chica acostada rodeada de fotos
Fotografías cortesía de: Brigitta Schneiter,Thought Catalog,Javardh,Noah Feldman,Jamie Fenn,ian dooley, Yanapi Senaud, Bajo Licencia de Creative Commons.

9 Obsesiones del fotógrafo. ¿Te identificas con alguna?

Imagino que todos aquellos que desarrollamos alguna actividad artística tenemos tendencia a ciertas rarezas, a ciertas manías y obsesiones que nos hacen un tanto extraños a los ojos de todos aquellos que no comparten nuestros gustos y aficiones.

Debo reconocer que los fotógrafos y fotógrafas, vistos desde fuera, somos un tanto curiosos, y cuanto más nos especializamos en algo, peor. Sólo hay que vernos jugándonos la vida al anochecer saltando por la montaña, dispuestos a pasar frío durante toda la noche para conseguir una foto de estrellas.

Por no hablar de la ansiedad que sentimos ante una escena fotografiable si nos hemos dejado la cámara en casa, de cómo desconectamos de la conversación de nuestro acompañante cuando vemos una luz interesante, o cómo de repente se nos puede ver arrastrándonos por el suelo o encaramados a un árbol para conseguir una perspectiva diferente.

Sí, a veces hacemos cosas un tanto extrañas y, como todos, tenemos nuestras manías particulares, nuestras obsesiones y rarezas. Hoy vengo a compartir algunas contigo, no sé si serán las tuyas o si alguna vez lo fueron, porque las obsesiones, como todo, evolucionan. Algunas las tuve y me curé de ellas, otras son nuevas y otras, seguro, están por venir.

Espero que hagamos un ejercicio de empatía juntos, que compartamos rarezas, que lugares como Blog del Fotógrafo nos hagan sentirnos menos solos en nuestras chaladuras personales :-).  Allá voy.

Fotógrafo en el río

1. El equipo fotográfico

¡Ay, el equipo! Da para un libro de obsesiones por sí solo, entre los de tipo consumista y los de tipo cuidados del equipo, podríamos escribir varios tomos 😉

  • Los megapíxeles: No sé por qué pero de entre todas las prestaciones de una cámara, la que más obsesión genera es el número de megapíxeles 🙂 . Es una de estas obsesiones que vamos perdiendo a medida que aprendemos algo más de fotografía y nos damos cuenta, de una vez por todas, de que cualquier cámara del mercado cumple muy de largo con la calidad necesaria que necesitamos para trabajar.
  • Las marcas: Sé que hay muchos puristas que disfrutan analizando cada una de las prestaciones, características, a los que les encanta comparar marcas y modelos y formar parte de un lado o del otro de los “istas”. Para mí, es puro marketing. A día de hoy, todas las marcas cumplen más que de sobras con lo que podemos esperar de ellas los simples mortales.
  • El último modelo: Otro clásico cuando hablamos de obsesiones con el equipo fotográfico es ansiar siempre el último modelo del mercado sin pararnos a analizar las diferencias con el anterior.

Muchas veces estas diferencias son escasas o imperceptibles para nosotros a la hora de trabajar y además suele haber mucha diferencia de precio entre el nuevo y el anterior. Por ello, es importante considerar si el modelo menos nuevo cumple con nuestras expectativas para ahorrarnos un buen pellizco que podemos invertir en otro tipo de material fotográfico como puede ser un buen objetivo.

