¿Cómo? ¿Desaprendiendo fotografía? Estarás preguntándote si te has equivocado de blog, tú buscas uno en el que se aprende fotografía, Blog del Fotógrafo, para ser más exactos 😉 Bien, no te has equivocado. Estás en el lugar correcto, lo que ocurre es que hoy te voy a hablar de un tema que en principio choca pero que es muy necesario.
Una vez que has pasado la fiebre inicial de sumergirte en el océano de la fotografía, has descubierto tus fotógrafos favoritos, te has inspirado en ellos a la hora de disparar y ves que en tus fotografías hay un poco de su esencia, es el momento justo para desaprender fotografía.
¿Qué significa desaprendiendo la fotografía?
¿Qué significa esto? ¿Por qué has de desaprender lo aprendido? Es muy sencillo. Cuando caes en la imitación, cuando tus fotos tienen más esencia de otros que tuya (algo que es mucho más habitual de lo que puedas imaginar), es el momento de pararse, dar un paso atrás y coger carrerilla, es decir, encontrar tu propia esencia, tu propio estilo. Como cualquier otro arte, la fotografía respira de tu personalidad, de tus experiencias, de tus emociones y sentimientos, no del fotógrafo o la fotógrafa que admiras.
Yo tengo un claro favorito en Instagram, muchas veces has visto sus fotos como ejemplo en artículos que comparto en el blog, se trata de Emilio Chulia. Me gusta tanto su estilo y el tipo de fotografías que hace, que sin darme cuenta, cuando disparo con el móvil acabo buscando ese estilo. Es curioso porque cuando fotografío con la réflex no me ocurre…
Bien, por mucho que me maraville su galería y admire su estilo propio, debo encontrar el mío, buscar mi camino y fotografiar con mi corazón y no con sus ojos. Y si a ti te ocurre algo parecido (piénsalo bien porque esto no es algo que te des cuenta fácilmente) deberías plantearte dar ese paso atrás.
¿Pero cómo lo hago?
Una vez que has reconocido «el problema» ;P es el momento de ponerle solución. Ojo, que no significa que no puedas volver a inspirarte jamás en la vida en su trabajo o que deseches una buena foto por ser de ese estilo, sino de encontrar el tuyo propio. ¿Qué puedes hacer tú para encontrar tu propio estilo? Bien, aquí van algunos consejos.
1. Siéntete libre. Es hora de comenzar a saltarte reglas, las estéticas, las reglas de composición y las tuyas propias, esas que te has impuesto para parecerte a Pepito o Pepita. Suéltate la melena y transgrede las normas. Ya las has aprendido ¿verdad? ¿¡No!? Ejem, ejem… Entonces tendrás que dar no uno, sino dos pasos hacia atrás. Primero conoce las normas de composición (aquí tienes algunas reglas básicas y errores de composición a evitar). Sólo cuando hayas aprendido a dominarlas, estarás preparado para saltártelas). Y ahora sí, podemos seguir. Sáltatelas, comete errores fotográficos creativos, diviértete, experimenta, busca un motivo y proponte el hacerle diez fotos completamente diferentes y no me refiero sólo a cambiar la perspectiva, sino también la iluminación, la velocidad de obturación, la profundidad de campo, el color, el movimiento, el decorado, etcétera, como si quieres disparar haciendo el pino puente ;P .
2. Haz ejercicios. Te propongo que hagas muchos ejercicios de fotografía (por ejemplo estos 100 que te propusimos desde el blog). Practicar no solo te ayuda a mejorar la calidad de tus fotografías, también te sirve para descubrir qué tipo de fotografía es la que más te gusta, con la que más comodidad sientes, la que más te permite aunar un estilo propio. Tal vez seas de distancias cortas en lugar de grandes escenarios, o descubras en los paisajes tu vocación fotográfica, o incluso decidas sumergirte al blanco y negro sin intención de retorno. La única forma de descubrir dónde está tu lugar es visitarlo. El único modo de decidir quedarte en él es estando allí. Quedarte en el arte de retratar a tu familia no hará más que limitarte e impedirte descubrir nuevos mundos fotográficos (y que conste que yo soy una enamorada del retrato 😉 , pero a lo mejor tú crees que es lo que más te gusta y descubres que no es así. Claro que para lograr ese descubrimiento debes explorar.
3. Espontaneidad. A veces tus mejores fotografías no se encuentran detrás de una gran organización, o una planificación muy elaborada y mucho menos detrás de una imitación. El instante es en incontables ocasiones lo que está repleto de magia, de belleza. Tener tu cámara siempre a mano y disparar sin pensar, con tu más puro instinto te puede regalar tus imágenes más bonitas, las más «tuyas», las que están repletas de tu esencia. No lo pienses demasiado y dispara (ya habrá tiempo de poner las líneas rectas en el editor ;P ). Aquí tienes dos ejemplos de momento espontáneo.
4. Elige un tema. Piensa un tema que a ti te inspire especialmente. Puede ser la música, el mar, la repostería, las manos o lo que te apetezca. Piénsalo durante unos días, no es necesario que lo decidas ahora mismo. Tómate tu tiempo y elige un motivo al que te apetezca dedicarle tiempo, que sepas que te inspira, que otras veces te ha apetecido fotografiar sin venir a cuento o sin saber por qué (igual te da por grietas en la pared, pues adelante). La elección es tan personal que vale todo. Una vez que elijas ese tema, tienes libertad creativa para disparar. No pienses en nada ni nadie más. Solos el motivo, tu cámara y tú. Busca ese tema allá donde vayas e intenta contar a través de tu cámara qué es lo que te inspira a ti, qué te remueve por dentro, qué te hace sentir.
5. Aparca tus miedos. Tu cámara es un equipo que te ha costado lo suyo, lo sé. Tal vez tienes miedo de que se te estropee y te cueste sacarla de casa. ¿Has pensado la cantidad de imágenes que te puedes perder si la sobreproteges? Una cosa es cuidar tu equipo y otra bien distinta es encerrarlo y privarle de situaciones espectaculares y privarte tú de divertirte. Llevarla a la playa o fotografiar los fenómenos meteorológicos (con los cuidados mínimos) no es una locura, es una necesidad que tiene tu creatividad. ¿Has pensado que igual tu estilo fotográfico se esconde tras las gotas de la lluvia? Tu estilo propio no está dentro de las cuatro paredes de tu casa, ahí está tu hogar físico, no tu sello fotográfico, sal y descubre el mundo para que el mundo te descubra a ti.
6. Deja de leer y sal a la calle. Ya has leído suficiente, es hora de que tengas una charla con tu cámara, un «de tú a tú», dile lo que esperas de ella, que sea tu compañera fiel, tu mano derecha, tu instrumento para crear y salid a la calle a buscar vuestra inspiración. Diviértete y no dejes de sentir. Tu sello estará más probablemente dentro de tu corazón que en tus ojos, es hora de cerrar los ojos y abrir el corazón.
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