Es casi inevitable imaginar de primeras un paisaje repleto de color, un amanecer o un atardecer dorados, o incluso en la hora en que todo se torna azul. Esto no significa que sea la única forma de captarlo. De hecho, hay fotografías de paisajes en blanco y negro que te dejan sin aliento. Y si le quitas el color a un paisaje… ¿cómo es posible que impresione de tal forma? Te lo cuento. Pero antes, déjame que te recomiende nuestra mega guía de fotografía en blanco y negro para que puedas profundizar si te interesa este género.
Volviendo al tema, a veces pensamos que nuestra cámara es como una fotocopiadora (en color y en blanco y negro), solo que en lugar de fotocopiar formatos pequeños, es capaz de reproducir enormes escenarios. Nada más lejos de la realidad. Tu cámara no es ni por asomo una copiadora, si piensas así la estás infravalorando tanto como a ti. Tu cámara es una herramienta de creación.
Para lograr una gran fotografía de paisaje no necesitas un paisaje bonito. Si lo tienes, perfecto, te ayudará, pero necesitas algo más y más fácil de conseguir. Has de imaginarte que tienes por delante un lienzo en blanco y que tus pinceles son tu cámara, tu cabeza y tu corazón. Hoy trataremos los ajustes de la cámara por encima, pues tienes en el blog esta completísima guía sobre fotografía de paisajes con todos los consejos y trucos que puedas necesitar. En el artículo de hoy trataré de darte algunos trucos para que uses tu cabeza y tu corazón a la hora de lograr que un paisaje en blanco y negro resulte tan impresionante que uno en color (o más).
1. Ver en blanco y negro
Lo primero a tener en cuenta es que cualquier paisaje no te quedará bien en blanco y negro. Tienes que aprender antes a ver en escala de grises para comprobar que el resultado merece la pena, pues cada color tiene su equivalencia en esta escala. Lo que en color puede resultar un buen contraste, igual en blanco y negro no lo es.
Un pequeño truco es, si tienes dudas, disparar con la opción monocromo de tu cámara. Y si te gusta, no lo dudes, vuelve a disparar pero esta vez en color o a ser posible en RAW. De esta manera no perderás parte de la información que vas a necesitar a la hora de editar la imagen.
2. Mimar la composición
Si en cualquier fotografía la composición es un elemento fundamental, en un paisaje en blanco y negro cobra aún más relevancia. Como te decía al inicio del artículo, solemos esperar un paisaje en color, esto ocurre porque es la forma en la que suelen ver nuestros ojos pero también porque los colores de los paisajes despiertan muchas emociones. El color incluso puede constituir la propia composición de un paisaje, por lo que al eliminarlo, debemos tratar con mucho más mimo la forma en la que disponemos los elementos dentro del encuadre. Porque también lo hemos dicho, no se trata de reproducir, sino de crear, así que te toca distribuir los elementos del paisaje de manera que capten de inmediato la atención del honorable público.
Vale, esto así dicho es muy fácil, ¿pero cómo hacerlo? Pues aquí vienen algunos truquitos:
Usa las líneas
Si crees que las líneas sólo están en la ciudad es porque no has visto suficientes paisajes 😉 Las líneas son un fuerte recurso en composición y en blanco y negro cobran mayor protagonismo. Búscalas en los escenarios que tengas frente a ti y utilízalas para conducir la mirada hasta el centro de interés, o conviértelas en protagonistas absolutas. Y recuerda la fuerza y de las curvas en «S» y de las diagonales, son realmente potentes y llevan asociadas muchas emociones.
Recurre al minimalismo
Menos es más. Otra premisa que repetiré las veces que sea necesario sin perder la sonrisa ni que me tiemblen los nudillos al teclearlo. Menos color y menos elementos se traduce en mayor impacto y más interés. Una idea es recurrir al uso del espacio negativo para crear un paisaje minimalista de impacto. La imagen de arriba es un buen ejemplo de paisaje minimalista, pero aquí te dejo otro, que no sea por falta de ejemplos inspiradores 😉
Ritmo
No se trata de que captures a unos pajaritos entonando el bals, sino de incluir elementos repetidos que aporten ritmo a la imagen. Según el tipo de ritmo que captures podrás transmitir sensaciones distintas. Todo lo que necesitas saber sobre el ritmo visual lo tienes aquí.
