La apertura, aún sin saberlo, es una de las cosas que más nos llaman la atención cuando empezamos en el mundo de la fotografía. Si venimos del Smartphone o de las antiguas y sencillas compactas, o si siempre trabajamos en automático, no somos conscientes de cómo están hechas esas imágenes que tanto despiertan nuestro interés. Vemos esas fascinantes fotografías, esos retratos de mirada extremadamente nítida, tan aislados y perfectos, esos paisajes de foco infinito. Es en ese instante, cuando pensamos ¡Menuda foto!, ¡Qué preciosidad!, ¡Qué profesional!, Es entonces cuando nos damos cuenta de que nos encantaría poder tomar una igual algún día, nosotros mismos.
A pesar de que son múltiples factores los que influyen en una imagen, uno de los más destacados es la apertura del diafragma de nuestro objetivo, y también es uno de los primeros que deberíamos empezar a conocer por su utilidad a la hora de controlar tanto la luz como la profundidad de campo (zona enfocada en la imagen).
Es con estos dos conceptos iniciales, con los que, una vez aprendidos, podrás jugar para crear imágenes creativas. Aquí te dejo algunas ideas, pero antes repasemos de forma muy breve cómo afecta la apertura del diafragma a la imagen.
Abriendo el diafragma:
Cuanto más abierto esté el diafragma de tu objetivo (valores F bajos por ejemplo F1:4, F1:8) más luz entrará a través del mismo hacia tu sensor. Así mismo, a diafragmas más abiertos, menor profundidad de campo o zona enfocada en la imagen.
Cerrando el diafragma:
Por el contrario, cuanto más cerrado esté el diafragma de tu objetivo (valores F altos por ejemplo F16 o F22), menos luz entrará a través del mismo hacia tu sensor. Respecto a la profundidad de campo, a diafragmas más cerrados, mayor profundidad de campo o zona enfocada en la imagen.
1. Resaltando elementos
Al abrir el diafragma, disminuye la profundidad de campo, lo que nos permite utilizar las zonas enfocadas de la imagen para resaltar aquellos elementos que nos interesen por encima del resto; el centro de interés.
2. Con algo de ritmo
Como fotógrafo del tipo que seas, ya te habrás dado cuenta de que una imagen la conforman mil variables, decisiones, y técnicas conjuntas. La utilización de aperturas más o menos cerradas juntamente con el ritmo de patrones repetitivos, puede ayudarte a encontrar imágenes fascinantes cargadas de ritmo y profundidad.
3. Bokeh
Esta técnica tan visual te encantará, y se hace básicamente jugando con la luz y aperturas grandes. Puedes ver cómo hacer Bokeh, en este completo artículo.
4. Distancia Hiperfocal
Aunque te parezca un concepto imposible, la verdad es que es mucho más fácil de lo que parece, y si no me crees, te lo demuestro aquí 😉 . Si antes hemos comentado cómo puedes jugar con la apertura para reducir la profundidad de campo de tus imágenes y centrar el foco en una parte de la imagen, también puedes usarla para emular esos maravillosos paisajes que has admirado siempre. ¿Visualizas esas imágenes de paisajes nítidos y de enfoque perfecto? Pues también se consiguen a través (entre otros aspectos) de la apertura de tu diafragma.
5. Perspectiva forzada
O cómo «engañar» a nuestro ojo a través de planos imposibles jugando con la perspectiva y la apertura. Para lograr imágenes como la siguiente necesitas imaginación, una mínima preparación de la escena, y una apertura de diafragma lo más cerrada posible (F alto) para que todos los planos de la imagen queden enfocados, ayudando así a la ilusión óptica de que los elementos forman partes de un mismo plano.
6. Fotografía macro
Visualmente muy atrayente, la fotografía macro nos regala imágenes de gigantes imposibles. Bichos, ojos, flores u objetos aumentados a proporciones irreales, y una profundidad de campo (zona enfocada) muy, muy pequeña que puedes usar de forma creativa para «pintar» tus fondos o el entorno de tu protagonista.
7. Con movimiento
Ya hemos comentado que la apertura no sólo afecta a la profundidad de campo de la imagen, sino a la luz que recibe el sensor a través del objetivo. Cuanto más abrimos el diafragma más luz entra a través del mismo, y cuanto menos lo hacemos, menos luz. Y la luz nos introduce otra variable: La velocidad de obturación. A más luz, a velocidades más elevadas podremos tomar las imágenes. A menos luz, deberemos trabajar con velocidades más lentas. Si lo que quieres es captar el movimiento, cerrar el diafragma te ayudará a obtener velocidades más bajas a las que fotografiar.
8. Tras las huellas del protagonista
Imagina a alguien al fondo de la escena, desenfocado, unas huellas en la arena perfectamente nítidas. Aunque el foco nos orienta visualmente por la imagen y nos señala los centros de interés, hay muchas formas de explicar o narrar en la imagen. Esas huellas son de nuestro protagonista y nos llevan a él, igual que podría hacerlo el foco, aunque en este caso, lo utilizamos de forma algo más creativa 😉
9. Mismo encuadre, diferente foco
Con aperturas grandes (F bajo), ya hemos comentado que tendremos distancias focales pequeñas. ¿Has pensado alguna vez en hacer una serie sin variar el encuadre, sólo el foco, y ver cómo cambia el sentido de la imagen dependiendo del elemento que decidas que esté enfocado? ¿Has probado a colocarlas una al lado de la otra como si fuesen una sola imagen?
10. Flares o reflejos
La apertura del diafragma, de un modo similar a lo que sucede con el bokeh, puede ayudarte a aumentar o disminuir el efecto de los rayos de luz del sol que entran a través de nuestro objetivo sobretodo en imágenes a contraluz; los llamados «flares», que solemos querer evitar a toda costa con nuestro querido parasol. Así que cuanto más abras el diafragma, más posibilidades de que las luces entren en tu objetivo, lo que puedes utilizar de forma artística, o bien evitarlo cerrando el diafragma y usando el parasol 😉
Controlar el diafragma es una de las formas más efectivas que tendrás de acercarte a esas imágenes que tanto te cautivaron las primeras veces que las viste y que seguramente te trajeron hasta aquí, hasta este momento, hasta este artículo. Porque como tú, todos hemos vivido ese momento en el que queremos saber de qué están hechas las cosas y por qué. Y esperemos que ese momento nunca nos abandone, ni esa curiosidad, ni esas ganas. Que no se nos escape el entusiasmo y las ganas de aprender y disfrutar de nuestras pasiones. Porque conocer la respuesta a cómo se tomó esa imagen, no debe detenernos, sino empujarnos a hacernos más y más preguntas. Ahora sabes unas cuantas cosas que puedes practicar hasta cansarte del diafragma. Pero para nada esto acaba aquí. 😉 Sigue preguntándote y seguirás sorprendiéndote, superándote y sobretodo, disfrutando.
Y ya sabes, si crees que alguien más puede estar interesado o interesada en conocer algunas ideas sobre cómo jugar con la apertura de diafragma para obtener unas imágenes de ensueño, compártelo y anímalos con algún por qué, en Facebook, Google+ y Twitter. Muchas gracias 🙂