Ahora mismo tienes en tus manos el tesoro más codiciado, tu regalo más ansiado, el oscuro objeto del deseo que tanto tiempo llevabas anhelando. Probablemente te sientes como Gollum en el Señor de los Anillos gritando «mi tesoooorooooo» y notes que, como si del anillo se tratara, el poder de la cámara te esté atrapando y te vuelque sin freno a disparar fotos por doquier, así, de la caja a tus manos y directamente a apretar el botón de disparo, sin pasar por la casilla de salida 😉 .
Si antes has manejado una refléx, estupendo, déjate atrapar por el poder de la réflex, pero si es tu primera cámara de fotos réflex, como reza el título, si es la primera vez que tienes una en las manos durante más de un minuto, por favor, antes de dejarte embaucar por el poder del anillo o pasarte al lado oscuro de la fuerza (con tu permiso me cambio de saga que me viene mejor para explicarte lo siguiente), deberías leer este artículo. En serio 😉 Voy a decirte lo que puedes hacer para aprovechar mejor tu recién estrenada adquisición. Porque puedes dejarte llevar por el lado oscuro de la fuerza o entrenarte como un buen Jedi. Tú decides 😉
Día 1. Leer el manual de instrucciones
Ay, sí, qué obvio, ¿verdad? Probablemente pienses que debería saltarme este paso tan evidente… Pues no. Por la sencilla razón de que más del 90% de personas que tienen en sus manos su primera réflex no se leen el manual (o al menos al principio) y pongo la mano en el fuego por ello. Es que es tan tentador ponerte a disparar del tirón… total, si están los modos automáticos y hay dibujitos en los botones… ¡Meeec! ¡Error! ¿Sabes por un casual la cantidad de opciones y ajustes que posee una cámara réflex? ¿Te haces una ligera idea de las posibilidades que presenta?
Si no te lees el manual de instrucciones podrás disparar una fotografía (o muchas) pero no le sacarás ni un 15% de su rendimiento. Y entonces tendrás que preguntarte que para qué querías una réflex, si con una compacta te valía. O te frustrarás porque no lograrás las fotografías que pensabas lograr con tu réflex. Sí o sí. Léete el manual, con la cámara al lado, botón a botón, opción a opción. Recorre el menú de cabo a rabo con el manual al lado, leyendo cada uno de los apartados. Esto te puede llevar un día o dos, o incluso más, según el tiempo que puedas dedicarle. Pero te aseguro que si no lo lees entero, habrás tirado el dinero. Conoce tu cámara para exprimirla al máximo, para ser más veloz a la hora de disparar, para no perderte en el menú y perder una foto, para no desesperarte en el momento más inesperado.