3. Busca la niebla
Si eres de madrugar estás de suerte, pero si eres de retozar en la cama tendrás que hacer un esfuerzo extra, eso sí, merecerá la pena. La niebla le aporta una textura maravillosa, un halo de misterio y le confiere una atmósfera especial al lugar. Si bien es muy poco frecuente, esto la hace más interesante aún. ¡No desaproveches la oportunidad que se te presente por unos minutos más entre las sábanas! Y sigue estos consejos para fotografiarla 😉
4. Practica la fotografía de larga exposición
Las fotografías de agua en larga exposición tienen ese punto onírico, irreal y a la vez hipnotizante. La textura del agua es similar a la del brochazo de un gran pintor, en tu lienzo en blanco quedará de cine el efecto sedoso. Puedes verlo en las dos primeras fotografías y en la siguiente:
La larga exposición no sólo es para el agua, más allá del efecto sedoso, puedes captar cielos espectaculares o ciudades de infarto.
5. Usa filtros
Seguro que muchas veces has visto un paisaje en blanco y negro y te has quedado con la boca abierta y preguntándote cómo habrán conseguido ese efecto. Bien, más allá de la composición, la nitidez o el uso de la profundidad de campo, hay un truco que dará una vida completamente distinta a tus paisajes, se trata de los filtros.
Los filtros en paisaje sirven tanto para matizar la luz como para aportar mayor dramatismo. Puedes usar filtros polarizadores o de color. La verdad es que sobre estos últimos te diré que es mucho más cómodo aplicarlos con un editor que llevar encima un montón de filtros diferentes para cada ocasión. Eso sí, la diversión no es la misma delante de un ordenador que de un gran paisaje 😉
Lo que no conseguirás igual es un buen control de la luz a través de los filtros si lo haces en la edición en lugar de sobre el terreno. Aquí tienes todo lo que necesitas saber sobre filtros para paisajes.
6. Haz un buen uso de la luz
Y hablando del manejo de la luz, debes saber que en función del tipo de luz que dispongas puede cambiar completamente el paisaje. La luz dura del mediodía te servirá para lograr paisajes de alto contraste y repletos de dramatismo. Por el contrario, la luz difusa que te regalan los días nublados o las primeras y últimas horas del día, son ideales para crear paisajes más suaves y transmitir sensaciones de paz. Si lo que deseas es destacar texturas, tendrás que aprovechar cuando el sol está cayendo, de forma que las sombras se proyecten en su máximo explendor destacando cualquier relieve. Cuanto más dura y más lateral sea la luz, más destacarán las texturas y más realismo adquirirá tu imagen.
La luz es una herramienta muy poderosa, aprende a utilizarla y tus paisajes tendrán otra dimensión. Piensa qué quieres transmitir y planifica tu sesión para la hora o el día en que la luz sea la adecuada.
7. Destaca las texturas
Las texturas se ven especialmente favorecidas en las imágenes monocromo, ofréceles un lugar especial en tu imagen. En el punto anterior hemos hablado de la luz que más las destaca, ahora te recordaré que para suavizar las texturas utilices una luz difusa y que las texturas que puedes realzar en un paisaje son:
- Piedras
- Arena
- Troncos de los árboles
- Rocas
- Cielos muy nubosos
- Agua (ya te he comentado sobre el efecto sedoso 😉 )
- Niebla
Si logras que el espectador perciba el tacto rugoso del tronco, la suavidad de esa piedra redonda o sienta la esponjosidad de las nubes, le habrás conquistado sin duda.
8. Vigila el valor ISO
En la fotografía en blanco y negro, el ruido que provoca un valor ISO alto es mucho más evidente. Si no lo buscas de manera intencionada, buscando un efecto concreto, procura ajustar la ISO a un nivel lo más bajo posible.
9. Incluye cielos nubosos
Muchas veces caemos en el error de incluir un cielo completamente despejado. En la realidad es muy agradable ver un cielo azul intenso, pero en una fotografía no tiene interés, y si es en blanco y negro, menos aún. Si quieres darle protagonismo al cielo, llénalo de nubes para que provoque un fuerte impacto visual.
10. Deja que tu imagen se mueva
Puedes provocar sensaciones a través del movimiento, una suave brisa que sentir sólo con ver la imagen, una caída de vértigo, la velocidad de los coches de una ciudad…
11. Siéntelo
Si tú sientes el paisaje, tu público también lo hará. Hemos mencionado algunas estrategias para transmitir emociones con la fotografía, pero la herramienta más potente eres tú. Además de usar los trucos de contraste, luz, composición, etcétera… tendrás que sentir de verdad lo que estás haciendo para que el espectador también lo sienta, deja parte de tu alma en la fotografía. Eso sí que no te fallará. Nunca.
12. Practica
Otro «truco» que repetiremos hasta la saciedad en el blog, pues es el más infalible de todos. Practicar es lo único que te ayudará a controlar todos estos trucos casi sin pensar y a encontrar los tuyos propios. Con ella lograrás aplicar varias de estas estrategias sin darte ni cuenta y, lo mejor de todo, es el camino directo a la diversión con tu cámara y para lograr impresionantes fotografías.
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