  • Que sea nuevo: Sobre todo al principio, nos cuesta atrevernos con el mercado de segunda mano, pero vale la pena familiarizarse con él, ya que a veces nos permite conseguir objetivos u otro tipo de material que de otra forma serían imposibles de conseguir.
  • Más caro es mejor: Sí y no. Es decir, una cámara de 2.000 Euros será mejor que una de 400 Euros sobre el papel. Ahora bien, ¿Será mejor para ti? ¿Tener 200.000 botones que no sabes ni cómo utilizar? ¿Una cámara que pesa 3Kg y cuyos objetivos compatibles valen un pastón? ¿Una cámara que genera archivos de 40MP por foto? ¿En serio?
  • Objetivos zoom con mucho rango de distancia focal: Este también creo que se supera pasado un tiempo en fotografía. Al principio nos parece que tener un 18-300mm es lo mejor que nos ha pasado en la vida, mucho mejor que un 18-80mm e infinitamente mejor que una focal fija. Pero lo cierto es que los objetivos que abarcan tantísimo rango no son los mejores en cuanto a calidad. Suelen tener poca luminosidad y ser de peor material para poder hacerlos competitivos en precio. Piensa que una buena óptica de estas características suele ser impagable para los simples mortales.

Fotógrafo con una Nikon analógica

2. La composición

Otra obsesión que lleva de cabeza a muchísimos fotógrafos es la composición y en concreto las reglas de composición.

Que si no hay que centrar, que si la regla de los tercios, que si la ley del horizonte, las líneas, el peso visual, el espacio negativo, y un montón de conceptos más que sí, que hay que conocer, que sí, que tienen su explicación y que sí, que hay que saber aplicar.

Pero también es cierto que, en el momento en que se vuelven una obsesión, perdemos espontaneidad y pueden llegar a condicionar y encasillar nuestra creatividad. ¿Mi consejo? Que seas tú mismo, que utilices los conceptos que aprendes como una herramienta más, que a veces necesitas y otras veces no, y que nunca abandones tu propio estilo por seguir las normas.

Siempre digo que si todos/as siguiéramos las normas a rajatabla el arte sería todo igual, no tendríamos Picasso, ni Pollock, ni Miró, ni Warhol, ni Queen 😉 . Así que aprende el lenguaje para poder escribir por ti mismo.

3. Los datos EXIF

Otra obsesión curiosa que he visto mucho cuando estamos aprendiendo es la necesidad saber el cómo se hizo con una intensidad algo desorbitada. Seguro que si no la has tenido tú, habrás visto muchos fotógrafos y fotógrafas preguntando cómo hiciste la foto, con qué abertura, con qué objetivo, con qué velocidad, ISO o cámara…

A veces pensamos que para obtener una foto igual que las que vemos necesitamos simplemente copiar los parámetros, cuando a la larga te das cuenta de que los parámetros que intentas copiar no te sirven de mucho si estás en un momento distinto, con una cámara distinta, una luz distinta…

Influyen millones de cosas y, si bien está bien fijarse en ellos para, por ejemplo, ver la relación entre una abertura de diafragma y un desenfoque o la de una velocidad de obturación y la congelación (o no) del movimiento, creo que deben servirte simplemente para eso.

una cámara réflex en el aire

4. La técnica

Supongo que en cierto modo va relacionado con el punto anterior y supongo que también va muy relacionado a los intereses personales de cada uno. Porque no me malinterpretes, está bien, muy bien de hecho, aprender técnicas para ayudarte a tener más herramientas fotográficas, pero la técnica debe ser sólo una herramienta más. No debes dejar que mate tu creatividad o te cree frustración. Estos son los puntos donde suele haber más obsesiones en la técnica fotográfica.

5. La foto perfecta

Esta me temo que es una obsesión difícil de combatir, pero que acaba siendo muy dañina si no la aprendemos a controlar. Si en vez de hacer fotografía nos obsesionamos con hacer la foto perfecta, nos perdemos muchísimas oportunidades, instantes mágicos, luces maravillosas, encuadres diferentes…

Está bien ser exigente con uno mismo/a, pero no a costa de convertir las aficiones en un reto inalcanzable. Muchas veces las fotos “imperfectas” son las que más nos gustan, las que respiran más vida y las que más alegrías nos dan 😉

Y recuerda que no hay peor foto es la que la que no has hecho.

