Nos encanta seducir. Fotográficamente me refiero.
Es cierto que contemplar una fotografía nuestra terminada nos llena de satisfacción, pero el orgullo que sentimos a la hora de compartirla y ver la expresión de asombro y admiración en la cara de los demás, eso es una sensación gratificante que no tiene precio. Fotografiar es sobre todo comunicar. El hecho de producir un mensaje seductor que deje un efecto agradable sobre el espectador es la meta de cualquier fotógrafo.
La seducción, sin embargo, no es algo casual ni accidental. Es algo que los fotógrafos procuramos conseguir mediante el uso de ciertas técnicas o medios muy concretos. Si quieres producir una fotografía que seduzca, tienes que tener muy claro, desde el momento en que piensas tomarla, cuál es el elemento de seducción que vas a utilizar. Y no, una modelo guapa con mirada sexy no es el tipo de seducción al que me refiero. Aquí buscamos seducir al espectador. Que quien vea tu fotografía le preste especial atención, sienta unas ganas irresistibles de contemplarla durante un largo período de tiempo.
Seducir con una fotografía es conseguir que algo se mueva en el interior del espectador.
En el artículo de hoy te voy a desvelar algunas técnicas que podrás aplicar en tus próximas fotografías. Con cualquiera de estos métodos conseguirás seductoras fotografías que quedarán grabadas en la retina de todo aquel que las vea. Te incluiré igualmente algunos ejemplos concretos donde podrás ver el juego de la seducción llevado a la práctica.
Antes de entrar de lleno en el tema, te voy a pedir que abandones la lectura en este mismo punto si no estás dispuesto a llevar alguna de estas técnicas a la práctica. ¿Sabes lo que me cuesta escribir cada uno de estos artículos? Lo hago encantado porque mantengo la fantasía de que alguien al otro lado del ordenador lo leerá, lo encontrará útil, y lo llevará a la práctica.
Por favor. Te lo suplico 🙂 lleva algo de lo que leas en este artículo a la práctica. Disfruta del resultado. Gracias.
Ahora sí, al lío.
¿Seducir… para qué?
El juego de la seducción en una fotografía no lo queremos porque sí. Tiene su finalidad también.
- Por un lado, lo decía en la introducción, la satisfacción que sientes ante el hecho de que otros disfruten de tu fotografía y sientan algo bonito por el simple hecho de mirarla no tiene precio. Es una gratificación sicológica. Es algo que los que nos gusta la fotografía lo hacemos gratis. No necesitas que nadie te pague para coger la cámara, currártelo para conseguir una gran fotografía, y compartirla por ahí.
- Por otro lado, y aquí viene la parte «clave»: un espectador seducido es un espectador receptivo. Al igual que las palabras, la música, etc., la fotografía persigue la finalidad de comunicar. Queremos hacer llegar una idea, un mensaje, transmitir un concepto a la otra parte, tal vez intentar convencerle de una postura, concienciar, conseguir su simpatía hacia una causa, etc.
Pues bien, transmitir tu idea, conseguir que la otra parte se quede con ella, que le de una vuelta o dos, se convierte en algo muuuuucho más fácil si primeramente le has seducido visualmente con la foto. Una foto seductora es una foto que nos llega al corazón. Sea lo que sea el contenido del mensaje, éste también llega con ella, muy al fondo, y provoca ahí el efecto que sea.
Da igual que tu fotografía persiga fines muy nobles. Si no haces buena fotografía, si tu fotografía no seduce, si no tiene nada atractivo visualmente, tu mensaje no llegará muy lejos.
Tus fotografías tienen que seducir. En cuanto al «cómo», lo vemos a continuación.
Trucos para conseguir fotografías que seducen
Técnica Bokeh
La técnica Bokeh se consigue jugando con una profundidad de campo. Consiste en resaltar al sujeto, objeto o cosa dándole un enfoque infinitamente nítido, mientras mantenemos todo lo demás, fondo, objetos alrededor, elementos accesorios, decorado, escena, etc., lo más desenfocado posible.
Si al ver el ejemplo te gusta esta técnica, que sepas que aquí tienes todo un artículo, muy amplio, dedicado en su totalidad a esta técnica. A diferencia de lo que te pudiera parecer, déjame decirte que el Bokeh es de las técnicas fotográficas más fáciles que un fotógrafo, incluso muy principiante, puede practicar. Con ella podrás resaltar el protagonismo de tu sujeto o concentrar la atención sobre un determinado objeto. Realmente es muy fácil y permite conseguir resultados fotográficos muy buenos.
Blanco y Negro
No sé si será cosa mía, pero creo que el blanco y negro dice mucho más que el color. Parece paradójico. Cuanto más color tenga una fotografía, se supone, más emociones y más ideas, pero no es así. Precisamente la abundancia de colores en una fotografía, o el exceso de saturación e intensidad de los colores, muchas veces juega como un factor negativo, ya que distrae la atención del espectador. Los colores a veces perturban. Restan y no suman.
El blanco y negro es un clásico que no se pasa de moda. Las fotografías en blanco y negro, si están bien hechas, transmiten mayor carga emocional.
