Dependiendo en qué fase fotográfica te encuentres, hablaré de tu pasado o predeciré tu futuro. Te has comprado o te compraste tu primera cámara réflex digital (o no). Como en cualquier relación, los inicios son intensos, la adoras, quieres llevar tu cámara a todas partes, te mueres de ilusión, odias tener que separarte de ella. Todo lo que hace te parece magnífico, maravilloso, sublime. Aunque otros arqueen las cejas con desaprobación o incredulidad, tú sólo ves resultados únicos, maravillosos, dignos de los grandes clásicos 😉 .
A medida que esta relación avanza, empiezan a aparecer los primeros defectos. O aquello que antes te encantaba empieza a parecerte pesado, hasta odioso… Es la segunda fase. El desencanto, cuando se te cae la venda de los ojos y te das cuenta de la cruda realidad. Tu cámara no es perfecta, ni autónoma ni hace por sí sola grandes fotografías. Te das cuenta de que no desenfoca el fondo como quisieras, de que congela el movimiento cuando no quieres que lo haga y de que las imágenes te quedan movidas cuando no quieres, de que mide allí donde le da la gana y no donde tú pensaste que lo haría. Bien, si estás en esta fase, ha llegado del momento de pasar a la tercera fase. Intentar hacer que cambie 😉 (Sí, lo sé, con las personas no debe intentar hacerse, pero por suerte en fotografía sí puedes y debes hacerlo) Y para ello no hay otra forma de hacerlo que coger las riendas de la situación. Y eso en fotografía es sinónimo de utilizar el modo manual. Ya sabes aquello que dicen: “Si quieres algo bien hecho, tienes que hacerlo tú mismo” 🙂 .
Consideraciones básicas sobre el modo manual
Para empezar a usar el modo manual debes tener en cuenta las siguientes consideraciones básicas de los conceptos que forman el triángulo de exposición:
- Apertura de diafragma: Controla la entrada de luz a través del objetivo, así como la profundidad de campo. Cuando sueñas con esos fondos desenfocados, o con imágenes nítidas de principio a fin, aquí tienes la clave. A diafragmas más abiertos más luz y menos profundidad de campo, y a diafragmas más cerrados, menos luz y más profundidad de campo.
- Velocidad de disparo: Es el tiempo que el obturador permanece abierto. Cuanto más rápido se abra y cierre éste, más se congela el movimiento (situaciones de mucha luz). Por el contrario, cuanto más tiempo permanezca abierto éste, más movimiento quedará impregnado en la imagen (situaciones de poca luz)
- ISO: Es la sensibilidad del sensor a la luz. Cuanta más elevada sea esta, más sensibilidad pero también más ruido en la imagen (menos nitidez). Por el contrario, a menor valor ISO menor sensibilidad, pero menos ruido (mayor nitidez).
Si aprendes estos tres conceptos estás más que preparado para exprimir el modo manual a tu antojo, y se te abre un mundo donde todo es posible (fotográficamente hablando 😉 ) Ahora bien, como no es oro todo lo que reluce, también te vas a encontrar con algunos problemillas que por suerte tienen solución. Veamos cuáles son y como podemos solucionarlos 🙂
1. No tener ni idea de lo que se está haciendo
Si eres de los que tiene poca paciencia, no sabes lo que es un manual de usuario, lees un par de líneas del blog y empiezas a saltar palabras, a leer en diagonal deseando que por ciencia infusa se transmita la información a tu cerebro en plan Matrix para poder aplicarlo de forma inmediata, debo decirte un par de cosas: 1. Te entiendo y 2. No, no funciona, por experiencia propia te digo que empezar a mover rosquita arriba y abajo, botoncitos arriba y abajo sin saber lo que estás haciendo no te va a funcionar de ninguna de las maneras. Si no sabes lo que haces no conseguirás ni un resultado medio aceptable a menos que tengas mucha, mucha suerte.
¿La solución? Volver al punto inicial de este artículo “Consideraciones básicas sobre el modo manual” y, a ser posible, profundizar cada punto por medio de los enlaces sugeridos 😉 .
