Fotografías cortesía de: TempusVolat, Emilio Chulia, Javier Roche, Nathan Rupert, mendhak bajo licencia Creative Commons.

Lo Que Me Hubiera Gustado Saber Antes de Iniciarme en Fotografía

Cuando te sumerges de lleno en el mundo del aprendizaje de la fotografía (suele coincidir con el día en el que te compras tu primera réflex), ya no hay vuelta atrás. A tu cuerpo le salen las branquias propias de los peces y ya nunca más vuelves a salir a la superficie porque el océano de la fotografía te atrapa de una forma absolutamente irresistible.

Ahora bien, puede que lo de bucear en este mundo con agilidad y encontrar los tesoros «marinos» cueste más o menos. Eso dependerá de muchos factores, principalmente de lo equipado que estés cuando bajes a las profundidades (y no me refiero al equipo exterior de cámaras, objetivos, accesorios…, sino al equipo que hay en tu cabeza, al conocimiento que hayas adquirido del fondo de este océano para poder moverte en él). Si pudieras salir de vez en cuando a la superficie, el ver desde otra perspectiva te daría otra visión de las cosas, pero ya tienes branquias y difícilmente podrías respirar fuera. Además, te sientes tan confortable que por mucho que te choques con las rocas o te muerda una morena… tú no quieres salir a la superficie.

¿Pero y si te ayudara a salir momentáneamente para tener esa visión? Y si aún no te has lanzado… ¿qué tal si te doy un mapa con el que poder guiarte, te cuento dónde están los mejores arrecifes, dónde habitan las sirenas y se esconden los mayores tesoros? ¿No crees que bucear en este océano fotográfico te será mucho más fácil y gratificante? Eso no significa que no te tropieces con tiburones, quedes atrapado en alguna que otra red o pases por alguna cueva infructuosa, eso son anécdotas que tendrás que vivir igualmente dentro de este mundo, ya sabemos que ningún camino fácil lleva a algo que merezca la pena. Los tropiezos nos ayudan a crecer y los errores a aprender, pero los mapas nos ayudan a orientarnos y nos guían para encontrar nuestro camino. ¿Quieres que te muestre el mapa? Pues adelante, acomódate y sigue leyendo.

1. Inmersión por el manual de instrucciones

Sí, sí, menuda tontería de consejo, estarás pensando. Si eso ya lo sabes… ¿Pero te lo has leído de verdad? ¿Lo prometes? Si me dices que sí, tengo que aplaudirte, porque cuando tienes la réflex en tus manos, la atracción es tan fuerte que es como si el anillo de Tolkien te hubiera poseído («Mi tesoro…», léase esto con voz de Golum), y lo normal es que te olvides de ese librito que viene en la caja y que te desvela todos los secretos de tu cámara. Puede que incluso que ya no sepas ni dónde está. Pues bien, esto es muy importante, insisto, muy pero que muy importante. Porque si no lo haces no podrás sacarle todo el partido a tu cámara, perderás mucho tiempo buscando funciones y otras no sabrás ni que existen. Dedica un tiempo a leerlo y si quieres, ponte la cámara al lado y ve probando los botones conforme vayas leyendo. Así será más divertido y aprenderás  mejor y más rápido. Haberlo perdido no es excusa… pincha aquí.

Leer las instrucciones de la cámara!!!
Leer las instrucciones de la cámara!!!

2. Aprender las normas de «supervivencia»

Como en todo, en la fotografía hay unas reglas, y como todas las normas se pueden (y se deben) transgredir, pero que para ello hay que conocerlas.

3. Continuar la ruta por el sendero del «Ojo fotográfico»

Hacer fotografía no es disparar algo que te gusta, un paisaje bonito que te quieres llevar a casa lo capturas tal cual lo ves y lo guardas en esa cajita que es tu cámara para recordarlo siempre. No, la fotografía es algo más, es ver dónde hay realmente una fotografía. Si consigues desarrollar ese ojo fotográfico que es el que ve una foto donde nadie más la ve, entonces tendrás un largo camino recorrido. Algunos lo traen de «fábrica» pero si no eres de ese grupo, no te apures, se puede adquirir y con entrenamiento tendrás una agudeza visual que será la envidia de tus colegas de cámara.

Entrenar el ojo fotográfico
Entrenar el ojo fotográfico

4. Parar en el arrecife de las emociones

Todo el que llega de nuevas a este océano se obsesiona con la nitidez, la calidad de la foto… Si bien todo esto es importante, no sirve de nada si tu imagen no emociona. Toda obra de arte, sea musical, escultórica, pictórica, literaria… tiene como fin crear un impacto emocional en el público, y la fotografía no iba a ser menos. Si hubiera conocido la importancia de esto, mis fotos de los inicios no serían tan planas. Estaban tan vacías que no me dio pena tirarlas a la papelera. Aquí tienes algunos truquillos para crear ese impacto emocional o para llenar una foto de emoción.

5. Seguir al delfín

Dicen que el delfín es uno de los animales más inteligentes, por eso puede ser un buen guía dentro del agua, agarrarte de su aleta y dejarte llevar en su recorrido por lo más profundo de este océano da muchas de las claves para bucear con agilidad. Si quieres conocer 11 delfines que  puedes seguir no te pierdas el post de mi compañero Iaio sobre los mejores libros de fotografía (al menos debes tener uno).

Los mejores libros de fotografía Y, hablando de delfines, no deberías perderte tampoco estas sabias citas convertidas en lecciones exprés.