Día 2. Pasea por los distintos modos, automáticos, semimanuales y manuales

Tu cámara presenta distintos modos de disparo. Los automáticos, como el modo automático, el modo de retrato, de paisaje, de deporte, etcétera, con los que no tienes que hacer nada, la cámara lo hace por ti. Luego están los semimanuales con los que tú ajustas un parámetro y la cámara el otro; o el manual, en el que tú eliges tanto la velocidad de disparo como la apertura del diafragma. Los modos automáticos están bien para una emergencia. Pero ya está. Si tienes una réflex es para ir más allá del modo automático. Conoce el modo programable, el modo de prioridad de apertura, el de prioridad de velocidad y el modo manual y cuándo utilizarlo. Para ello, léete este artículo con tu cámara en mano, pruébalos y poco a poco irás descubriendo cuál se adapta mejor a tu estilo de fotografía o cuál usar en cada momento. Por ahora, sólo necesitas conocerlos y al menos disparar unas pocas veces con cada uno de ellos para ver las diferencias.
Día 3. Practica con el triángulo de la luz
Cuando pruebes con los modos semimanuales o el modo manual, verás que unas fotografías te salen muy oscuras, otras demasiado luminsosas o quemadas. Para lograr una correcta exposición debes aprender a dominar el conocido triángulo de la luz: apertura, velocidad, ISO. Sólo cuando conozcas cómo funcionan cada uno de estos parámetros, cómo influyen en la fotografía y cómo se relacionan entre ellos, lograrás una correcta exposición con el modo manual. Léete este artículo de Mario y lograrás ser un mago de la luz 😉 No te desesperes, esto no se consigue en un día ni dos, la teoría sí, pero deberás practicarla muchos días y semanas más hasta lograr dominar la luz en tus fotografías. Si sabes esto te ayudará a no desanimarte.
Día 4. Juega con el enfoque y la profundidad de campo
Uno de los aspectos que más anhelabas lograr con tu cámara seguro que era lo de conseguir una parte de la foto enfocada y otra no. Esto es un efecto muy visual y evidente en un primer vistazo, por eso es una de las primeras cosas que te propones lograr con tu réflex. Para ello pon tu cámara en modo de prioridad de apertura y abre el diafragma al máximo, después realiza la misma fotografía cerrando el diafragma. Igualmente puedes hacer varias pruebas enfocando el primer plano y después el fondo para observar los distintos efectos. Ojo, no esperes milagros con el objetivo del kit, no suelen tener una apertura demasiado amplia, aunque lo suficiente para que aprendas a manejar este concepto.
Antes de continuar, una cosa rápida que te podría interesar: acabamos de lanzar FOTOGRAFÍA SIN SALIR DE CASA, un nuevo formato digital con el que ponemos a tu disposición 101 ejercicios de fotografía que podrás practicar desde la comodidad de tu casa. Ahora que estamos de confinamientos y con esta situación un poco rara, quizás quieras echarle un vistazo (disponible aquí).
Dicho esto, volvemos al asunto...

Día 5. Juega con la velocidad de disparo
Si en la jornada anterior practicaste con la profundidad de campo, hoy te toca practicar con la velocidad de disparo. Este parámetro será el que te permita congelar el movimiento, como a la hora de fotografiar una gota de agua que cae, o transmitir movimiento, capturarlo, como con los haces de luz que dibujan los coches en una carretera nocturna. Trabajar con velocidades de disparo lentas te permite también lograr el efecto sedoso del agua, o sorprendentes efectos creativos como estos.


Estas dos últimas jornadas también te servirán para practicar el triángulo de la luz y afianzar conceptos 😉
Día 6. Conoce los distintos modos de medición de luz
Además del triángulo de la luz, debes saber que para lograr una correcta exposición hay otro parámetro que puede influir en gran medida. Y es la forma en la que se mide la luz. Al leer el manual de instrucciones te encontraste con términos como medición evaluativa, medición puntual o medición ponderada al centro. Bien, retoma este punto y realiza la misma foto variando el modo de medición. Haz varias pruebas, con distintas situaciones lumínicas y comprueba los diferentes resultados.
Día 7. Aprende a sujetar tu cámara… y sal a descubrir el mundo con tu réflex
Aunque pueda parecer que cualquiera sabe sujetar una cámara, no es algo tan fácil ni tan instintivo. Sujetar bien tu cámara réflex puede marcar la diferencia entre una foto movida o una foto perfecta. Existen otros muchos factores para obtener fotos nítidas, pero de nada servirán controlarlos todos si tu cámara trepida justo en el momento del disparo por no sujetarla bien o no tener la postura adecuada. No te pierdas este artículo que te explica todos los detalles para aprender a sujetar correctamente una cámara réflex.

¡Sal!
Ya estás preparado, tienes el entrenamiento básico para dejar que tu fuerza inunde tus fotografías. Conoces tu cámara, los principios básicos. Es hora de que salgas a disparar y aprendas a componer, a emocionarte y emocionar, a disfrutar y a divertirte haciendo una de las cosas que más te gustan en el mundo: fotografíar.
Si antes de poder salir te sobra algo de tiempo, también te interesa leerte este artículo de cosas que deberías hacer cuando tengas tu cámara y este otro en el que te cuento algunas lecciones que me habría encantado que compartieran conmigo antes de iniciarme en este mundo, ¡ojalá a mi me hubieran contado antes todas estas cosas!
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