISO para lograr una foto que no estuviera subexpuesta. Y, claro, si subes mucho este valor, acabas teniendo una foto llena de ruido, ese granito tan molesto que, si no es intencionado, estropea la imagen.
Así que si tienes intención de disparar en interiores, cuando la luz en exteriores es más bien escasa o realizar fotografía nocturna, hazte con uno cuando puedas.
3. Velocidades rápidas
Lo acabamos de comentar, un objetivo luminoso permite velocidades de disparo más rápidas, puesto que en el mismo tiempo deja entrar más luz. Necesario cuando disparas objetos en movimiento o cuando no puedes utilizar trípode aunque la escena permanezca quieta.
Si, por ejemplo, quieres fotografiar niños o te gusta la fotografía callejera, un objetivo muy luminoso te hará la vida más fácil.
4. Bokeh con formas
¿Que qué es el bokeh? Tiene que ver con la razón uno, la profundidad de campo. Y mejor que lo veas, porque aquí es bien cierto lo de que una imagen vale mil palabras.
Para conseguir este efecto necesitas un objetivo muy luminoso, te guste o no, pues tendrás que usar aperturas muy granes. En realidad, de difícil tiene el nombre, porque es bien sencillo de lograr (mira aquí). Lo único es que con aperturas tipo f/4 pues como que no lo vas a conseguir…
5. Fotografía deportiva
El deporte (salvo el ajedrez ;P), es velocidad, son movimientos constantes y muy rápidos. Por eso has de utilizar velocidades de disparo también muy rápidas si lo que quieres es congelar el instante (como en la imagen de abajo). Cuanto más luminoso sea tu objetivo, más rápidas podrán ser las velocidades de disparo (sin tener que recurrir al «peligroso» ISO).
¿Te gusta la fotografía deportiva? Pues ya sabes… 😉
Creo que estas son razones más que suficientes para que cuando decidas comprar un objetivo optes por uno muy luminoso. Notarás la diferencia. Es un salto, un gran salto. Ayer mismo, un amigo me dijo: «Quiero comprarme una réflex para poder hacer fotos-de-esas-con-el-fondo-muy-desenfocado«. Ahora sabrás que le dije que no era cuestión de cámara, sino de objetivo ;).
Si estás pensando comprar algún objetivo, aquí tienes tres artículos que pueden ser de tu interés:
Y hasta aquí el artículo de hoy, espero que te haya sido de utilidad. Si ha sido así te agradeceré de corazón que lo compartas. ¡Hasta pronto!