6. Asistir a tertulia de los peces

Las tertulias son para intercambiar opiniones, pero también para aprender, porque cuando escuchas a otras personas (siempre y cuando sea una escucha activa) conoces otras impresiones, otros puntos de vista y eso hace que tu mente se abra, descubra nuevos horizontes y te ayude a crecer en esa materia. Podrás o no estar de acuerdo con lo que digan los demás, pero escuchar sus opiniones te dará «sabiduría». Probablemente habrá tertulias en algún sitio de fotografía, pero lo mejor de esta afición, es que al ser tan visual, Internet ofrece una plataforma maravillosa para las tertulias virtuales, y estas son las galerías. La más conocida es Flickr, pero hay otras muchas. Ver el trabajo de otros ayuda a desarrollar el ojo fotográfico, a saber qué te gusta, qué no te gusta, cómo puedes mejorar, te ayuda en la inspiración, en la motivación… No dejes de pasear por ellas de vez en cuando, no tienes ni que moverte de la silla, así que la pereza no es excusa. Más tarde te servirán, además, para mostrar tus trabajos.

Perderse en las galerías de otros
Perderse en las galerías de otros

7. Conseguir la escafandra ideal

Esta es otra parte importante que me hubiera gustado saber antes de tirarme al agua: no existe el equipo perfecto. Al igual que no existe el traje perfecto de buceo que sirva para todo el que se sumerja, tampoco existe la cámara ni el equipo ideal. Existe uno ideal, pero para ti, en función de cómo trabajes, de qué quieres fotografiar, dónde, cuándo, por qué… Y hablo tanto de modelos como de marcas. Cuando yo comencé, me había preocupado más por ahorrar el dinero que por seguir este mapa y cometí un error detrás de otro. Te parecerá una tontería, pero me compré una Canon porque alguien me la recomendó y con los años he ido descubriendo que los fotógrafos que más me gustan suelen usar Nikon, ¿casualidad? Tal vez no, tal vez esta marca por algo se acerca más a mi estilo. Tampoco sabía que existían otras opciones. Por eso es importante ir a la tertulia de los peces 😉 Si te estás en un mar de dudas sobre qué cámara es la ideal para ti, echa un vistazo a este artículo sobre cómo basar tus decisiones de compra de material fotográfico.

¿Existe el equipo perfecto?¿Existe el equipo perfecto?
¿Existe el equipo perfecto?

8. Conocer RAW: la nueva especie submarina

Este es otro de los problemas de no leer el manual de instrucciones. Yo tardé más de lo que me da vergüenza admitir en saber qué era RAW y para qué servía. Desde que lo descubrí, mi océano fotográfico es más bonito y confortable. No te voy a explicar qué es ni cuáles son sus ventajas o inconvenientes porque lo tienes todo aquí. Pero si quieres avanzar en este arte, no puedes ignorarlo.

9. Recuperar el tesoro del barco hundido: el equipo que no ocupa espacio ni pesa

Además de la cámara, los objetivos, el trípode, etc… existen algunos «accesorios» que no ocupan espacio en la mochila ni pesan nada, de manera que la espalda no se resiente, pero que ayudan a lograr unos resultados realmente interesantes. Algunos de ellos son la perspectiva como elemento de composición, la luz como elemento creativo, el espacio negativo, la técnica de clave alta y clave baja…

10. Pernoctar en la cueva de los errores

Existen una serie de errores comunes, que si los conoces de pueden ayudarte a frustrarte mucho menos y digo menos porque, no te equivoques, frustrarte te frustras antes o después, pero eso no es malo. Es parte del camino a recorrer, el truco está en no frustrarte tanto como para tirar la toalla y que tus branquias fotográficas desaparezcan para siempre. Y luego hay otros errores «creativos» que debes cometer, al igual que hay que conocer la belleza de los errores.

11. Escuchar los consejos (no técnicos) de las sirenas

Para muchos, las musas han sido siempre una gran fuente de inspiración, y eso es lo que muchas veces necesitamos en esta pasión fotográfica. Está muy bien recibir la inspiración, que las musas (o las sirenas) te susurren al oído el mejor de los cantos… pero me temo que si ese canto no te llega cuando estás trabajando, de nada te servirá y la inspiración se escapará como el agua entre los dedos. Ojalá hubiera sabido antes de estos consejos para lograr y mantener la inspiración, ¿te los vas a perder?

12. No naufragar en la isla de la edición

Si pasas más tiempo delante del ordenador que detrás de la cámara no estás en el buen camino. Una cosa es mejorar tus imágenes y otra es pensar que las fotografías se hacen con el editor. Así que si es así, analiza cuáles son los fallos e intenta corregirlos desde la cámara, antes de disparar.

Las fotos se hacen en la cámara, no en el ordenador
Las fotos se hacen en la cámara, no en el ordenador

Pero cuidado no caigas en el extremo opuesto de pensar que la edición es un mal del diablo. Aquí Mario te da unas cuantas razones para que te quedes en el punto medio 😉

No voy a ser como Dora la Exploradora diciéndote «el mapa, el mapa, el mapa», ahí te dejo los consejos que me hubiera gustado que alguien me dijera en su día. De tu mano está seguirlos o no, pero te agradecería que los compartieras con tus contactos, tal vez ellos sí quieran seguirlos. Y si te ha parecido interesante, no te olvides de darle a «Me gusta». ¡Gracias y hasta la próxima!