2. Utilizarlo en todas las situaciones
Otro de los errores comunes cuando nos adentramos en el modo manual, es pensar que es el mejor modo en todas las situaciones. Bien, no es cierto, y creerlo puede llevarnos a acabar odiando el modo manual por ser poco efectivo, complicado, y darnos malos resultados pese a nuestros esfuerzos. Cuando te decimos que es una pena desperdiciar las posibilidades de tu réflex usando el modo automático, no necesariamente debes pasarte al otro extremo 😉 Existen modos semiautomáticos que se adecúan a muchas situaciones, permitiéndote aunar la rapidez del modo automático, con la posibilidad de formar parte en las decisiones a tomar.
3. Lentitud
Ligando con el punto anterior, este es uno de los principales problemas del modo manual. No es el más rápido del mundo, y aunque con la práctica es evidente que la velocidad en las decisiones y el manejo mejoran muchísimo, es difícil que te funcione en situaciones en las que necesitas mucha velocidad de reacción, por ejemplo en situaciones cambiantes de luz, en deportes, streetphotography, eventos, etcétera.
Para ello, en este tipo de situaciones, es más recomendable que te adentres en los modos semiautomáticos (o semimanuales, depende de cómo lo veas 😉 ) de prioridad a la velocidad y a la apertura.
4. Ajustes erróneos
Al margen de que estés utilizando bien o mal los ajustes del triángulo de exposición (apertura, diafragma, ISO), como seres despistados que somos, no es extraño que nos olvidemos de que en el modo manual hay que ir realizando ajustes manualmente de forma constante. Es decir, en la mayoría de situaciones donde la luz es cambiante, o los colores de lo que estamos fotografiando son distintos, los valores de exposición serán diferentes y, por lo tanto, variarán los unos de los otros. Si no hemos realizado los ajustes pertinentes de forma previa cada vez que cambiamos los valores de exposición (y repito, en una misma escena, depende de donde midamos la luz pueden variar mucho de unos a otros), tendremos imágenes mal expuestas. O lo que es lo mismo, no te puedes lanzar a tomar fotos sin pensar, o centrándote exclusivamente en el encuadre o la composición. El modo manual invita y exige paciencia y reflexión.
5. Enfoque manual
Cuando no había más remedio, cuando teníamos una cámara del año de la María Castaña, siempre enfocábamos en manual. Pero hasta yo que soy una firme defensora de las cámaras analógicas, veo las bondades de los modos automáticos de la mayoría de cámaras. Siempre que no estés delante de un paisaje, un bodegón, haciendo fotografía macro, escenas con un contraste mínimo, oscuridad, etcétera donde la cámara se pierda con facilidad o necesites un enfoque extremadamente preciso, lo mejor es trabajar con alguno de los modos de enfoque automáticos de tu cámara. El modo manual requiere tiempo y precisión. Si no lo tienes, los modos automáticos trabajan a la perfección 😉
6. Incomprensión
El truco del modo manual es llegar a conocerlo profundamente. Sólo así es posible exprimir todo su potencial. Cuando te plantes envidioso delante de una imagen y pienses Dios mío, ¿Cómo habrán hecho esta foto? Casi puedo prometerte que fue en modo manual 😉 Dominando el modo manual puedes pintar con luz, fotografiar un camino de estrellas, la pupila de una lagartija, aguas sedosas, puedes borrar de un plumazo el fondo desenfocándolo, puedes fotografiar el movimiento o congelarlo, o todo a la vez. Puedes fotografiar el desierto, la nieve, la lluvia o la niebla.
El modo manual es el único modo con el que conseguirás todo lo que te propongas. Todo lo que sueñes, todo lo que imagines, todo 🙂 Así que olvídate de correr, volvamos a la slowphotography igual que estamos intentando volver a las slowcities o a la slowfood 😉 Sé que te comenté que a veces los modos semiautomáticos funcionan mejor para determinadas situaciones. Bien, olvídate de ellos por el momento y sumérgete en el manual. Desde mi punto de vista, la única forma de dominar todos los otros modos de disparo es dominando el modo manual. Una vez lo domines, entonces sí, los modos semimanuales te ayudarán en muchísimas situaciones. Sobre todo cuando sepas lo que estás haciendo y por qué 😉
Espero que este artículo te haya resultado útil, pero sobre todo espero que te convenza y te anime a practicar el modo manual. Poco a poco, con paciencia y perserverancia, conseguirás dominarlo y, consecuentemente, conseguirás todas aquellas imágenes que te propongas. Ah, y si crees que alguien necesita un empujoncito con el modo manual, compártelo. Gracias y hasta la próxima 🙂