Este es un artículo del autor invitado Álvaro González. Un fotógrafo profesional que nos explica por qué no es necesario, ni recomendable, tener la última cámara del mercado. Leerlo te restará mucha ansiedad por los últimos modelos 😉 .
Allá por el 2009 compraba mi primera Full Frame, una Nikon D700. Unos años más tarde, agregaba dos cámaras a mi arsenal, la D800 y otra para salir a la calle y divertirme, la Fujifilm x100s.
¿Necesitaba la D800?
Yo sólo puedo hablar maravillas de la D700. Una cámara espectacular que no me ha dejado tirado nunca. 12 Megapixeles y una calidad asombrosa (vale, le pongo buenos objetivos y eso ayuda). Pero un día Nikon saca la D800 y digo… pues mira, me tiro a la piscina: ¡36 megapixeles!
Una vez comprada vino mi desilusión. Me di cuenta de que, para empezar, 36 megapixeles son muy pesados de mover. Es decir, haces la sesión, y luego te mueres procesando en Lightroom. Ya ni que hablar de Photoshop. Con el paso de los años, y teniendo un hardware de última generación, la verdad es que actualmente el workflow es muy rápido, pero básicamente porque el hardware ya maneja bien archivos de varios megapixeles (también confieso que desde hace 3 años utilizo Capture One y es otra cosa).
Mi trabajo es muy variado: realizo muchas sesiones en exterior y también hago sesiones de estudio. La mayoría de mis clientes no tienen ni idea de si lo que les entrego son fotos hechas con una cámara u otra. A la mayoría no les importa el tamaño, ya que difícilmente imprimirán las fotos. Utilizo la D800 para el 8% de mis sesiones, después de tantos años. Los clientes utilizan básicamente mis fotos para redes sociales o para imprimirlas en un formato que no es más grande que el de una revista. Y entonces…
¿Para qué quiero más megas si sólo voy a publicar mis fotos en Instagram?
Instagram, Facebook, Twitter… todas son pésimas en cuanto al trabajo con imágenes. ¿Cuál es el tamaño máximo de una foto en Facebook? ¿Y en Instagram? No voy a decir un tamaño específico porque puede que leas esto en un mes, dos meses o un año, y para entonces ya habrá cambiado otra vez.
Pero veamos, haz esta prueba: busca una foto en Facebook de cualquier fotógrafo y bájatela a tu ordenador en la más alta calidad del mundo mundial. Verás que no pasa de pesar más de 200k. Eso significa que Facebook (o IG), por más Megapíxeles que tenga tu cámara, comprimirá y reducirá la foto a su antojo y no hay nada que puedas hacer al respecto.
¿Y si quiero imprimir las fotos?
Aquí la historia cambia. Porque dependiendo del tamaño al que quieras imprimir, puede que entonces sí necesites más Megapíxeles. Pero te pondré un ejemplo: he impreso mis fotos en un A3 (que es un tamaño considerable) realizada con la D700 y sus 12 Megapíxeles y se ve de lujo. Y he impreso una foto de Nueva York realizada con la x100s (16 Mp) en un formato de 70×105 y ha quedado estupenda (70×105, ¡has leído bien!).
Entonces… ¿cuándo la D800 me viene mejor que la D700? Pues por ejemplo cuando he realizado una foto y me doy cuenta de que la composición sería mucho mejor si hago un recorte y me quedo sólo con una parte de esa foto. Si la foto tiene 36 MP, aún haciendo un recorte importante, la imagen será lo suficientemente grande como para poderla imprimir sin problema. No pasa lo mismo con una imagen de 12 MP.
La otra ocasión en donde 36 MP son mejores que 12MP es obviamente, el retoque fotográfico. Yo agradezco poder hacer el retoque en imágenes de alta resolución, así hago zoom y voy muy al detalle. Allí, la D700 pierde por goleada.
El error de comprar la cámara justo cuando sale al mercado
En mi caso, la publicidad de Nikon hizo que yo fuese de los primeros en comprarme la D800. Error. A los pocos meses salió la D810 y obviamente corregía errores y tenía unas ventajas que mi cámara ya no tendría. Y, obviamente, mi equipo se devaluó rápidamente.
También pasó lo mismo con el flash de Nikon, el SB900, que se sobre calentaba. Al poco tiempo sacaron el SB910, que ese sí es una fiera. Aunque de estas historias hay para contar cientos. Yo porque trabajo con Nikon, pero los que trabajan con otras firmas también tienen de este tipos de historias un montón…
Y… ¿por qué no actualizo mi Fujifilm x100s?
Desde que la compré (creo que en 2014) ha habido un par de actualizaciones. Como siempre, la principal mejora es el procesador y la definición. Para los que no conozcáis esta maravilla, se trata de una cámara que no es de objetivos intercambiables, sino que tiene una focal fija de 23mm, que al estar en un cuerpo APS-C se convierte en una focal de 35mm.
La actual (x100f) tiene 24 MP en comparación con los 16 MP de mi vieja x100s. Es más rápida, tiene más resolución, se conecta por wifi, mejora el ISO… pero, sin embargo, lo único que me haría a mi replantearme el cambio es… una mejora de la óptica. Y no, no hay tal mejora, porque la lente que lleva incorporada la línea X100 es la misma desde que salió al mercado. Y es espectacular.
Estoy empezando… ¿qué cámara me compro?
Si eres fotógrafo, esa pregunta te la hará todo aquél que se inicie en la fotografía, y con los precios actuales, eso es mucha gente. Yo siempre les digo que la tecnología actual es muy buena y que la réflex más sencilla es genial (y realmente así lo pienso).
Obviamente, una vez que entran en la rueda ya no hay quien les frene de querer lo último de lo último, pero compartiré una experiencia contigo. Hace dos meses, a una amiga fotógrafa le robaron todo el equipo fotográfico. Como me dio mucha pena su situación, le presté la D700 y dos objetivos, un 50mm 1.4 de Nikon y un 105mm de Sigma. Ella era fan total de su Canon y tenía un equipo de primer nivel y, sin embargo, quedó fascinada con la Nikon y realizó trabajos maravillosos. Sí, con una cámara que tiene 10 años y un objetivo (el 105mm) que en el mercado ronda los 500 euros nuevo.
Conclusión
No importa la cámara, importa el ojo y lo educado que lo tengas.
Entonces, sinceramente, si has visto la nueva cámara de la firma tal o cual, o has visto unas fotos hechas con una nueva cámara que son una maravilla… tengo algo que decirte: la cámara es tu ojo y tu buen hacer. Antes que gastarte el dinero en la próxima super cámara, mi sugerencia es que lo gastes en formación.
Aprender online es muy barato, pero, además, ve a toda exposición fotográfica que haya en tu ciudad, visita los museos, educa tu ojo. Está bien ver fotos por Internet, pero no te olvides que tanto se ven fotos estupendas como verdaderos mamarrachos. Ese ruido puede distorsionar bastante el gusto.
¿Recién empiezas? Cómprate una una cámara muy barata o una cámara usada, un objetivo de segunda mano (estuve trabajando con un 24mm de 30 años, manual, hasta hace poco que me costó 100€) y sácale todo el jugo que puedas.
Sí, obviamente llegará un punto donde la cámara te limite, pero si estás empezando, tienes mucho camino por delante. La cámara no hace fotos increíbles, eres tú quien las hace.
Este es un artículo de Álvaro Gonzalez, fotógrafo profesional de Barcelona. Puedes seguir su trabajo en su web.
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