Por otro lado, el blanco y negro no funciona tan bien con todas las temáticas fotográficas. Pero bien utilizado, es capaz de cautivar al espectador y convertirlo casi en un personaje más de la fotografía.
Observa el ejemplo. Gracias al uso del blanco y negro, el fotógrafo es capaz de captar y transmitir la mirada del personaje en toda su fuerza. La misma mirada sería menos intensa si la foto fuera en color.
Perspectiva forzada
Si consigues retratar una escena que parezca algo distinta de lo que es en realidad, podrás seducir al espectador mediante la sorpresa. Las ilusiones ópticas llaman la atención debido al juego que proponen. Son una especie de mini-acertijo improvisado, ya que retan al espectador y le hacen pensar en cómo se tomó la fotografía normalmente y en qué composición se basó para conseguir ese resultado visual.
Hacer perspectiva forzada no requiere ningún equipo especial, ni tan siquiera una cámara de fotos al uso. Puedes obtener grandes ilusiones ópticas simplemente con la cámara de tu teléfono móvil. Eso sí, se requiere de un poco de inspiración 😉
Si te has quedado con ganas de inspiración, echa un vistazo a este vídeo:
Larga Exposición
El ejemplo que te traigo es de larga exposición, pero existen múltiples formas para despertar algo en el espectador a través del uso de la velocidad de disparo en general.
El ojo humano está acostumbrado a ver las cosas de forma «normal» si se me permite el término. Fotografiar con una velocidad de disparo demasiado lenta nos permite capturar cosas que el ojo normalmente no ve, o que, por lo menos, no ve de esa misma forma. Igualmente, fotografiar con una velocidad de disparo demasiado rápida nos permite obtener fotografías que no estamos acostumbrados a ver.
Aquí tienes un magnífico ejemplo de un uso muy bien logrado de la larga exposición. Una velocidad de disparo lenta le confiere al agua este efecto sedoso que ves aquí. La foto parece describir un paisaje propio de otro planeta, pero se trata de un lugar maravilloso llamado Tierra 🙂
Jugar con el color
Confieso que a mí personalmente la fotografía en color se me resiste un poco. La encuentro un poco más compleja que la foto en blanco y negro. Creo que es muy fácil caer en el error de hacer fotos llenas de colorido sin sentido alguno. Una buena fotografía en color es una fotografía en la que los colores se han juntado, dispuesto y compuesto de una determinada manera, muy concreta, para conseguir el efecto que el fotógrafo busca.
Fotografiar un conjunto de colores porque sí no tiene ningún mérito para el fotógrafo. Fotografiar un vestido lleno de colores, en sí, no es ninguna gran obra. La obra en todo caso será el vestido en sí, no su fotografía.
Sin embargo, si prestas un poco de atención a tu entorno puedes conseguir auténticas joyas en materia de fotos.
A veces la naturaleza esconde verdaderos tesoros visuales en lugares y momentos insospechados, o que pocos frecuentan. Si desarrollas el ojo fotográfico, lo entrenas con el tiempo, y te tomas la molestia de encontrarte en el momento y en el lugar adecuado, serás sobradamente gratificado.
El mundo al revés
Dale la vuelta a las cosas. Sorprende al espectador por donde no se lo espere. Introdúcele a sensaciones inusuales. Una de las maneras en que puedes conseguir esto en fotografía es mediante algo tan simple y tan al alcance de cualquiera como es el darle la vuelta la cámara.
La técnica suele dar muy buenos resultados en reflejos de lluvia por ejemplo.
Nuevos ángulos
A la hora de conquistar al espectador, la foto que más difícil lo tiene es aquella tomada desde un ángulo normal y corriente, a la altura del ojo, directamente, de frente. Sin más. Todos caemos en este error, primero porque es cómodo fotografiar de pie, mirando por el visor y disparando de frente; y segundo, porque es la visión que nos resulta más natural. La cuestión es precisamente esa, cuanto menos usual resulte la foto, más atractiva y llamativa será.
En tus próximas fotografías procura experimentar nuevos ángulos de visión. Dispara desde sitios desde donde normalmente no lo harías. Te sorprenderán tus propios resultados.
Observa el siguiente ejemplo. Gracias al ángulo poco común, tú, espectador, te sientes diferente. Te sientes más «envuelto» dentro de la escena. Más cercano, con una relación más directa y cercana con el perro.
¡Tu turno!
Te lo avisé al comienzo del artículo. Nada de lo que has leído hasta aquí te va a servir, ni lo más mínimo, si no lo llevas a la práctica. Es más. Lo aprendido en este artículo te va a resultar totalmente inútil si dejas pasar mucho tiempo antes de llevarlo a la práctica.
Sólo practicándolo irás consiguiendo resultados. Y por cierto, da igual que algo te parezca difícil, la mayoría de las veces es una mera sensación falsa. Tú coge la cámara, batería bien cargada y equipado con 2 o 3 tarjetas de memoria, y lánzate a experimentar. En cuanto veas tus primeros resultados no querrás parar.
Gracias por leerme. ¿Te ha gustado el artículo?