6. Las redes sociales

Las redes sociales son un arma de doble filo muy poderosas. Bien utilizadas o concebidas, pueden ser maravillosas. Te permiten compartir tu trabajo, tus aficiones, crear comunidad, descubrir muchísima información interesante, etc. Ya las conoces 😉

Ahora bien, es fácil darles más importancia de las que tienen en realidad, vivir colgado y pendiente de los like de personas que no conoces y que ni siquiera sabes si son reales, esperar constantemente la aprobación de los demás.

No te obsesiones, cree en ti, tómate los comentarios como lo que son, comentarios, y mantente en la realidad. Si a ti te gusta una foto que no tiene ni la mitad de like que esperabas… ¿qué pasa? Absolutamente nada. La fotografía es algo tuyo, eres tú el que debe sentirse orgulloso de lo que publica, de lo que hace, que ningún like o no like te haga perder nunca el norte de vista 😉

visualizando Instagram en el iPhone

7. Las fotos de los demás

No olvides que tú eres tú y sólo tú, y que está muy bien inspirarte, coger ideas, pero compararte constantemente, copiar, o querer “ser igual de bueno que” a toda costa, no te traerá más que frustración.

Poco a poco, con práctica y tesón es probable que acabes siendo “igual de bueno que” o mejor, pero en tu propio estilo, disfrutando, y siendo tú mismo.

fotografías impresas en papel

8. La luz

Esta también nos vuelve locos a los fotógrafos 😉 Vamos hablando con alguien y de repente quedamos abducidos por una luz increíble, abandonamos todo lo que estamos haciendo y vamos a por ella ante la cara pasmada (o de risa o de enfado, dependiendo de la persona) de la persona que nos acompaña.

Esta es una obsesión de las buenas pero recuerda que cada tipo de luz puede reservar una buena fotografía, no dejes de hacer fotos porque no es la luz perfecta de manual de un amanecer o un atardecer. Se pueden hacer fotos 24 horas al día, así que no desaproveches tu oportunidad 😉 .

9. Obsesiones o manías personales

Estas son unas cuantas pequeñas manías u obsesiones que reconozco tener. Digo yo que todos tenemos las nuestras, ¿no?

  • No soporto que alguien se ponga a ver mis fotos antes de que yo misma las haya visto. No puedo con ello. Sé que es absurdo, pero me da rabia, qué le vamos a hacer.
  • No me gusta que nadie toque mi cámara sin mi permiso, ni siquiera para colocarla en su sitio si yo la he dejado en un sitio poco adecuado. Ni siquiera mi propia familia. Lo sé, de locos.
  • En composición me encantan los marcos naturales. Veo uno y veo foto, me encantan, aunque la mitad de las veces no me gusta el resultado, pero yo siempre los busco 😉 .
  • Los flares: Pues sí, también me encanta que la luz se cuele por mi objetivo. No siempre me gusta el resultado, pero me encanta ver los destellos de luz aquí y allá en medio de mi imagen.
  • Nunca dejo la cámara con la correa colgando, puedo dejarla donde no toca, pero nunca con la correa colgando. Me pone muy nerviosa no sólo la mía sino verlo en cualquier cámara de los demás.
  • Me cuesta infinito borrar fotos. Pero algo enfermizo. Y así tengo el disco duro, ni te cuento. Creo que la selección de fotos es el trabajo más difícil de cualquier fotógrafo/a.
  • Solía ser una por-si-acaso me lo llevo todo y andaba cargada como una mula a cualquier parte. Esta la he ido superando poco a poco, y mi espalda lo agradece 😉 .

un fotógrafo mirando el horizonte

Y hasta aquí las obsesiones de hoy, seguro que tú también tienes una buena cantidad de ellas y espero verlas en los comentarios 😉 Pero antes de contárnoslas, ¿podrías compartir este artículo para que llegue al mayor número de fotógrafas y fotógrafos posible para arrancarles una sonrisa? Muchísimas gracias y hasta la próxima.